El picudo rojo

El picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus ), especie invasora, ya está en la Alquería del Pilar. Este voraz coleoptero puede acabar en poco tiempo con todas las palmeras datileras (Phoenix dactylifera) y de Canarias (Phoenix canariensis) que hay en el parque.

En su fase de larva perfora galerias de hasta un metro en el tronco. Cuando los daños en la yema apical, punto de crecimiento de la palmera, son importantes la planta muere.

Las hembras del coleóptero, que se dispersan buscando nuevos ejemplares, tiene preferencia por los que tienen heridas de poda. La presencia inicial de picudo rojo en palmeras adultas es prácticamente imposible de detectar a primera vista, ya que este insecto se oculta y alimenta en el interior del tronco. Una palmera centenaria puede morir, desde que son visibles los primeros síntomas, en pocos meses.

Las palmeras de Canarias del parque están recibiendo tratamiento fitosanitario para combatir esta plaga.

Según informa el periodico "El Nazareno" de Dos Hermanas en su Suplemento Informativo de Medioambiente de 8 de noviembre de 2012, "la Concejalía de de Medioambiente insiste a los propietarios de palmeras para que extremen las precauciones contra el picudo rojo. En este sentido, es vital ser constantes en los tratamiento, tanto preventivos como curativos, y esperar a realizar podas y limpiezas en las palmeras a la llegada del invierno, ya que con las frías temperaturas desciende la probabilidad de un ataque". No obstante, se pueden observar muchas palmeras de Canarias muertas e infectadas en la carretera vieja, que va de Dos Hermanas a Sevilla.

El ciclo de vida del picudo rojo*

Este insecto es una plaga que se desarrolla en el interior de la palmera, pudiendo coexistir al mismo tiempo cuatro estados: huevo, larva, pupa y adulto. En climas templados el picudo necesita de 3 a 4 meses para completar su ciclo desde huevo a adulto, por lo que pueden desarrollarse de tres a cuatro generaciones al año, que se solapan en el interior de la palmera. En zonas frías el ciclo es algo más largo.

Las hembras fecundadas pueden llegar a poner aisladamente de 300 a 400 huevos en tejidos blandos de la base de las hojas, en heridas recientes y en zonas de crecimiento. Acuden preferentemente a palmeras enfermas, con heridas de poda o debilitadas por haber sido trasplantadas recientemente.

La larva se alimenta de tejido vivo descartando material fibroso, es de color crema, sin patas y con una cabeza de color marrón oscuro con fuertes mandíbulas. Con el desarrollo va tomando una coloración más oscura pudiendo llegar a medir 5 centímetros. Las larvas se encuentran siempre en el interior de la palmera de la que están alimentándose, desplazándose posteriormente hasta las zonas exteriores para construir el capullo.

La pupa se protege con un capullo cilíndrico confeccionado por la larva, con fibras que reúne y amasa en el interior de la palmera. El adulto es un insecto de tamaño muy grande (2-5 cm.) con una coloración marrón oxidado con manchas negras y con un rostro alargado en forma de pico. El macho presenta un cepillo peloso sobre el pico.

Los adultos suelen permanecer en la palmera mientras esta disponga de tejido vegetal fresco y salen al exterior cuando la palmera está completamente destruida o no tiene capacidad para albergar más individuos en su interior.

Cuando los adultos salen al exterior buscan nuevos ejemplares para colonizar y son atraídos por el olor que desprenden las palmeras (kairomonas) y por sustancias que ellos mismos emiten para atraer a otros individuos de su misma especie (feromonas).

Tienen actividad diurna y pueden desplazarse de una palmera a otra cercana, aunque también puede recorrer largas distancias en vuelo favorecidos por el viento, aunque su mayor dispersión se produce por el movimiento de palmeras infestadas de unas zonas a otras.

*El Nazareno. 8 de diciembre de 2012. Suplemento Informativo de Medioambiente.