12. LA ESPAÑA FRANQUISTA

En 1939 el general Francisco Franco ganó por la guerra un país arruinado y dividido. En aquellos oscuros años el régimen de Franco se vestía con los ropajes del fascismo y no ocultaba sus simpatías por Hitler y Mussolini. Pero cuando estos cayeron Franco se mantuvo. Rebajó un poco el estilo fascista con un atuendo más conservador e insistió en presentarse como el más decidido enemigo del comunismo. Y en plena guerra fría eso lo convirtió en un aliado fiel de los Estados Unidos.

En su nueva posición internacional, el régimen aceptó abrir poco a poco la economía española al exterior, siempre que ello no supusiera abrir el país a las libertades políticas. Tuvo éxito. Durante los años 60 del siglo XX un país cuya economía había retrocedido a niveles de miseria experimentó una de las etapas de mayor crecimiento de su Historia. Pero la apertura económica creó una nueva sociedad, que demandaba mayor apertura política. La oposición al franquismo adquirió nuevas fuerzas.

El instinto de supervivencia del dictador le permitió conservar el poder 36 años y morir de muerte natural, no como sus antiguos aliados fascistas. A su muerte la sociedad española supo crear una nueva democracia sin necesidad de una revolución. Sería el momento de la Transición española.

1. Características generales del régimen franquista

Entre el final de la Guerra Civil (1939) y la muerte de Franco (1975) toda España estuvo sometida a una larga dictadura militar. El régimen de Franco se basaba en varios principios ideológicos que no cambiaron mucho a lo largo de la dictadura:

a) Autoritarismo. Como es propio de una dictadura militar, Franco gobernaba de forma autoritaria: concentraba todos los poderes y los ejercía sin controles legales, aplastando toda oposición política mediante el uso de la fuerza. Las libertades políticas fueron suprimidas.

b) Militarismo. Franco consideraba que los valores y procedimientos del ejército debían dominar en la vida pública española. Por eso el poder civil (instituciones políticas, tribunales...) quedó sometido al poder militar.

c) Antiliberalismo y antisocialismo. Franco justificaba su dictadura como una medida necesaria para frenar lo que él creía que eran los grandes enemigos de la Nación española: la democracia liberal y el movimiento obrero.

d) Conservadurismo. En la base del régimen de Franco se encontraba un fuerte conservadurismo,es decir, la defensa del orden social existente y de las tradiciones culturales y sociales.

e) Nacional-catolicismo. El régimen de Franco unía dos elementos ideológicos en uno: por un lado, un nacionalismo agresivo, que defendía la supremacía de la Nación sobre el individuo y que identificaba a la Nación con los valores ideológicos propios de la extrema derecha; por otro, el catolicismo, considerado como el valor supremo de la Nación española. Esto significó una alianza muy estrecha entre el Estado y la Iglesia Católica, que logró importantes privilegios, el monopolio sobre la educación y el control sobre la vida cultural.

f) Influencia fascista. El régimen franquista surgió cuando los fascismos estaban en auge. Para atraerse la ayuda de los países fascistas y aprovechar la capacidad de movilización y de control político que tenían estos movimientos, el régimen franquista adoptó características formales propias del fascismo: creación de un partido único (el "Movimiento Nacional", cuyo núcleo era la "Falange Española Tradicionalista y de las JONS"), un sindicato único dirigido por el Estado (a esta práctica se llama sindicalismo vertical), actos públicos de masas, símbolos tomados de la Falange, como el saludo fascista, la camisa azul, el yugo y las flechas, etc.

Pero más allá de estos principios ideológicos básicos, el franquismo siempre mostró cierta capacidad de adaptarse a las circunstancias. En realidad, el franquismo se apoyaba en distintos grupos políticos, que se habían unido sólo por su rechazo a la II República y a la izquierda. Había cuatro grandes "familias políticas" dentro del régimen franquista:

  • los "católicos", que defendían las posiciones de la Iglesia;

  • los monárquicos, que querían restaurar la monarquía de los Borbones;

  • los carlistas, que defendían una vuelta a la tradición y un otro candidato a la corona,

  • los falangistas, que representaban el fascismo español y cuyo centro de poder era el sindicato único.

