Desbordar las plazas (15 M)

El pasado 19 de junio FANDANGO-REVOLUCIÓN y algunos aliados repartimos el siguiente panfleto en la manifestación convocada por acampadaalm en Almería. Creemos que es un texto que explica magníficamente las posiblidades que tenía (y tiene) el movimiento 15 M de expandirse y de dar una vuelta de tuerca más a esta sociedad dominada por políticos, periodistas, militares, empresarios, sindicatos que

NO NOS REPRESENTAN.

Nuestra sensación es que el panfleto fue bastante bien acogido por los concurrentes, algunos de los cuales lo leyeron ávidamente. Es por tanto el momento de comenzar a darle nuevas formas a este movimiento antes de que se evapore con el calor del verano.

El texto es un resumen del escrito de santiago López Petit que puedes encontrar en el blog de espai en blanc. Ver texto original.

El documento tal como lo repartimos lo puedes descargar al final de la página en world y versión para imprimir.

DESBORDAR LAS PLAZAS

una estrategia de objetivos

1. El movimiento del 15 M que se ha desplegado durante estos días supone el fin de una larga etapa de obediencia y sumisión. Tomar las plazas ha sido el gesto radical que – repetido en tantas ciudades - nos ha permitido lanzar el grito colectivo de “Basta ya. Queremos vivir”. Hemos empezado a perder el miedo. Juntos hemos atravesado la impotencia y la soledad.

2. Hemos aprendido a organizarnos, a tomar decisiones colectivamente, a vivir en la calle y que la calle viviera en nosotras. La inteligencia colectiva ha sido prodigiosa ya que ha permitido llevar adelante lo que parecía imposible: crear otro mundo dentro pero también contra este mundo hecho de miseria moral y económica.

3. La novedad fundamental de nuestro movimiento es que no se construye sobre la sociedad-fábrica sino que nace al juntarse y compartirse el malestar de cada uno. No vamos a la plaza tomada en tanto que trabajadores, ciudadanos… sino que allí dejamos atrás toda identidad.

4. El nosotros que se ha formado no preexistía, no estaba latente, sino que ha surgido en el mismo momento que hemos tomado las plazas. Por esto es un nosotros abierto, abierto a todo el que quiere entrar y formar parte de él. El rumor de fondo que el poder quería acallar ha emergido. Nosotros somos los rostros de este rumor que ha terminado con el silencio del cementerio.

5. Tomar las plazas significa antes que nada tomar la palabra. Pero la palabra, el discurso no es tanto lo que se dice como lo que se hace. En las plazas tomadas lo más importante es lo que se hace y cómo se hace.

6. Ahora el problema fundamental es cómo continuar el movimiento que ha empezado, cómo seguimos adelante con un movimiento que ha sido el más importante de los últimos años y que seguramente abrirá un ciclo de luchas. Hemos gritado muchas veces “Aquí empieza la revolución”. Quizás deberíamos tomarnos en serio estas palabras. Cuando afirmamos “no somos mercancías”, “nadie nos representa” u otras frases parecidas estamos construyendo un discurso revolucionario que socava lo esencial de este sistema. El problema es si nos atrevemos a pasar de indignados a revolucionarios.

7. Como indignados sabíamos que había que atacar antes que nadie a los políticos y a los banqueros. Esta intuición era acertada especialmente por lo que hace referencia a los primeros. El subsistema político que funciona con el código gobierno/oposición es muy fácil de atacar. Basta que afirmemos de modo consecuente “nadie nos representa” y cortocircuitamos uno de los códigos fundamentales que organizan la realidad. No en vano la deslegitimación del Estado de los partidos ha crecido. En cambio no hemos conseguido erosionar el código tener dinero/no tener dinero que rige el subsistema económico. Ni por supuesto hemos sabido hacer frente a la crisis y al uso de la crisis como modo de gobierno.

8. Hay que atacar toda la realidad, esta realidad toda enteramente capitalista en la que nos ahogamos. Hay que dar un salto, atrevernos a ser revolucionarios. Más exactamente. Atrevernos a imaginar qué significa ser revolucionarios hoy día.

9. Hay que desbordar la plaza. El problema es cómo desbordamos la plaza, y para ello tenemos que pensar ya no sólo como indignados sino como revolucionarios. Desbordar la plaza es conjugar colectivamente el verbo politizar, y para ello tenemos que inventar una articulación de dispositivos que ya hemos empezado a emplear: enjambres cibernéticos, asambleas generales y de barrio, comisiones diversas…

10. La fuerza del anonimato, la fuerza de vida que somos, rechaza los modelos antiguos identitarios y sectoriales. Asimismo cualquier intento de recuperar nuestra fuerza mediante la forma partido está abocado necesariamente al fracaso. La fuerza del anonimato nunca podrá ser encerrada en una urna.

11. Desbordar la plaza no es una metáfora. Consiste en infiltrarse dentro de la sociedad como un virus, actuar como partisanos que sabotean la realidad durante la noche. Infiltrarse en la sociedad implica, en definitiva, un cuestionamiento radical de todo lo que se impone con la fuerza de la obviedad. Para que esta lucha sea efectiva tenemos que dotarnos de una estrategia de objetivos y de modos adecuados de actuación. El grito de rabia y de esperanza que ha resonado en las plazas tiene que organizarse políticamente, de lo contrario se perderá en la oscuridad. Y de nuevo el silencio entrará en nuestro corazón.

12. El gesto radical de tomar la plaza que se ha plasmado en tantas ciudades debe seguir vaciando las instituciones de poder pero tiene que prolongarse en un bloqueo real y efectivo de este sistema de opresión. No es algo imposible. Somos nosotros mismos viviendo quienes sostenemos esta máquina infernal y corrupta en fuga hacia adelante. Si verdaderamente estamos indignados tenemos que hacer de nuestra vida un acto de sabotaje y entonces todo se vendrá abajo. Todavía no sabemos qué sorpresas puede depararnos el mundo que estamos empezando a construir.

Santiago López Petit

www.espaienblanc.net

Difundido en Almería por FANDANGO-REVOLUCIÓN