juegos

Aunque los niños no juegan para aprender, aprenden jugando. Les encanta jugar y divertirse y podemos aprovechar este interés para reforzar los aprendizajes. El juego consigue captar la atención y mantener la motivación de los niños, potenciar su imaginación, creatividad y curiosidad. Por ello, los aprendizajes que se producen a través del juego suelen ser significativos y difíciles de olvidar.

El juego en familia resulta muy positivo para reforzar los vínculos entre padres e hijos y promueve la autoestima de los niños. Además, cuando jugamos en familia los niños aprenden a través de nuestro ejemplo, dando lugar a aprendizajes como seguir las normas del juego, esperar tu turno, cooperar, resolver conflictos, ganar con honradez y aceptar una derrota, aprendizajes muy útiles para la vida.

Jugar en familia es divertido y relajante, nos hace sentir bien, reírnos, disfrutar de un ambiente distendido, mejorar nuestro estado de ánimo y construir buenos momentos juntos. También ayuda a mejorar el control emocional de los niños/as, la regulación y expresión de sus emociones.

La rutina y las obligaciones diarias hacen que a veces resulte complicado sacar tiempo para jugar con nuestros hijos e hijas. Por ello, la actual situación puede ofrecernos la oportunidad de pasar más tiempo juntos. Así que... ¡A jugar!