Con el fin de promover la participación por medio del debate, el sábado 22 de mayo, la Asociación el Arka realizó una nueva versión de la iniciativa denominada “Sobre la mesa, un espacio para que conversemos sobre lo que nos interesa”. En esta oportunidad, el intercambio de ideas se desarrolló entorno a la Educación sexual integral.
Este proyecto se realiza todos los sábados con un tema diferente, el cuales propuesto y moderado por algún integrante del Arka. De este modo, cualquier persona que desee participar, puede brindar su opinión activa y respetuosamente.
El presente texto se centra en la situación de Colombia -aunque no todas las personas que participaron en el debate son de dicho país-. Estas voces permitirán a quien lea, no solo conocer un poco el panorama del país en cuanto a la educación sexual integral, sino también reflexionar acerca de la misma.
En Colombia, a partir de la resolución 03353 del 02/07/1993 -la cual surge luego de la lucha dada por la profesora Lucila Díaz Díaz, docente de Ventaquemada (Boyacá) en una escuela rural-, y de acuerdo con lo ordenado por la Corte Constitucional, la educación sexual es obligatoria en la educación formal tanto pública como privada del país, exigiendo así al Ministerio de Educación Nacional el diseño de un programa donde se abordara la educación sexual para todos los niños, niñas y adolescentes, y que a su vez, fuera vinculado a la formación regular desde preescolar hasta undécimo grado. Se habla de integral puesto que La ley de convivencia escolar (Ley 1620 de 2013), define la educación para el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos como” [...] aquella orientada a formar personas capaces de reconocerse como sujetos activos titulares de derechos humanos sexuales y reproductivos con la cual desarrollarán competencias para relacionarse consigo mismo y con los demás, con criterios de respeto por sí mismo, por el otro y por el entorno, con el fin de poder alcanzar un estado de bienestar físico, mental y social que les posibilite tomar decisiones asertivas, informadas y autónomas para ejercer una sexualidad libre, satisfactoria, responsable y sana en torno a la construcción de su proyecto de vida y a la transformación de las dinámicas sociales, hacia el establecimiento de relaciones más justas, democráticas y responsables”, lo que significa que debe llegar a todas las personas sin interesar condición alguna.
El día inició con la pregunta: ¿Realmente existe la educación sexual integral? Para Sandra Cañón, estudiante de Educación Especial, la educación sexual sí existe, la dificultad está en que en las instituciones aún el modelo tradicionalista está muy marcado. Igualmente, subraya la importancia de “quitarse ciertos tabúes para poder hablar de sexualidad”.
Por su parte, Leandro Cely, Psicólogo, argumenta que la educación sexual no existe, pues, según él, en los programas institucionales solo se toma en cuenta la prevención de embarazo y planificación, dejando de lado lo referente a las ETS (enfermedades de transmisión sexual) e ITS (infecciones de transmisión sexual). Resulta inquietante que las personas tengan dicha opinión en cuanto a la forma en la cual se desarrollan los programas de educación sexual, pues el Programa Nacional de Educación Sexual (PNES), cuyo propósito general es contribuir al crecimiento y desarrollo integral de la sexualidad de las personas que integran las comunidades educativas, está basado, entre otros ítems, en 12 énfasis (identidad, reconocimiento, tolerancia, reciprocidad, vida, ternura, diálogo, cambio, amor – sexo, responsabilidad, conciencia crítica y creatividad), los cuales deberían ser tomados en cuenta al diseñar las actividades desarrolladas en los colegios, lo que muestra claramente que no se reduce estrictamente a lo biológico y mucho menos exclusivamente a la promoción y prevención.
Siguiendo con la discusión, y en línea con lo expuesto por algunos participantes quienes refirieron la importancia de iniciar la educación sexual a edades tempranas, pues consideran que se debe enseñar sobre el cuerpo y la relación con él, lo que se debe o no permitir de unas personas hacia otras, se planteó el interrogante: ¿Qué actores deberían participar en dicha formación?, ¿cómo y por qué?
Jefferson Ramírez, Comunicador Social - Periodista, expresa que en la educación sexual integral es ideal que intervengan las familias y las instituciones educativas. “Existen muchos tabúes alrededor de la sexualidad y todavía se sataniza, hay mucho desconocimiento incluso del cuerpo”, expresa. Así mismo, menciona la importancia de hablarle claro a los menores, sin el uso de eufemismos. Argumento que se potencializa con la postura de Leandro, quien indica que es necesario hablar sin parábolas ni seudónimos cuando de sexualidad se trata; lo cual deja entrever que a nivel social no son muy claros los roles de quienes deberían participar en esta formación. Por su parte, Fátima hace hincapié en la pertinencia de enseñar en la familia el respeto y el cuidado por el cuerpo, pero sin enseñar alguna ideología.
