17.Las actividades humanas en el espacio rural y urbano: El espacio rural

Sin duda, asociamos el mundo rural a la paz y a la tranquilidad, al relajamiento, a la vida sencilla. Tal vez lo vemos así porque somos mayoritariamente habitantes de ciudades y consideramos el campo como una válvula de escape del ajetreo de la ciudad.

Para muchas personas, sin embargo, el espacio rural es el lugar en el que viven y trabajan, y seguro que lo perciben de otra forma. Para alguien esa vaca de la foto no es un animal en medio de un lugar bucólico que se fotografía para recordar; es su fuente de ingresos y tiene que dedicar mucho tiempo a cuidarla, alimentarla y protegerla.

Vamos a comenzar nuestro recorrido por el mundo rural con unos conceptos básicos, pero necesarios, sobre su propia definición, la forma de vivir en él y las actividades económicas que podemos encontrar.

1. Características del espacio rural.

Suelen definirse los espacios rurales (o el medio rural) como las zonas no clasificadas como urbanas, y que se utilizan principalmente en actividades agropecuarias, agro-industriales, extractivas o de conservación ambiental. En principio podríamos considerar que todo lo que queda fuera de las ciudades es espacio rural.

Aclarando un poco el lenguaje de esta definición, podemos considerar como rasgos más destacados del espacio rural:

  • El predominio de actividades económicas basadas en la obtención y tratamiento de materias primas y recursos naturales, aunque hoy en día podemos encontrar casi todo tipo de actividades económicas en las zonas rurales.

  • La débil densidad de población. Es decir, no hay grandes aglomeraciones de población.

  • La existencia de lazos y vínculos más fuertes entre las personas. Es decir, casi todas las personas de un núcleo rural se conocen y tratan entre sí, y eso afecta bastante a su manera de comportarse y entender el mundo.

1.1. El hábitat en los espacios rurales.

En el mundo rural distinguimos tres tipos de poblamiento: el concentrado, el disperso y el intercalar.

  • El poblamiento concentrado es el agrupamiento de las viviendas de la aldea o pueblo en un lugar en concreto, normalmente elegido por su emplazamiento favorable.

  • El poblamiento disperso se caracteriza porque no existe un núcleo de viviendas, sino que éstas se encuentran de forma aislada por todo el territorio, normalmente cerca de las explotaciones de cada familia.

  • El poblamiento intercalar consiste en una mezcla de los tipos anteriores. Podemos encontrar un núcleo de poblamiento concentrado (pueblo) y en su término municipal un buen número de casas aisladas o aldeas.

El predominio de una u otra forma de poblamiento depende tanto de factores naturales (es más común el poblamiento disperso donde el agua es un bien abundante) como de la organización económica y social tradicional (el poblamiento concentrado se relaciona con prácticas agrícolas y ganaderas comunitarias).

En el caso de España, el poblamiento rural disperso es más común en las comunidades autónomas del Norte (Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi), donde el clima oceánico lluvioso hace que el aprovechamiento de los recursos hídricos no requiera un esfuerzo colectivo.

Por su parte, en la España de clima mediterráneo más seco predomina el poblamiento rural concentrado, en forma de pueblos donde se agrupan las viviendas de la población.

La forma del poblamiento en el espacio rural está relacionada fundamentalmente con el clima y la historia de cada territorio.

1.2. Actividades económicas en el espacio rural.

Tradicionalmente, las zonas rurales han estado vinculadas con la agricultura y la ganadería (actividades agropecuarias), y con la explotación de los recursos forestales (silvicultura). Sin embargo, actualmente grandes superficies rurales pueden estar protegidas como áreas de conservación (Parques naturales para proteger la flora, fauna u otros recursos naturales), o tener otra importancia económica, por ejemplo, a través del turismo rural.

Sin duda, en los últimos tiempos los espacios rurales de los países desarrollados, como España, se han transformado mucho, han diversificado sus actividades económicas y comienzan a valorarse como un patrimonio que hay que conservar y del que se puede disfrutar.

En el espacio rural moderno también encontramos actividades económicas que tienen un fuerte impacto paisajístico, como las actividades extractivas (minas y canteras) o las instalaciones de ocio de grandes dimensiones (estaciones de esquí, campos de golf).

Tampoco son raras en el medio rural las industrias, porque en algunos casos requieren grandes superficies y el precio del suelo es más barato en las zonas rurales. Además, algunas actividades industriales buscan instalarse cerca de las materias primas que necesitan, y en muchas ocasiones éstas se extraen en el medio rural.

