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Cuando uno necesita dinero rápido, cada minuto cuenta. Y si además buscas un préstamo online sin nómina ni aval, lo último que quieres es pasarte días mirando la cuenta bancaria a ver si llega la transferencia.
La buena noticia es que, hoy en día, gracias a los avances en el sector financiero, los tiempos de espera se han reducido muchísimo. La mala… es que no siempre es tan inmediato como prometen los anuncios.
El tiempo que tarda en aprobarse y desembolsarse un préstamo online sin nómina ni aval depende de varios factores: la empresa prestamista, el tipo de producto que solicites (no es lo mismo un microcrédito que un préstamo personal más grande), si la entidad colabora con tu banco, e incluso la hora y el día en que envías la solicitud. Sí, pedirlo un lunes por la mañana no es igual que un viernes por la noche.
En el caso de los créditos rápidos o microcréditos, muchas compañías privadas procesan la solicitud en cuestión de minutos y, si todo va bien, puedes tener el dinero en tu cuenta en menos de 24 horas.
Es decir, pides el dinero y, casi antes de que te dé tiempo a cerrar la pestaña del navegador, ya lo tienes disponible. En cambio, si tu banco es distinto, el traspaso puede tardar entre 24 y 48 horas, sobre todo si coincide con un fin de semana o festivo.
Para que todo vaya más rápido, hay algunos trucos sencillos que marcan la diferencia. El primero es solicitar el préstamo dentro del horario laboral, ya que así tu solicitud se revisa y aprueba al momento. El segundo, tener todos los documentos listos y actualizados: copia del DNI legible, justificante de ingresos alternativo (si lo piden, aunque no sea una nómina) y datos bancarios correctos.
Parece obvio, pero más de una aprobación se retrasa porque la foto del DNI sale borrosa o porque el solicitante ha puesto un número de cuenta con un dígito mal.
Si hablamos de préstamos online sin nómina ni aval, las entidades privadas suelen ser mucho más rápidas que los bancos tradicionales. En un banco, incluso aunque sea un importe pequeño, los trámites pueden alargarse varios días, especialmente si piden documentación adicional o si tienes que pasar por una evaluación más detallada.
En préstamos de mayor importe, la cosa se puede estirar una semana o más.
Por eso, si lo que necesitas es liquidez urgente, los microcréditos suelen ser la opción más veloz. Eso sí, su plazo de devolución es mucho más corto, normalmente de unos 30 días, y se reembolsan en una única cuota que incluye capital e intereses (si los hay).
Esto los hace ideales para cubrir gastos puntuales (una factura inesperada, una reparación del coche, un billete de tren de última hora), pero menos recomendables para proyectos que necesiten más tiempo de amortización.
En cambio, los préstamos online de importe mayor, aunque tarden un poco más en gestionarse, ofrecen plazos de devolución más largos. Aquí entra en juego otro elemento interesante: el periodo de carencia. Algunas entidades te permiten pagar solo intereses durante un tiempo o incluso pausar los pagos iniciales.
Un detalle que pocos tienen en cuenta es que no todas las solicitudes se procesan al mismo ritmo, incluso dentro de la misma empresa. En cambio, si es la primera vez, pueden tardar un poco más en comprobar tu identidad y tu situación financiera.
Parece una tontería, pero si intentas que te ingresen el préstamo en la cuenta de otra persona, la mayoría de prestamistas lo rechazarán por seguridad.
En definitiva, si lo que buscas es rapidez, un préstamo online sin nómina ni aval de una entidad privada es tu mejor baza. Si además es un microcrédito y la empresa trabaja con tu banco, puedes tener el dinero el mismo día. Si no coinciden los bancos, calcula entre 24 y 48 horas.
Y si acudes a un banco tradicional, arma tu paciencia, porque el proceso puede alargarse varios días, especialmente para importes grandes.
Si lo que te urge es pagar algo mañana, mejor apostar por un crédito rápido. Si puedes esperar unos días y quieres un importe más alto con cuotas más cómodas, un préstamo personal online de mayor importe será más adecuado.
Y en cualquiera de los dos casos, lo que nunca sobra es leer bien las condiciones, calcular si vas a poder pagar sin apuros y, si existe la opción, apostar por prestamistas que permitan cancelación anticipada sin penalización.
Porque sí, la velocidad importa, pero más importa no encontrarte dentro de unos meses con un problema mayor por no haber leído la letra pequeña.
Cuando buscas un mini préstamo online, entre tantos números, letras y condiciones, aparece un dato que deberías tener siempre muy presente: el TAE. Puede sonar a concepto técnico o incluso aburrido, pero créeme, es como el GPS que te indica cuánto te va a costar de verdad ese dinero que pides prestado.
El TAE, o Tasa Anual Equivalente, no es solo un porcentaje al azar; es la cifra que recoge no solo el interés que te van a cobrar, sino también cualquier gasto extra, como comisiones de apertura, tasas de cancelación anticipada y otros “pequeños detalles” que, si no miras bien, pueden acabar engordando la factura final.
