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La mística (del verbo griego myein, ‘encerrar’, de donde mystikós, ‘cerrado’ y, por extensión, ‘arcano‘ o ‘misterioso’) designa un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma a lo sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (zoroastrismo, judaísmo, cristianismo, islam), así como en algunas politeístas (hinduismo) y en religiones no teístas (budismo), donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.
Según la teología, la ascética ejercita al espíritu para la perfección, a manera de una propedéutica (etapa de preparación) para la mística, mediante dos vías o métodos: la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual solo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia divina o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que solo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de los que son propios una plenitud y conocimiento tales que son repetidamente caracterizados como inefables por quienes acceden a ellos.
El misticismo está generalmente relacionado con la santidad (Rudolf Otto en su obra Das Heilige, "Lo santo", 1917, lo denomina "lo numinoso": una «experiencia no racional y no sensorial o un presentimiento cuyo centro principal e inmediato está fuera de la identidad»). En el caso del cristianismo puede ir acompañado de manifestaciones físicas sobrenaturales denominadas milagros, como por ejemplo los estigmas y los discutidos fenómenos parapsicológicos de bilocación y percepción extrasensorial, entre otros. Por extensión, mística designa además el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales, en cualquiera de las religiones que poseen escritura.
El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer, en términos cristianos, el Reino de los Cielos a la Tierra. Los mecanismos son variados: bien mediante una lucha meditativa y activa contra el ego (budismo) o nafs como en el caso del sufismo musulmán, bien mediante la oración y el ascetismo en el caso cristiano, o bien a través del uso de la cábala en las corrientes más extendidas del judaísmo.
La mística (del verbo griego myein, ‘encerrar’, de donde mystikós, ‘cerrado’ y, por extensión, ‘arcano‘ o ‘misterioso’) designa un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma a lo sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (zoroastrismo, judaísmo, cristianismo, islam), así como en algunas politeístas (hinduismo) y en religiones no teístas (budismo), donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.
Según la teología, la ascética ejercita al espíritu para la perfección, a manera de una propedéutica (etapa de preparación) para la mística, mediante dos vías o métodos: la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual solo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia divina o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que solo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de los que son propios una plenitud y conocimiento tales que son repetidamente caracterizados como inefables por quienes acceden a ellos.
El misticismo está generalmente relacionado con la santidad (Rudolf Otto en su obra Das Heilige, "Lo santo", 1917, lo denomina "lo numinoso": una «experiencia no racional y no sensorial o un presentimiento cuyo centro principal e inmediato está fuera de la identidad»). En el caso del cristianismo puede ir acompañado de manifestaciones físicas sobrenaturales denominadas milagros, como por ejemplo los estigmas y los discutidos fenómenos parapsicológicos de bilocación y percepción extrasensorial, entre otros. Por extensión, mística designa además el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales, en cualquiera de las religiones que poseen escritura.
El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer, en términos cristianos, el Reino de los Cielos a la Tierra. Los mecanismos son variados: bien mediante una lucha meditativa y activa contra el ego (budismo) o nafs como en el caso del sufismo musulmán, bien mediante la oración y el ascetismo en el caso cristiano, o bien a través del uso de la cábala en las corrientes más extendidas del judaísmo.
La mística (del verbo griego myein, ‘encerrar’, de donde mystikós, ‘cerrado’ y, por extensión, ‘arcano‘ o ‘misterioso’) designa un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma a lo sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (zoroastrismo, judaísmo, cristianismo, islam), así como en algunas politeístas (hinduismo) y en religiones no teístas (budismo), donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.
Según la teología, la ascética ejercita al espíritu para la perfección, a manera de una propedéutica (etapa de preparación) para la mística, mediante dos vías o métodos: la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual solo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia divina o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que solo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de los que son propios una plenitud y conocimiento tales que son repetidamente caracterizados como inefables por quienes acceden a ellos.
El misticismo está generalmente relacionado con la santidad (Rudolf Otto en su obra Das Heilige, "Lo santo", 1917, lo denomina "lo numinoso": una «experiencia no racional y no sensorial o un presentimiento cuyo centro principal e inmediato está fuera de la identidad»). En el caso del cristianismo puede ir acompañado de manifestaciones físicas sobrenaturales denominadas milagros, como por ejemplo los estigmas y los discutidos fenómenos parapsicológicos de bilocación y percepción extrasensorial, entre otros. Por extensión, mística designa además el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales, en cualquiera de las religiones que poseen escritura.
El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer, en términos cristianos, el Reino de los Cielos a la Tierra. Los mecanismos son variados: bien mediante una lucha meditativa y activa contra el ego (budismo) o nafs como en el caso del sufismo musulmán, bien mediante la oración y el ascetismo en el caso cristiano, o bien a través del uso de la cábala en las corrientes más extendidas del judaísmo.
La mística (del verbo griego myein, ‘encerrar’, de donde mystikós, ‘cerrado’ y, por extensión, ‘arcano‘ o ‘misterioso’) designa un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma a lo sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (zoroastrismo, judaísmo, cristianismo, islam), así como en algunas politeístas (hinduismo) y en religiones no teístas (budismo), donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.
Según la teología, la ascética ejercita al espíritu para la perfección, a manera de una propedéutica (etapa de preparación) para la mística, mediante dos vías o métodos: la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual solo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia divina o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que solo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de los que son propios una plenitud y conocimiento tales que son repetidamente caracterizados como inefables por quienes acceden a ellos.