En definitiva, en los espacios rurales actuales de las sociedades desarrolladas cada vez hay una mayor gama de actividades económicas, aunque la agricultura y la ganadería siguen siendo las que más personalidad le otorgan y las que veremos con mayor atención.Actividad

Ganadería y agricultura son las actividades económicas más típicas del espacio rural, pero en la actualidad en él se desarrollan muchas otras actividades.

2. El paisaje agrario

Dentro del espacio rural, como hemos visto anteriormente, pueden desarrollarse diversas actividades económicas. Sin embargo, tradicionalmente la agricultura y la ganadería han sido las actividades más presentes en las zonas rurales y las que más han contribuido a darles personalidad, y es por ello por lo que vamos a dedicarles una atención especial.

Comenzaremos por algo sencillo: clarificar lo que se entiende por espacio agrario y conocer los distintos factores que afectan al resultado final que podemos percibir.

Es importante que tengas claro que no es lo mismo un paisaje rural que un paisaje agrario, aunque estén muy relacionados. Como ya has visto, el espacio rural es todo lo que queda fuera de la ciudad, y dentro de este espacio las actividades agrícolas, ganaderas y forestales ocupan importantes zonas. Cuando nos referimos al paisaje agrario vamos a fijarnos solamente en esas zonas del espacio rural que se dedican a la agricultura, la ganadería o la explotación forestal. Por ejemplo, una cantera o un campo de golf pueden estar dentro del espacio rural, pero no representan un paisaje agrario. Un campo de olivos también está en el espacio rural y en este caso sí representa un paisaje agrario.

Llamamos espacio agrario o paisaje agrario al territorio dentro del medio rural en el que se desarrollan específicamente las actividades agrícolas, ganaderas y forestales.

El paisaje agrario adopta múltiples formas en el mundo actual y está en permanente cambio como resultado de la actividad humana. ¿Crees que tienes los suficientes medios para entender e interpretar los rasgos elementales de un paisaje agrario? Vamos a proporcionártelos a continuación para que a partir de ahora puedas comprender mejor estos paisajes que, con toda seguridad, has recorrido y recorrerás en numerosas ocasiones.

El resultado final que percibimos cuando observamos un paisaje agrario se debe a la combinación de muchos factores o causas. Tradicionalmente consideramos dos tipos de factores del paisaje agrario:

  • los factores físicos (o naturales), que tienen que ver con las condiciones de partida que ofrece el medio natural.

  • los factores humanos, que tienen que ver con la actuación de los seres humanos sobre el medio natural según sus capacidades, recursos y necesidades.

En los apartados siguientes vamos a comentar brevemente los principales factores de cada grupo para que tengas claro cómo afectan al paisaje final que podemos contemplar.

2.1. Las condiciones naturales influyen en el paisaje agrario.

¿Te habías preguntado alguna vez por qué España es una potencia en producción de aceite de oliva y vino? Correcto, el olivo y los viñedos son dos de los cultivos que mejor se adaptan al clima mediterráneo que predomina en nuestro país, mientras que en otras zonas el clima no les resulta favorable.

Como te puedes imaginar, la naturaleza influye mucho y de diversas formas en los paisajes agrarios. Pero no te preocupes, vamos a destacar sólo algunos aspectos que seguro que entiendes fácilmente.

Los factores naturales que influyen en el paisaje agrario de manera más clara son el clima, el relieve y los tipos de suelo.

  • El clima impone muchos límites a la actividad agrícola, puesto que cada planta exige unas condiciones de humedad y temperatura. Por ejemplo, el trigo y la patata resisten el frío, mientras que la caña de azúcar requiere elevadas temperaturas. Hay plantas que resisten muy bien la sequía (el olivo, el almendro, la vid); mientras que otras necesitan mucha agua (el arroz). Si comparas las fotografías de arriba, notarás perfectamente que el paisaje agrario de Asturias y Almería tiene un aspecto bastante diferente, y eso es debido, entre otras cosas, a la gran diferencia que hay entre la lluvia que recibe una y otra zona.

En resumen, la cantidad de lluvias y las temperaturas de una zona van a ser un factor natural muy importante que nos permite entender por qué en algunos paisajes agrarios predominan unos cultivos u otros, incluso se relaciona con el tipo de ganadería que puede darse con más facilidad: vacas en zonas húmedas, porque necesitan mucho pasto fresco, y cabras en zonas secas, porque necesitan menos cantidad de alimento y pueden comerse incluso matorrales secos.

  • El relieve es un factor que influye mucho en el paisaje agrario en dos sentidos.

