Post date: 13-oct-2009 7:54:25
“Ni una inteligencia sublime, ni una gran imaginación, ni las dos cosas juntas forman el genio; amor, eso es el alma del genio.”
Wolfgang Amadeus Mozart
La cinta Mente Indomable aborda la soledad del genio desde una vocación abiertamente populista y con ciertas pinceladas de conciencia social. Es la lucha de un joven (Matt Damon) predestinado a coronar grandes exitos en su existencia, dotado de una mente prodigiosa pero condenada con una infancia sumida en un infierno de miseria y malos tratos, rico en inteligencia, pobre en recursos y sentimientos. Un lastre casi irreparable en su senda al éxito, a la felicidad; un camino que incluso él mismo se encarga de desandar, abrumado por el miedo a que el sueño se rompa, preso de un profundo desarraigo e inseguridad que oculta bajo una fachada de rebeldía y nihilismo.
Un pequeño Einstein descubierto por un profesor de Harvard –la élite económica, social y cultural-, quien considera confiar sus ganas de conquistar el brillante futuro que le corresponde a un hombre capaz de situarse en su piel y darle lecciones de vida: el peculiar psicólogo Sean Maguire (Robin Williams en el papel que adora, el de entrañable motivador de los desmotivados), otro diamante surgido de entre la basura también con su propia y pesada carga a cuestas.
La virtud de Mente Indomable -que no deja de ser una historia a grandes rasgos convencional, aunque bien diseñada por Damon y Affleck y rematada con elegancia por la versión más comercial del inconformista Van Sant- podría situarse en una cierta refundación con moraleja del mito del sueño americano, cuyo significado de éxito queda más enfocado hacia lo afectivo -colmar el alma- que hacia lo estrictamente profesional -el triunfo rockefelleriano de hacer un millón de un centavo-.
Aún así, quizás su faceta más natural y creíble –sobre todo comparada con la bastante ordinaria historia de amor entre Damon y Driver- sea esos pequeños interludios de vida entre amigos de Hunting y su pandilla, de anécdota canallesca de bar de barrio bajo y orgullo de inmigrante irlandés desheredado –clave también en las futuras películas de Affleck como director-, con referencias de voluntad semibiográfica idealizada destinadas a facilitar, todo sea dicho, el lucimiento de ambos guionistas en la interpretación de unos personajes que sienten como suyos y a los que miran siempre desde el cariño y la condescendencia.