La función de un educador es fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desarrollo y vida de una persona. Más allá de enseñar, un educador está o debe estar compuesto por diferentes características que lo convertirán en alguien competente en su labor y en un medio de inspiración para sus estudiantes. Entre estas cualidades, que si bien se deben desarrollar, la más importante y destacable es la de tener competencia en la materia que se vaya a enseñar. El perfil de un educador o educadora debe estar complementado, además, por el conocimiento de estrategias instruccionales que incitan al pensamiento crítico, debe poner a prueba prácticas de enseñanza apropiadas para el nivel de desarrollo de su alumnado, tiene habilidades de comunicación, motivación y manejo de la clase, conoce e integra la tecnología y sabe evaluar de manera apropiada al estudiante. Estas, fueron algunas de las cualidades y características que presentaron aquellos maestros con quienes nos topamos a lo largo de nuestros años en la escuela, estos mismos, formando parte recalcable en nuestra decisión de convertirnos en educadoras.
Por otro lado, el libro de Psicología de John W. Santrock abunda más a fondo en estas características de un buen educador. Por ejemplo, “los maestros eficaces trabajan para mejorar las habilidades de comunicación de sus estudiantes, las cuales son particularmente importantes porque han sido calificadas como las que más valoran quienes tratan de emplear individuos eficientes (Santrock, 2014, p.8)". Esta cita es de suma importancia, cabe recalcar que todos los maestros son responsables de trabajar con la lengua. Es decir, aunque no sean maestros de Español, trabajan con palabras, textos, signos y demás. Es por esto, que tanto el lenguaje como la enseñanza se debe impartir de forma “integral”. Este término fue creado por el famoso profesor Kenneth Goodman. No obstante, el mensaje que quiere llevar es que el maestro debe enseñar de forma auténtica, total o completa. De ahí que pueda impartir una enseñanza completa y no de forma fragmentada.
De acuerdo con Goodman, “El lenguaje se aprende más fácilmente cuando no nos centramos en él, sino en lo que podemos hacer con él (1995)". Lo mismo sucede con los textos, un buen maestro debe utilizar el libro como pretexto y no quedarse centrado en el mismo. Por ejemplo, si este le asigna una lectura a los estudiantes en la cual se trabaja el tema de la pobreza. El maestro puede hacer referencia a la actualidad. Con el propósito, de que los estudiantes investiguen sectores donde se ve la pobreza en algún área específica o país. Es cuestión de que una situación guíe o provoque a la otra. Porque, el objetivo es que el estudiante pueda aplicar lo aprendido a su vida. Además, ya sea que este continúe estudios universitarios, nivel graduado o no, la meta es que logren un aprendizaje para toda la vida.
Vienen a la mente recuerdos del aula de Español, en secundaria. Justamente al entrar, se sentía un ambiente cómodo, demócrata, agradable y lingüísticamente enriquecedor. A esto, se le hacía compañía con una maestra por sobre todo comprensible, dinámica, que nos motivaba a hacer de todo lo que fuéramos capaces. La conocida y “aburrida” clase de Español se transformaba en un mundo totalmente diferente, lleno de inspiración, letras, vocabulario, páginas de libretas decoradas con pensamientos cuando se nos pedía escribir. En esos momentos, en esos cincuenta minutos de clases tomados por cinco días a la semana todo el año, se instaló, más bien creció, esa semilla de ser educadoras que había dentro de nosotras. Ser educador o educadora es, una pasión con la que se nace, una misión en la vida que requiere de experiencias vividas y cercanas con respecto a la educación. Se necesitan escrúpulos para esta decisión, estar dispuestos a ser un maestro competente, a dar de lo que se nos fue dado y también de lo que nos faltó con aquellos que no daban la talla.
Es por esto que la misión con nuestros futuros estudiantes, más allá de que se sientan cómodos en el aula, es, que los mismos se puedan expresar libremente, con respeto y haciendo un buen uso de la lengua. Motivarlos a escribir, cuestionarse y expresarse libremente. De manera que aprendan a utilizar correctamente la lengua tanto dentro de la clase como fuera de ella. Lograr que lo impartido y practicado se lo lleven como conocimiento para toda la vida, poniéndolo a prueba en otras materias, en el ámbito universitario, profesional y cotidiano. Además, servir de guía, puente e instrumento para sus decisiones futuras a largo y corto plazo. La meta es, demostrar que la educación en nuestro país no está perdida, que la generación de maestros y profesores en formación que pronto se graduará tenemos visiones diferentes a las de aquellos que nos anteceden. Ser educador o educadora es mucho más que simplemente enseñar una materia, es volverse alguien constante en la vida de una persona, dejar huella tanto en el aprendizaje de esta como en su corazón y mente.
De hecho, según Freire los educadores tienen un concepto erróneo sobre la educación. Debido a que estos piensan que el rol de la educación es “transformar montones de sabiduría apaciguada, inutilizada que es transferida como ladrillos”. Es por esto, que el pedagogo y filósofo expone que el proceso de enseñanza va más allá. Por tal razón, explica con sus teorías y estudios que “enseñar es desafiar a los estudiantes a pensar su práctica desde la práctica social”. No obstante, estas reflexiones de Freire han tenido una influencia importante para la educación. Por tanto, la educación del siglo XXI busca fomentar el pensamiento crítico, atender el aprendizaje social - emocional y responder a los intereses de los estudiantes. También, busca actualizar las metodologías a unas activas y participativas. Para de esta manera, posibilitar la comprensión sobre temas relevantes a la actualidad.
En conclusión, un educador puede marcar la vida de un estudiante de manera positiva o negativa. Es decir, muchos estudiantes llegan a odiar alguna materia en particular. Quizás esto se debe a las estrategias y metodologías de enseñanza. Pero también a la falta de creatividad. Es por esto, como futuras educadoras queremos fomentar la creatividad, crear un ambiente cómodo y agradable en el aula. Todo esto, para que nuestros estudiantes se sientan entusiasmados a la hora de aprender. “Aprender es para nosotros, construir, reconstruir, constatar para cambiar, y que nada se hace sin apertura en el riesgo y en la aventura del espíritu (Paulo Freire)".
Referencias
Freire, P. (1987). Pedagogía del Oprimido (36a. ed.). México: Siglo XXI.
Goodman, K. (1995). El lenguaje integral: un camino fácil para el desarrollo del lenguaje [PDF].
Santrock, J. (2014). Psicología de la educación (5ta ed). México: McGraw Hill.