Por un lado, hay que tener en cuenta que la temperatura desciende con la altitud, por lo que en las altas montañas el frío dificulta mucho el cultivo.

Pero el relieve no se refiere sólo a la altitud, ya que en algunas zonas no excesivamente elevadas, las laderas y pendientes empinadas también perjudican a la agricultura por la dificultad que supone cultivar en cuesta, y por la erosión que provoca la lluvia. Cuando no queda otro remedio que cultivar en zonas accidentadas, los campesinos y campesinas han tenido que buscar soluciones ingeniosas, como la construcción de bancales, también llamados terrazas.

Las grandes llanuras son propicias para la agricultura. En las zonas montañosas, sin embargo, es más difícil, pero el ingenio humano puede salvar las barreras naturales

Los bancales permiten crear estrechas zonas llanas en una ladera empinada.

Imagen de Emilio Gómez Fernández en Wikimedia Commons. Licencia CC

En general, podemos considerar que a la agricultura le gusta la llanura, y aunque con esfuerzo puede cultivarse en cuestas y en alturas, estas zonas montañosas serán más susceptibles de usarse para el pasto libre de ganados.

Actividad

Las grandes llanuras son propicias para la agricultura. En las zonas montañosas, sin embargo, es más difícil, pero el ingenio humano puede salvar las barreras naturales.

  • El tipo de suelo de una zona es un factor muy importante para la agricultura. El suelo es la capa superficial de la tierra, compuesta de materia orgánica y minerales que sirven de alimento a las plantas. Si el suelo es rico en estos nutrientes la agricultura se ve muy facilitada.

Aparte de la composición del suelo, también es importante su textura, es decir, el grosor de sus componentes.

Un suelo de grano grueso (arena) filtra el agua demasiado rápido y eso no favorece a las plantas.

Si el grano es demasiado fino (arcilla), se compacta con la humedad, retiene el agua en la superficie y cuando se seca se agrieta. Eso tampoco es favorable para las plantas.

El mejor suelo natural es el de grano medio (limo), ideal para el sustento de las plantas y fácil de trabajar para el arado. Suele encontrarse este tipo de suelo en las llanuras cercanas a los ríos.¡

Los suelos de limo, que se encuentran las llanuras cercanas a los grandes ríos, son los más favorables para la agricultura.

Imagen de Broken Sphere en Wikimedia Commons. Licencia CC

2.2. La acción humana afecta al paisaje agrario.

Habrás observado que la naturaleza condiciona bastante el paisaje agrario de cada zona concreta. Sin embargo, los seres humanos, gracias a su ingenio, pueden influir aun más en el paisaje agrario. A continuación veremos algunos ejemplos de factores propiamente humanos que modifican los paisajes agrarios.

En cuanto a los factores humanos que influyen el paisaje agrario, podemos considerar los más importantes la presión demográfica y el desarrollo tecnológico.

  • La presión demográfica se refiere a la necesidad de aumentar la producción de alimentos que se produce cuando crece una población. Este factor puede provocar un aumento de las tierras cultivadas o un intento de producir más alimentos con la misma superficie cultivada. En ambos casos el paisaje agrario sufre transformaciones importantes.

  • En cuanto al desarrollo tecnológico su efecto es fácil de comprender. Una comunidad con pocos medios tecnológicos se ve muy limitada a la hora de superar las dificultades que impone la naturaleza. Una comunidad con medios tecnológicos avanzados puede generar un paisaje agrario a la medida de sus necesidades, venciendo las dificultades naturales. Cuando se cuenta con medios tecnológicos (abonos, maquinaria, sistemas de riego artificial, semillas seleccionadas...) el paisaje agrario puede transformase enormemente, superándose las barreras naturales que imponen el clima, el relieve o el tipo de suelo.


2.3. Parcelas, plantas y sistemas de cultivo.

El objetivo de este apartado es enseñarte a comprender y a describir un paisaje agrario, sabiendo en qué elementos tienes que fijarte y la manera más correcta de referirse a ellos. Hay que manejar bastante vocabulario específico y términos geográficos, pero merece la pena el esfuerzo.

Aunque podríamos incluir algunos elementos más, se puede definir bastante bien un paisaje agrario fijándonos en los siguientes:

  • El tipo de parcelas y su separación.

  • El tipo de cultivo que se desarrolla.

  • El sistema de cultivo que se aplica.

A continuación veremos algunas cosas sobre cada uno de estos elementos. No debe resultarte complicado y seguro que al terminar serás capaz de entender mejor y describir cualquier paisaje agrario que puedas contemplar.

