Mª Dolores Oliver

Con el nacimiento de Carlos, mi vida ha dado un giro de 180º y estoy feliz de que haya sido así. Con Carlos estoy descubriendo cosas nuevas todos los días y me hace tener nuevas inquietudes respecto a su crianza.

Mis comienzos con la lactancia no fueron fáciles, después de un duro parto, Carlos no paraba de llorar y recurrí a los biberones de ayuda nada mas nacer. Yo quería darle el pecho a toda costa, así que insistía, primero mi leche y luego ayudita. Estuve así un mes y medio en el que conseguí quitarle las dichosas ayuditas, pero Carlos me hacia una grietas terribles. Me daba igual, yo le quería dar el pecho. No podía acudir a nadie físicamente, solo a mi madre que me ayudó en todo lo que pudo desde su experiencia (ella también me dio el pecho durante seis meses) y a mi marido que estaba siempre pendiente de lo que necesitara.

Aquí en Almería no había grupo de apoyo, así que todo mi apoyo lo recibí virtualmente a través de Internet de un grupo de madres estupendas siempre dispuestas a ayudarme. Así conseguimos pasar el bache, las grietas se fueron, supongo que porque la boquita de Carlos se hizo mas grande y nos amoldamos el uno al otro. Y así fue como empecé a disfrutar de la lactancia.

Pasaban los meses y me surgían dudas del tipo: ¿tendré suficiente leche? sobretodo cuando pasábamos algún pico de crecimiento y el estaba mas demandante. Mas tarde descubrí que eran las famosas crisis de crecimiento.

Cuando Carlos tenía siete meses, me enteré de que la liga de la leche, había retomado las reuniones en Almería, ¡que notición! Por fin podría hablar con otras madres y preguntar todas la dudas que me asaltaban en ese momento. En estas reuniones conocí a un grupo de madres maravillosas y de allí nació este proyecto: Lactalmería, del que me siento muy feliz de pertenecer.

Cuando Carlos tenía 14 meses, empezamos otra vez con grietas en un pecho. Después de 4 meses de grietas otra vez, decidí dejar de darle ese pecho y seguimos con la lactancia. Poco a poco Carlos fue prestando menos interés por la teta y mucho más por la comida hasta que llegamos a los 22 de meses en los que se destetó el solito.

La lactancia ha sido una etapa en la que he vivido momentos maravillosos con Carlos. Ahora estoy disfrutando de otros momentos igualmente bellos, pero estos que han pasado para mí serán inolvidables. En este camino he conocido a personas bellísimas que me seguirán acompañando en la crianza de Carlos.

Mientras a través de la asociación intentare ayudar en la medida de mis posibilidades a otras madres que requieran nuestra ayuda. Ojalá pueda aportar mi granito de arena para que ellas sientan lo mismo que he sentido yo.