Situando estas opiniones en lo estipulado en el Programa Nacional de Educación Sexual (PNES), es importante rescatar que dicho programa es abordado desde 4 ejes (persona, pareja, familia y sociedad), y toma en cuenta la triada persona, contexto, relación. Tal vez aquí no sea muy clara la participación de la escuela, y es porque el PNES entiende que dichos ejes, al igual que los principios y los énfasis sobre los que está construido, están presentes tanto dentro como fuera de las instituciones educativas, para las cuales su responsabilidad está en dirigir la enseñanza de los contenidos adecuados.
Retomando las opiniones de quienes brindaron sus aportes, es evidente que existe un conocimiento muy general acerca de los actores responsables de la educación sexual, pero tal vez no son tan claras las responsabilidades de cada uno de ellos, lo que termina ocasionando desinformación y, por qué no, perjuicios en quienes reciben dicha formación.
Hablar de educación sexual integral, sin duda, incluye a toda la población sin excepción alguna. Por esta razón se indagó acerca de las estrategias implementadas en los ámbitos educativos, más puntualmente se interrogó por la pertinencia de estas a la hora de reconocer dichas diversidades. Una de las opiniones más recurrentes estuvo relacionada con el hecho de ser mujer, pues pareciera que en las estrategias implementadas por las instituciones la responsabilidad recae completamente sobre dicho grupo poblacional, teniendo en cuenta que el embarazo, el aborto y los métodos de planificación son los temas que más se abordan en estos espacios, desconociendo las responsabilidades de los hombres. El sentir común es que a ellos solamente se les habla de la importancia del uso del condón, pero no de la de entender que la sexualidad es de todas las personas. Y si se está en pareja es de ambas partes, por lo que las responsabilidades deben ser compartidas. Al identificar la percepción de quienes hablan de estas estrategias, claramente se centran en lo exclusivamente erótico; Sin embargo, de acuerdo con El Psicólogo Fernando González, “El Plan Nacional de Educación sexual es un proyecto que reivindica la afectividad, el amor por la vida, por la diversidad sexual y erótica, por la equidad entre hombres y mujeres, por el ejercicio o no de la reproductividad de manera consciente y concertada”, opinión contraria a las recibidas en el ejercicio. Esto indica que realmente las estrategias se quedan cortas a la hora de intentar ejecutar el programa en las instituciones educativas.
Con el paso de la discusión también se mencionó la importancia de incluir en la educación sexual integral temas fundamentales como la orientación sexual, la identidad de género, la diversidad sexual y la clarificación de lo que conceptualmente es la sexualidad. Principalmente implementando estrategias basadas en el respeto. Que no resulten invasivas y, sobre todo, que no desconozcan las creencias individuales. Que generen transformaciones reales en los contextos particulares. Entendiendo dichos conceptos e interiorizándolos, muy seguramente mejorarán las interacciones humanas, las vinculaciones afectivas y, sobre todo, se tendría una comprensión más amplia; lo que desencadenaría una sociedad distinta construida desde edades tempranas. Es importante rescatar también la urgencia de no seguir satanizando el hablar de estos temas, tal y como se ha venido haciendo históricamente por parte de la Iglesia y de las familias, de acuerdo con lo enunciado por varias de las personas participantes del debate.
El psicólogo Fernando González explica que el Programa Nacional de Educación Sexual “parte del postulado que la sexualidad es educable, que se transforma en cada ser humano, en cada familia y sociedad. Que el ejercicio de la sexualidad puede ser la expresión más profunda del respeto por otro ser humano o su vulneración completa. Que, por ejemplo, ni la masturbación ni la homosexualidad son aberraciones, perversiones o enfermedades, sino expresiones del continuo erótico humano, que deben respetarse y asumirse como posibilidades del desarrollo humano”, postulado que clarifica la integralidad con que fue propuesto este proyecto educativo, pero que a su vez deja entrever los faltantes que existen para poder hablar de una educación sexual realmente integral.
