Ante la Huelga General programada por los grandes sindicatos y secundada por casi todo el mundo, F-R apuesta por una Huelga General sí, pero salvaje e indefinida, escapando al control de la burocracia sindical y partidista.
Éste es el panfleto que se repartió por Almería.
¿Has sentido al menos una vez el deseo de llegar tarde al trabajo, o de abandonarlo antes de hora?
¿Has sentido al menos una vez el deseo de dejar de trabajar (sin hacer trabajar a los otros por ti?
¿Te ha sucedido sentir fuera del lugar de trabajo la misma repugnancia y el mismo cansancio que en la fábrica?
¿Ya has tenido la intención de servirte de tu máquina para fabricar un objeto que puedas utilizar fuera de la fábrica?
¿Te ha sucedido el sabotear voluntariamente unas piezas en fabricación o ya almacenadas?
Mientras saboreas la producción, ¿sientes el deseo de divertirte en sabotear las redes represivas (aparato burocrático, policía, mandos intermedios, información, urbanismo?
¿Ya has sentido el deseo de dejar de leer periódicos y de romper tu televisor?
¿Te sucede que sientas la desagradable sensación de que al margen de escasos momentos no te perteneces y te conviertes en extraño a ti mismo?
¿Ya has sentido el deseo de prender fuego a una fábrica de distribución (supermercado, gran almacén, depósito)?
¿Ya has sentido el deseo de llevarte de la fábrica o del almacén tal o cual objeto, por el simple motivo de que has participado en su producción o por el motivo, aún mejor, de que lo necesitas o lo deseas?
¿Ya has participado en el saqueo de una fábrica de distribución (supermercado, grandes almacenes, discount)?
Llegado el caso, ¿tienes la intención de partirle la cara a tu jefe o cualquiera que te trata de subordinado?
¿Te alegras de pensar que llegará un día en que se podrá tratar como seres humanos a los policías que no haya sido necesario eliminar de antemano?
¿Ya has sentido el deseo de estampar la hoja de salario en la cabeza del cajero?
¿Has escupido sobre un cura que pasa? ¿Has tenido ganas de prender fuego a una iglesia, un templo, una mezquita, una sinagoga?
¿Estás horrorizado por la destrucción sistemática del campo y del paisaje urbano?
¿Sientes el deseo de hacer el amor - no por rutina sino apasionadamente - con tu pareja, con el primer o la primera recién llegado/a, con tu hija, con tus padres, con tus amigos y amigas, con tus hermanos y hermanas?
¿Te has sentido alguna vez a disgusto en tu cuerpo siempre que las circunstancias dominantes te obligan a desempeñar un rol?
¿Sientes una instintiva desconfianza hacia lo que es intelectual y lleva a la intelectualización?
¿Sientes un idéntico desprecio hacia aquellos que hacen política y hacia aquellos que no la hacen pero que dejan que los demás la hagan por ellos?
¿Has roto desde hace tiempo tu carnet sindical?
¿Sueles sentirte harto de tu mujer, de tu marido, de tus padres, de tus hijos, e los trabajos caseros, de las obligaciones familiares?
¿Tienes a menudo la sensación de estar en un mundo al revés, en el que las personas hacen lo contrario de lo que desean, pasan el tiempo en destruirse y en reverenciar lo que las destruye, obedecen a unas abstracciones a las que sacrifican la vida real?
¿Te parece ridículo y odioso establecer una distinción entre trabajador inmigrado y trabajador autóctono?
¿Sientes la necesidad de hablar con alguien que te entienda y actúe en el mismo sentido que tú (rechazo del trabajo, de las obligaciones, de la mercancía y de la verdad de las mentiras que constituye el espectáculo?
Todas estas preguntas tienen sus respectivas respuestas y mucho más en el texto que en 1974 publicara el situacionista Raoul Vaneigem, “De la huelga salvaje a la autogestión generalizada”, que puedes encontrar en esta dirección: http://www.sindominio.net/ash/salvaje.htm
Aunque desde nuestro punto de vista la sola enunciación de las mismas es ya mucho más revelador que toda la espectacular pantomima burocrática desplegada por los grandes sindicatos en este simulacro de Huelga General.
De los mismos sindicatos que, negociando con nuestras vidas, colaboran con la perpetuación de un sistema de poder y de producción y consumo y espectáculo que no duda en sacrificar el medio ambiente, el paisaje, nuestra alimentación y hasta nuestras propias vidas en aras de un crecimiento absurdo, salvaje y destructivo.
Pero aún podemos intentar que esta huelga les sobrepase,
que se les vaya de las manos,
que se transforme en una auténtica Huelga Salvaje.
Mediante la ocupación,
la expropiación,
la redistribución de bienes,
y la continuación en el tiempo de la Huelga
hasta la eliminación definitiva del trabajo asalariado y la industria asesina.
FANDANGO-REVOLUCIÓN