Seguro que ante un paisaje agrario sabrías percibir las distintas parcelas que lo forman. ¿Eres consciente del impacto visual que tienen la forma, la extensión y la separación de las parcelas?

Una parcela es la porción mínima de tierra cultivada que puede percibirse bien diferenciada. La forma, el tamaño y el modo en que se separan las parcelas tienen mucha importancia a la hora de describir un paisaje agrario. Veamos las posibilidades.

  • Según la forma, una parcela puede ser alargada o centrada, regular o irregular, dependiendo de si su dibujo es geométrico o no. Normalmente las parcelas son irregulares en aquellos lugares donde el relieve es más accidentado y se tienen que adaptar a él.

  • Según el tamaño, las parcelas pueden ser grandes o pequeñas, lo que determinará la explotación agrícola en minifundios (explotaciones de pequeño tamaño) o latifundios (explotaciones de gran tamaño).

  • Según los tipos de límites las parcelas pueden ser abiertas, cuando no existe separación física con las parcelas circundantes, o cerradas, cuando existe una separación mediante setos, muros de piedra, vallas, etc. Esta característica da lugar a dos tipos de paisajes muy singulares: el openfield, o paisaje de campos abiertos, y el bocage, o paisaje de campos cerrados. Los campos cerrados son más típicos en las zonas en las que la ganadería convive con la agricultura, pues el objetivo de los muros y setos es impedir que el ganado irrumpa en los campos de cultivo.

Imágenes y ejercicios.

2.4. Los paisajes agrarios

Ya que conoces un poco los factores naturales y humanos que afectan a los paisajes agrarios y los elementos que podemos tener en cuenta para definirlos, vamos a hacer un pequeño recorrido por algunos paisajes agrarios que podemos encontrar en el mundo actual. Debes tener en cuenta que existe una gran variedad de posibilidades, ya que la combinación de factores naturales y humanos ofrece múltiples resultados. Además, esta variedad no se percibe sólo entre países alejados, sino que podemos encontrar cambios en distancias cortas, a veces en distintas zonas de un mismo pueblo, por ejemplo.

No vamos a analizar aquí cada paisaje agrario que podemos encontrar en el mundo. Lo que te proponemos es que reflexiones un poco sobre las grandes diferencias entre los paisajes agrarios de los países desarrollados (como España) y los paisajes agrarios de los países subdesarrollados y en vías de desarrollo.ç

Como puedes pensar, en los países desarrollados encontramos ejemplos muy diversos de paisajes agrarios, según se combinen la forma y tipo de parcelas, los productos cultivados, los sistemas de cultivo, etc. En la siguiente presentación vas a encontrar sólo algunas características comunes que podemos encontrar en la mayor parte de los paisajes agrarios de los países desarrollados.

3. Nuevos usos del paisaje agrario

En los últimos tiempos, los espacios rurales han sufrido importantes transformaciones en los países desarrollados, como el nuestro. Como mencionamos anteriormente, muchas actividades económicas y usos del suelo que antes eran propios de las ciudades se han extendido al campo. Por otra parte, los procesos de cambio han provocado el surgimiento de problemas que antiguamente no eran tan frecuentes en el medio rural.

A continuación vamos a comentar algunos aspectos sobre los procesos de cambio que experimenta el mundo rural en nuestros días. Algunos son comunes a cualquier zona de la tierra, pero vamos a fijarnos en los ejemplos que tenemos más cercanos.

3.1. Residencial, industrial y turística

La función residencial es la que más espacio rural ha consumido en los últimos años. La tipología de viviendas que se construyen es muy variada, y puede ir desde la casa aislada en el campo a las urbanizaciones con bloques adosados, que se parecen mucho al tipo de vivienda urbana. Estas urbanizaciones se sitúan cerca de los grandes ejes de comunicación, y tienen el atractivo de ofrecer viviendas a un precio inferior a las situadas en la ciudad, sin estar demasiado lejos de ella. En gran parte, los habitantes de estas zonas residenciales son usuarios de la ciudad cercana, en la que en muchas ocasiones trabajan, realizan sus compras y utilizan sus servicios.

Son las denominadas franjas periurbanas, sometidas al empuje del crecimiento de las ciudades. El tamaño de estas franjas varía en función de la dimensión de la ciudad cercana y de la rapidez de las comunicaciones, pero no suele sobrepasar una distancia de 30 minutos respecto al centro urbano. Lo más característico de esta franja es el uso del suelo, dedicado a actividades variadas: zonas residenciales, grandes superficies comerciales, industrias y actividades agrícolas conviven en estas zonas rurales, que cada vez parecen más un espacio urbano.

