Shakespeare y las mujeres

POR: VICTORIA COSTA BEIGIER

“El mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres son meros actores, tienen sus salidas y sus entradas; y un hombre puede representar muchos papeles.”

Shakespeare. El escritor más conocido, y me atrevo a decir, renombrado, del mundo. Es reconocido por sus tragedias, monólogos y sonetos, donde habla sobre el poder, el amor y la muerte. Sin embargo, hay un elemento en sus composiciones que no se analiza frecuentemente: las mujeres.

Hace un tiempo que yo ya venía hipotetizando, pero no lograba escribir al respecto. Eso haré a continuación, analizando la influencia de las mujeres en las comedias y tragedias de Shakespeare.

Usualmente, no son las comedias, las obras de este autor, en las que se hace más hincapié. Al respecto quiero señalar, que una comedia no es, cómo usualmente se piensa, una obra donde todo es cómico, sino que implica qué hay un final feliz. La resolución es satisfactoria y el orden se restablece después del conflicto.

En este tipo de obras de Shakespeare, las mujeres son escuchadas y toman un rol fundamental en la trama. Por ejemplo, Porcia, en el Mercader de Venecia, es la que salva a Antonio cuando está siendo enjuiciado.

Esta escucha a las mujeres, se da gracias a un cambio de mentalidad de la época, en donde se comienza a cambiar el concepto que se tenia sobre ellas y sobre el matrimonio.

Veamos ahora las tragedias; en estas, hay que destacar, que el orden no se restablece, es una curva descendente. Contrario a lo que pasa en el anterior caso, no se escucha a las mujeres, ellas tienen poco o nada de poder de acción. Podemos verlo en Hamlet, la obra más famosa de Shakespeare. Observamos que el personaje femenino destacado es la trágica Ofelia. Ella no es escuchada por ninguno de los hombres; se insta a que sea llevada a un convento, pero al final, termina matándose. Esta escena es muy sexualizada y romantizada en la actualidad, no se ve el trasfondo que tiene: Ofelia es un peón en las vidas ajenas. Tanto en la vida de su padre, como en la de su hermano y en la de Hamlet.

En Romeo y Julieta, el clásico romántico más conocido de todos los tiempos, la familia no escucha a la joven, lo que culmina en que ella y su amante terminan matándose. En Othello, este termina matando a su esposa, Desdemona, haciéndole caso a las habladurías del traidor Iago. Cuando ella trata de advertirle, hace oídos sordos a su esposa y a Emilia, la criada de esta última y esposa de Iago. La mata. La palabra del hombre (Iago ) tiene más asidero y se instala en su inconsciente, que la de su mujer.

Ofelia, Julieta, Desdemona y Emilia, por dar algunos ejemplos, son voces invisibilizadas, sin valor, para los personajes masculinos.

La conclusión de estas obras, es que un mundo patriarcal, donde las mujeres no tienen poder de decisión y son tratadas como objetos, está condenado a fracasar. Es increíble cómo un escritor del 1500 pudo plasmar lo que a muchos en el 2020 les cuesta entender.