Franco siempre hizo un hábil uso de los equilibrios de poder entre estas facciones, cuya relación a menudo era muy tensa, dando más o menos poder a cada una de ellas en sus sucesivos gobiernos. Contaba para ello con un amplio apoyo social entre el ejército, la Iglesia, la burocracia del régimen, la Banca y los sectores sociales acomodados. La capacidad de adaptación ideológica del franquismo explica en parte su supervivencia hasta 1975.

2. La España de la autarquía (1939-1957)

La dictadura de Franco puede dividirse en dos etapas. La primera de ellas fue la más dura. Durante esta época el franquismo se asemejaba bastante a un régimen fascista. La Falange era la familia política más poderosa. La represión política fue en esta época más fuerte que nunca. Cualquier sospechoso de no simpatizar con el régimen podía ser condenado a la cárcel o a pena de muerte en juicios militares sin ninguna garantía jurídica, o sencillamente podía ser secuestrado y desaparecer. Muchos tuvieron que exiliarse, o perdieron su trabajo o fueron expuestos a la deshonra pública sólo por sus ideas políticas.

España no participó oficialmente en la II Guerra Mundial, pero apoyó claramente a la Alemania nazi e incluso envió tropas de voluntarios falangistas (algunos de los cuales en realidad fueron obligados a ir) a ayudar a los alemanes en el frente ruso: se le llamó la División Azul. Por eso al concluir la II Guerra Mundial España quedó aislada internacionalmente, al ser considerada el último de los regímenes fascistas. A fin de superar el aislamiento Franco trató de maquillar el régimen para hacerlo parecer una democracia y le dio el nombre de "democracia orgánica". Pero no convenció a nadie.Desde el punto de vista económico, la posguerra y el aislamiento internacional de España provocaron una etapa de estancamiento. Este estancamiento fue agravado como consecuencia de una política económica de inspiración fascista, la Autarquía, que pretendía conseguir el crecimiento económico prescindiendo de todas las importaciones y sometiendo a la economía a un estrecho control y dirección por parte del Estado.

Cartilla de racionamiento de 1945

Imagen de Falconaumanni en Wikimedia Commons. Licencia CC BY-SA

Pero el resultado fue un desastre. El hambre y la pobreza se extendieron. Se impuso el racionamiento, es decir, la limitación de la cantidad de alimentos que una familia podía adquirir legalmente, que quedaba registrada en una cartilla de racionamiento. Esta política favoreció, como es habitual, el auge del mercado negro. Tampoco se logró desarrollar adecuadamente la industria. A eso se sumaba una gran deuda pública.

La Autarquía retrasó la apertura internacional y la recuperación de la economía española. Solo en 1955 se recuperaron los niveles más elevados de los felices años 20.

En esas duras condiciones de persecución política y miseria se lograron poner las bases de la oposición al franquismo. Esta oposición se llevó a cabo en varios frentes.

Por un lado, los representantes políticos de la II República que habían logrado huir de España formaron un gobierno republicano en el exilio y llegaron a celebrar Cortes en México. Confiaban en que los aliados expulsarían a Franco y restablecerían la República, pero se equivocaron. Las fuertes divisiones internas y el creciente alejamiento de la realidad interna de España debilitó con el tiempo a la oposición republicana en el exilio.

En los primeros años del franquismo hubo también una importante oposición armada, dirigida sobre todo por el Partido Comunista y compuesta por combatientes que habían luchado en la Guerra Civil y junto a la resistencia francesa en la II Guerra Mundial. Estos formaron grupos guerrilleros, los llamados maquis, cuya presencia fue especialmente importante en áreas montañosas de Galicia, Asturias, Aragón o Andalucía. Incluso se intentó una invasión de voluntarios comunistas desde Francia en 1944. Pero esta estrategia también fracasó.

A la larga, fue la oposición clandestina dentro de España, especialmente protagonizada por comunistas y anarquistas y organizada en torno a los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, la que puso las bases organizativas de la oposición antifranquista de las décadas siguientes.

También tendría una gran relevancia para el futuro la oposición monárquica, que contaba con la ventaja de ser mucho mejor tolerada por el régimen, ya que una parte de los monárquicos colaboraban con Franco. En 1945 Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII, se presentó como candidato de una monarquía constitucional que debería sustituir al régimen franquista. En respuesta, Franco hizo aprobar la Ley de Sucesión (1947), por la cual España era reconocida como Reino, pero el dictador se reservaba la posición de Jefe de Estado permanente y el control sobre la elección del Jefe de Estado que habría de sucederle. Franco dejó claro que no aceptaría a Juan de Borbón como sucesor, pero la colaboración de monárquicos con el régimen siempre continuó.