El misticismo está generalmente relacionado con la santidad (Rudolf Otto en su obra Das Heilige, "Lo santo", 1917, lo denomina "lo numinoso": una «experiencia no racional y no sensorial o un presentimiento cuyo centro principal e inmediato está fuera de la identidad»). En el caso del cristianismo puede ir acompañado de manifestaciones físicas sobrenaturales denominadas milagros, como por ejemplo los estigmas y los discutidos fenómenos parapsicológicos de bilocación y percepción extrasensorial, entre otros. Por extensión, mística designa además el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales, en cualquiera de las religiones que poseen escritura.
El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer, en términos cristianos, el Reino de los Cielos a la Tierra. Los mecanismos son variados: bien mediante una lucha meditativa y activa contra el ego (budismo) o nafs como en el caso del sufismo musulmán, bien mediante la oración y el ascetismo en el caso cristiano, o bien a través del uso de la cábala en las corrientes más extendidas del judaísmo.
Misticismul (din verbul grecesc myein, „a închide”, de unde mystikós, „închis”, și prin extensie, „arcan” sau „misterios”) desemnează un tip de experiență foarte dificil de atins, în care se atinge cel mai înalt grad de unire a sufletului cu sacrul în timpul existenței pământești. Se întâlnește în religiile monoteiste (zoroastrism, iudaism, creștinism, islam), precum și în unele religii politeiste (hinduism) și în religiile non-teiste (budism), unde este identificat cu un grad înalt de perfecțiune și cunoaștere.
Conform teologiei, asceticismul antrenează spiritul pentru perfecțiune, servind ca propedeutică (etapă pregătitoare) pentru misticism, prin două căi sau metode: purgativa și iluminativa. Misticismul, accesibil doar câtorva, adaugă unui suflet desăvârșit prin har divin sau practică ascetică experiența uniunii directe și momentane cu Dumnezeu, realizată doar prin calea unitivă, prin intermediul unor experiențe numite viziuni mistice sau extaze. Aceste experiențe sunt caracterizate de o plenitudine și o cunoaștere atât de profunde încât sunt descrise în mod repetat ca fiind inefabile de către cei care le ating.
Misticismul este în general asociat cu sfințenia (Rudolf Otto, în lucrarea sa *Das Heilige*, „Sfântul”, 1917, se referă la el ca fiind „numinosul”: o „experiență non-rațională și non-senzorială sau un presentiment al cărui centru principal și imediat se află în afara identității”). În cazul creștinismului, misticismul poate fi însoțit de manifestări fizice supranaturale numite miracole, cum ar fi stigmatele și dezbătutele fenomene parapsihologice de bilocație și percepție extrasenzorială, printre altele. Prin extensie, misticismul desemnează și ansamblul operelor literare scrise despre aceste tipuri de experiențe spirituale în oricare dintre religiile care posedă o tradiție scrisă.
Misticismul, comun celor trei mari religii monoteiste, dar nelimitat la acestea (a existat și un misticism păgân, de exemplu), își propune să reducă prăpastia care separă umanitatea de divinitate pentru a le reuni și a pune capăt alienării produse de o realitate considerată nedreaptă, pentru a aduce, în termeni creștini, Împărăția Cerurilor pe Pământ. Mecanismele sunt variate: fie printr-o luptă meditativă și activă împotriva eului (budismul) sau nafs ca în cazul sufismului musulman, fie prin rugăciune și ascetism în cazul creștin, fie prin utilizarea Cabalei în cele mai răspândite curente ale iudaismului.
Misticismul (din verbul grecesc myein, „a închide”, de unde mystikós, „închis”, și prin extensie, „arcan” sau „misterios”) desemnează un tip de experiență foarte dificil de atins, în care se atinge cel mai înalt grad de unire a sufletului cu sacrul în timpul existenței pământești. Se întâlnește în religiile monoteiste (zoroastrism, iudaism, creștinism, islam), precum și în unele religii politeiste (hinduism) și în religiile non-teiste (budism), unde este identificat cu un grad înalt de perfecțiune și cunoaștere.
Conform teologiei, asceticismul antrenează spiritul pentru perfecțiune, servind ca propedeutică (etapă pregătitoare) pentru misticism, prin două căi sau metode: purgativa și iluminativa. Misticismul, accesibil doar câtorva, adaugă unui suflet desăvârșit prin har divin sau practică ascetică experiența uniunii directe și momentane cu Dumnezeu, realizată doar prin calea unitivă, prin intermediul unor experiențe numite viziuni mistice sau extaze. Aceste experiențe sunt caracterizate de o plenitudine și o cunoaștere atât de profunde încât sunt descrise în mod repetat ca fiind inefabile de către cei care le ating.
Misticismul este în general asociat cu sfințenia (Rudolf Otto, în lucrarea sa *Das Heilige*, „Sfântul”, 1917, se referă la el ca fiind „numinosul”: o „experiență non-rațională și non-senzorială sau un presentiment al cărui centru principal și imediat se află în afara identității”). În cazul creștinismului, misticismul poate fi însoțit de manifestări fizice supranaturale numite miracole, cum ar fi stigmatele și dezbătutele fenomene parapsihologice de bilocație și percepție extrasenzorială, printre altele. Prin extensie, misticismul desemnează și ansamblul operelor literare scrise despre aceste tipuri de experiențe spirituale în oricare dintre religiile care posedă o tradiție scrisă.
Misticismul, comun celor trei mari religii monoteiste, dar nelimitat la acestea (a existat și un misticism păgân, de exemplu), își propune să reducă prăpastia care separă umanitatea de divinitate pentru a le reuni și a pune capăt alienării produse de o realitate considerată nedreaptă, pentru a aduce, în termeni creștini, Împărăția Cerurilor pe Pământ. Mecanismele sunt variate: fie printr-o luptă meditativă și activă împotriva eului (budismul) sau nafs ca în cazul sufismului musulman, fie prin rugăciune și ascetism în cazul creștin, fie prin utilizarea Cabalei în cele mai răspândite curente ale iudaismului.