Por otra parte, es pertinente hablar de la educación sexual integral con enfoque interseccional, más puntualmente dirigida a personas con discapacidad. En este ítem, la opinión más recurrente es la clara ausencia de estrategias realmente funcionales. Pareciera que desde las instituciones, el impartir educación sexual integral se redujera únicamente a dictar conferencias (usualmente con apoyos audiovisuales), el uso de cartillas -que por supuesto no llegan a todo tipo de población-, y una posición muy distante de la imparcialidad que se debería tener por parte de quienes dirigen estos espacios. Todo esto claramente desconoce la particularidad de algunos estudiantes y, por supuesto, los deja fuera de aprender sobre estos temas, tal y como medianamente lo hacen sus compañeros.
Para ejemplificar de forma clara, es necesario el uso de otras herramientas como elementos táctiles para personas con discapacidad visual; videos con interpretación en Lengua de Señas Colombiana para las personas Sordas -teniendo en cuenta que no todas son usuarias de español-; imágenes, diagramas claros y textos de lectura fácil para las personas con discapacidad cognitiva, entre otras tantas formas pedagógicas existentes que se pueden implementar. A su vez, estas herramientas permiten incluir realmente a todas las personas en la formación con respecto al tema tratado en este escrito. Así mismo, es necesario que los educadores se preparen para enseñar, pues justamente el uso de herramientas insuficientes es producto del gran desconocimiento que existe por parte de los docentes y de las familias. Este hecho no solo genera exclusión, sino que, a su vez, puede caer en la réplica de la infantilización y, por supuesto, de enseñar de manera errada, o simplemente no enseñar; dando validez absoluta a los mitos existentes alrededor de la sexualidad de las personas con discapacidad.
Actualmente, los medios de comunicación, las redes sociales y la internet juegan un papel muy importante en la cotidianidad de todas las personas, por lo que se indagó sobre el rol que juegan estos medios en la educación sexual integral. En este punto, quienes pusieron sobre la mesa sus opiniones, coinciden en que si se habla de los medios tradicionales (radio y televisión), no es muy positivo el panorama. Por ejemplo, Constanza Pérez, Docente, menciona la hipersexualización. “En las novelas muestran la pareja besándose y al otro día ya aparecen desnudos, escenas que generan curiosidad en los niños”, explica. Por su parte, Camila López, estudiante de Derecho, indica que en la televisión existen espacios para plantear interrogantes que son resueltos por sexólogos, psicólogos, ginecólogos, etc. Esto, según ella, resulta un tanto problemático dado que esta información principalmente está dirigida a personas que ya han iniciado una vida sexual, quienes, por ende, en su mayoría son adultos, así que no se estarían dando grandes aportes a la educación sexual integral. “Solo se enfatiza en las relaciones íntimas, desconociendo los demás componentes propuestos por el PNES”, argumenta.
Por otro lado, Jefferson Ramírez, Periodista, menciona que estos espacios en los que se responden interrogantes también aparecen en la radio e, igualmente, añade que en ese medio también urge un enfoque más amplio para que realmente sea educación sexual integral.
Él resalta que internet, utilizándose de forma responsable, puede ser una herramienta muy útil para buscar información, puesto que los insumos que allí se encuentran (textos, videos, podcast, infografías, entre otros), pueden ayudar a despejar dudas y complementar una educación sexual integral. Eso sí, reitera la importancia de la formación desde el hogar, dado que así se disminuiría la exploración autónoma de información, que, dándole un mal uso, puede producir el encuentro de datos equívocos que no alimentarían los conocimientos de quien está buscando aprender.
Para finalizar, se conversó sobre la situación actual del país en cuanto a los avances que se tienen en la educación sexual integral. Se identificó que el panorama no es muy alentador, pero no es algo que sucede exclusivamente en Colombia, sino que en realidad es algo que se repite a nivel de América latina. La religión, las creencias y costumbres propias de cada territorio, el desconocimiento y el sin fin de tabúes que existen sobre la sexualidad en general, se ven reflejados de forma muy marcada en la educación sexual integral.
La educación sexual integral es un tema que toca a la sociedad en general, tanto de forma individual como de forma colectiva. Por esto es necesario iniciar desde la casa en dicha formación. Los tabúes y los estereotipos no deberían hacer parte de la enseñanza de este tema. Solo así se podrá alcanzar la utopía de país que se tiene, en la que exista una sociedad para todas las personas, y donde la educación sexual no sea algo que alarme, sino que por el contrario forme y transforme realidades.