RESUMEN: Entre 1939 y 1957 se dio la etapa más dura del régimen franquista, que era entonces muy parecido a un régimen fascista.

Como Franco se alineó con los regímenes fascistas durante la II Guerra Mundial, al acabar la guerra quedó aislado internacionalmente .

Los efectos negativos de la posguerra y el aislamiento se agravaron por la Autarquía, una política económica que pretendía desarrollar el país sin importaciones y con una economía dirigida por el Estado. La economía española retrocedió décadas.

Franco rechazó a Juan de Borbón como candidato al trono y se reservó el derecho de nombrar al sucesor del dictador.

3. El desarrollismo (1957-1969)

La segunda etapa del franquismo se inició por el fracaso de la Autarquía y por el desarrollo de la Guerra Fría. A Estados Unidos y sus aliados les importaba cada vez menos que en el pasado España hubiera apoyado a los fascismos. En cambio, les interesaba cada vez más que España podía ser un aliado muy útil contra el comunismo. 1953 fue un año muy importante para salir del aislamiento: por un lado España firmó con el Vaticano el Concordato con la Santa Sede, que mejoró sus relaciones con los católicos de otros países; por otro, firmó con Estados Unidos los Pactos de Madrid.

Los Pactos de Madrid fueron una serie de acuerdos por los que se establecían bases militares norteamericanas en España a cambio de ayuda militar y económica. La ayuda americana permitió aliviar el hambre y la pobreza de los españoles. Además, favoreció la inversión extranjera y la integración española en las instituciones internacionales.

Comprendiendo que la economía española tenía que adaptarse a los mercados internacionales para superar el estancamiento, Franco hizo que a partir de 1957 sus gobiernos estuvieran dominados por tecnócratas (es decir, ministros elegidos por su capacidad profesional) de la familia política católica, que tenían buena formación en economía.

El objetivo de los gobiernos tecnócratas nombrados a partir de 1957 era dar mayor libertad económica al país para lograr un progreso económico sólido. Se entendía que este progreso reduciría el descontento social y permitiría así evitar la apertura política. En otras palabras, se daba más libertad económica a cambio de no dar libertad política.

Entre las medidas liberalizadoras de esta etapa, una de las más importantes consistió en permitir y favorecer la emigración de españoles a otros países. De esa forma, decenas de miles de españoles, agobiados por la pobreza, emigraron a Iberoamérica y a países europeos como Francia, Alemania o Suiza, en busca de mejores oportunidades. La emigración fue una dura experiencia para sus protagonistas, pero benefició muchísimo al desarrollo económico de España. Los emigrantes españoles, como siguen haciendo hoy la mayoría de los emigrantes, enviaban casi todos sus ahorros a sus familias en España. Eso significaba la entrada en el país de grandes cantidades de moneda extranjera muy valorada internacionalmente (divisas), que era muy necesaria para importar productos o pagar deudas, ya que la moneda española (la peseta) tenía un valor muy bajo en los mercados internacionales.

Otro fenómeno muy importante de este período fue el boom del turismo. España era un país barato y estable, estaba próxima a los países más ricos de Europa y dotada de abundante sol y playa. Por eso se convirtió en un destino privilegiado de millones de turistas europeos, que a su vez introdujeron en la economía española enormes cantidades de divisas.

La llegada de divisas procedentes de emigrantes y turistas, el favorable contexto económico internacional, la apertura de la economía española y sus bajos costos laborales hicieron que durante la década de los años 60 se produjera en España un extraordinario despegue económico.

Pero el régimen franquista no pudo evitar que la apertura al exterior, la emigración y el turismo tuvieran un importante efecto cultural: pusieron a los españoles en contacto directo con sus vecinos europeos, lo que aumentó sus expectativas económicas, culturales y políticas. Esto tuvo importantes consecuencias políticas. El régimen tuvo que hacer algunas concesiones, como ampliar la libertad de prensa o la sindical.

Entre estas concesiones, en 1969 Franco nombró sucesor de la Corona a Juan Carlos de Borbón, hijo de Juan de Borbón, que por un acuerdo entre su padre y Franco se había criado junto a este último.

La rápida modernización del país durante los años 60 hizo que la sociedad civil comenzara a demandar cada vez con más fuerza cambios políticos.