Lo bueno del TAE es que no se guarda secretos: está diseñado para que puedas comparar fácilmente lo que ofrecen distintas entidades. En productos de ahorro, este indicador te dice cuánto ganarás realmente, pero en los préstamos (y especialmente en los mini préstamos online) te revela lo que vas a pagar por ese dinero prestado.
En los microcréditos a corto plazo, este porcentaje suele ser fijo, mientras que en préstamos más largos, como las hipotecas, puede variar bastante porque entran en juego factores como cambios en los tipos de interés, seguros obligatorios o comisiones adicionales.
Aunque suene a fórmula complicada, tú no tienes que andar con la calculadora en la mano. Las entidades financieras están obligadas a mostrar el TAE de forma clara y visible en sus anuncios y condiciones, precisamente para que tomes decisiones con toda la información en la mesa.
Además, hoy en día tienes calculadoras online y simuladores en las webs de bancos y financieras que te permiten hacer tus propias pruebas: eliges la cantidad que quieres pedir, el tiempo en el que planeas devolverla y, en segundos, ves el coste total junto al TAE correspondiente.
Esto es como probarse una prenda antes de comprarla: te aseguras de que te queda bien antes de comprometerte.
Si prestas atención a este dato, podrás comparar opciones, descartar las que sean abusivas y elegir la que mejor encaje con tu bolsillo y tus planes.
Este fichero de morosidad, gestionado por EQUIFAX, funciona como una lista negra a la que las entidades acuden para comprobar si una persona o empresa tiene deudas pendientes. Y sí, estar ahí complica bastante las cosas a la hora de conseguir financiación… pero no lo hace imposible.
Lo primero es saber si realmente figuras en el listado. Así saldrás de dudas y sabrás exactamente qué deuda aparece, con qué empresa y desde cuándo. Tener esta información clara es el primer paso para valorar tus opciones.
Porque, aunque estar en ASNEF pueda cerrarte las puertas de muchos bancos y financieras tradicionales, hoy en día existen alternativas.
Eso sí, conviene ir con los pies en el suelo. Los préstamos para personas en ASNEF no son ilimitados ni especialmente baratos. Las entidades que asumen el riesgo de prestar dinero a clientes con impagos suelen limitar las cantidades (por ejemplo, entre 50 € y 1.000 €) y aplicar intereses más altos que los de un préstamo personal tradicional.
No es un castigo, sino la forma que tienen de cubrirse ante la posibilidad de que el dinero no se devuelva. Por eso, si optas por esta vía, es importante calcular bien lo que vas a necesitar y asegurarte de que podrás devolverlo en el plazo pactado.
Una vez que la empresa acreedora confirme que has saldado lo que debes, debe comunicarlo a EQUIFAX para que te borren de la lista.
El problema es que este proceso puede tardar, y mientras tanto seguirás apareciendo como moroso. Por eso, si el pago es urgente y tienes cómo afrontarlo, conviene pedir que te entreguen un justificante y presionar para que la actualización se haga cuanto antes.
En ese caso, puedes presentar una reclamación y exigir que te eliminen del fichero.
Y si la deuda existe pero no puedes pagarla, la ley establece que, pasados seis años, dejarás de figurar automáticamente… siempre que en ese tiempo no hayas generado nuevas deudas.
Mientras tanto, si la vida no espera y necesitas financiación, no queda otra que adaptarse a las posibilidades reales. Aquí es donde entran en juego las entidades especializadas en conceder préstamos a personas que están en ASNEF o en otros ficheros como RAI. No son la panacea, pero cumplen su función: te permiten acceder a un dinero rápido sin que tu historial sea un obstáculo absoluto.
La clave está en elegir con cuidado, comparar varias opciones y fijarte no solo en el interés, sino también en las comisiones, las condiciones de devolución y cualquier letra pequeña.
Una buena práctica es usar simuladores de préstamos, que muchas de estas empresas tienen en su web. Introduces la cantidad que quieres pedir y el plazo en el que piensas devolverla, y al momento puedes ver cuánto pagarás en total, incluyendo intereses y posibles gastos adicionales.
Y un consejo que nunca sobra: antes de pedir cualquier préstamo, revisa tu situación económica.
No se trata solo de que te lo concedan, sino de que puedas devolverlo sin que eso suponga un problema mayor. Los préstamos, por rápidos y sencillos que parezcan, son un compromiso, y si no se devuelven en el tiempo acordado, la bola de nieve crece. Más intereses, más comisiones… y más tiempo en ASNEF.
Estar en ASNEF no es el fin del mundo ni significa que no puedas conseguir financiación nunca más. Es un bache que limita tus opciones, sí, pero conociendo las alternativas, actuando con responsabilidad y evitando nuevos impagos, puedes salir adelante.
Porque al final, los préstamos al instante cuando estás en ASNEF son una herramienta: bien usada, te saca de un apuro; mal usada, puede enterrarte un poco más.