La soberanía monetaria como un problema de control de inventarios.
En la colección de Guías de Orientación de Políticas Públicas, la Organización de las Naciones Unidas publica en la guía de políticas financieras el siguiente recuadro.
Liberalización financiera y política macroeconómica
Durante las dos o tres décadas pasadas, muchos países han liberalizado las políticas que rigen la presencia y actividades de las entidades financieras extranjeras en sus sectores financieros internos, con la intención de atraer flujos de capital extranjero.
Fruto de ello es el probable incremento de la fragilidad financiera y la probabilidad de crisis monetarias y financieras, capítulos que han recibido considerable atención. Las repercusiones en la política monetaria y fiscal han recibido, sin embargo, menos
atención.
Consideremos un país que consigue atraer grandes entradas de capital extranjero, previa liberalización financiera. Si la economía no es capaz de absorber estos ingresos inmediatamente, habrá un exceso de oferta de moneda extranjera en los mercados internos que podría llevar a una apreciación del valor de la moneda nacional, lo que a su vez incidirá de manera adversa en la competitividad de las exportaciones.
Para lidiar con esta situación, los bancos centrales acostumbran a comprar dólares (por ejemplo) y acumularlos como reservas. Esto aumenta la demanda de moneda extranjera y modera las presiones hacia la apreciación de la moneda nacional. Sin
embargo esto también aumenta los activos en moneda extranjera del banco central, lo que conduce naturalmente a un aumento de sus pasivos que implica un aumento de la oferta monetaria. A fin de “esterilizar” los efectos de su mayor tenencia de activos en
moneda extranjera, el banco central suele optar por reducir su tenencia de instrumentos de crédito interno. Puesto que ésta consiste principalmente en deuda del gobierno, el resultado neto es una reducción de la tenencia y acumulación de la deuda
del gobierno con el banco central.
Para acomodar esta necesidad de reducir los activos en moneda nacional impuesta por el aumento de los activos en moneda extranjera, normalmente se deben llevar a cabo tres políticas:
(i) Recortar el déficit fiscal del gobierno para reducir sus necesidades totales de financiamiento.
(ii) En la medida en que el gobierno opte por pedir préstamos, se verá forzado a depender cada vez más del crédito más costoso del “mercado abierto” en lugar de pedir préstamos al banco central.
(iii) El banco central debe permanecer al margen de las vicisitudes fiscales, siendo autónomo respecto al gobierno, en el sentido de que no necesariamente respondiera de manera positiva a las demandas adicionales de crédito del gobierno.
Sin embargo, el banco central no es realmente “autónomo” ya que está forzado a comprar los ingresos autónomos de moneda extranjera al país, a fin de prevenir la apreciación de la moneda. Cuando haya agotado sus tenencias disponibles de títulos del gobierno mediante ventas esterilizadoras, se encontrará con que sus activos y pasivos y, por ende, el volumen de la oferta monetaria, se verán afectados por los movimientos del capital extranjero. Esta pérdida del control de la oferta monetaria implica una pérdida de soberanía monetaria.
De acuerdo al texto anterior, el banco central debe responder siempre la oferta de moneda nacional con reservas internacionales, es decir, debe recibir la moneda nacional y cambiarla por reservas en todo momento. Al vender divisas se reduce la oferta de moneda nacional y el banco central generalmente compra deuda del gobierno por el mismo monto para esterilizar la operación y que los los mercados cambiarios no alteren la oferta monetaria.
Descarga el archivo al final de la página. Si el tipo de cambio fuera de $11.00 por cada dólar, ¿importarías tus insumos? ¿cuántos dólares necesitarías? Repite el ejercicio con tipos de cambio de $9.00 y $13.00. ¿Cuál de esos tres tipos de cambio restringe más el crédito al gobierno? ¿cuál de esos tipos de cambio le conviene más a tu negocio?