El crecimiento de los espacios urbanos termina devorando el espacio rural circundante. Vista aérea de la comarca del Aljarafe próxima a la capital sevillana sometida al avance implacable del ladrillo y el cemento.Imagen de elaboración propia a partir de Google Maps

Las zonas rurales cercanas a las grandes ciudades se han convertido en zonas de expansión para la construcción de viviendas, ya que el precio del suelo es más barato que en el interior de la ciudad.

A una distancia mayor de las ciudades aparece otro modelo de residencias, de tipo secundario y temporal. Son zonas de ocupación estacional que suelen estar muy concurridas en los períodos vacacionales, por lo que en esas zonas se pueden reproducir los mismos defectos de la vida urbana, pero sin la infraestructura que existe en la ciudad. Este proceso de construcción de viviendas dedicadas a un uso vacacional se produjo más temprano en las zonas rurales cercanas a las costas, buscando el turismo de sol y playa. Pero en nuestros días muchas zonas rurales de interior han sufrido procesos de urbanización semejantes, a veces de dudosa legalidad, cuando no de descarada ilegalidad. Lamentablemente, las instituciones y autoridades que deberían haber velado por la salvaguarda de espacios rurales de alto valor ambiental han actuado en demasiadas ocasiones con absoluta negligencia y dejadez, tal vez no siempre por su ineptitud.

3.2. El impacto ambiental del desarrollo rural.

El mundo rural está sufriendo un progresivo deterioro a causa de las demandas de uso de la ciudad. Su espacio se ve invadido físicamente en sucesivas franjas periurbanas. Pero en la actualidad el impacto de la demanda urbana llega a regiones que hasta el momento sólo eran utilizadas de manera marginal, como es el caso de las estaciones de esquí o la construcción de infraestructuras hoteleras en zonas de alta montaña.

Pero las actividades agrarias modernas también tienen sus consecuencias medioambientales, como la erosión y la destrucción de los suelos. Este proceso se intensifica por las prácticas de explotación agresivas y el uso masivo de productos químicos. El abuso de los abonos y los plaguicidas ha contaminado el suelo y el agua lo suficiente como para que pueda resultar nocivo el consumo de determinados productos. También hay que tener cuidado con los residuos que generan algunos sistemas de agricultura moderna, como los invernaderos, cuyos plásticos desechados no siempre se eliminan como sería conveniente.

Los invernaderos del Poniente almeriense han generado lo que se conoce como un "mar de plásticos".Imagen de Roger Casas-Alatriste en Flickr.Liicencia CC

La agricultura moderna provoca problemas medioambientales, por los residuos que genera y por el uso de productos químicos.

En la actualidad, antes de cualquier intervención en el mundo rural se estudian sus consecuencias, su impacto ambiental. En un estudio de impacto ambiental se valoran las modificaciones que introduce la intervención, tanto en el medio natural como social. Según los resultados puede modificarse el proyecto para reducir su impacto.

La sociedad actual tiene como valor conservar el medio rural, pero no parece lógico el conservacionismo a costa del atraso económico del campo y de sus gentes, sino que debe buscarse una postura de equilibrio en la que las zonas rurales puedan desarrollarse económicamente, conservando su carácter. Unas prácticas agrícolas y forestales adecuadas y económicamente viables, una actividad turística no masificada y la creación de industrias más limpias y servicios son fundamentales para revalorizar la vida rural.

3.3. La pesca

La pesca es el subsector del primario cuya actividad consiste en la captura de peces y otros animales acuáticos para su posterior consumo, bien como alimento, o como materia prima para diversas industrias (harineras, piensos, etc.).

La pesca es una actividad humana que se ha desarrollado desde los orígenes de la humanidad hasta nuestros días, si bien no se realiza con la misma intensidad en las diferentes zonas de nuestro planeta ni tampoco tiene la misma importancia como actividad económica.

Existen diferencias entre la pesca continental, que es aquella que se realiza en aguas dulces (ríos y lagos) y la pesca marina, la realizada en mares y océanos. Así mismo podemos diferenciar entre pesca deportiva, cuyo objetivo es la diversión, y pesca industrial, cuyo objetivo es la captura de pescado para la comercialización. La pesca marina es sobre todo pesca industrial, ya que casi todas las extracciones se realizan con fines comerciales, al contrario que la continental, que es más bien deportiva.


Según la distancia y las técnicas aplicadas a la extracción de la pesca se pueden distinguir diferentes tipos, aplicándose además, una técnica diferente para cada tipo de pescado. Te lo mostramos en este esquema: