llll➤ Descuentos en vuelos y hoteles con Lastminute en julio 2025
Activa el código: SAVE150
Válido hasta: 30/julio/2025
Conseguir un código promocional de Lastminute es más fácil de lo que imaginas. Aquí mismo tienes a mano los descuentos que necesitas para ahorrar en tus próximas escapadas, además de otras ofertas que la propia Lastminute suele lanzar para sus clientes más avispados. Solo es cuestión de echar un vistazo y aprovechar el momento.
Y ya que hablamos de viajes, si algún día aterrizas por Austria, prepárate para un festín. Hay platos que no te puedes perder. El Kaiserschmarrn, por ejemplo, que suena a trabalenguas pero sabe a gloria: una especie de tortita deshecha, esponjosa, que llega a la mesa acompañada de frutas, mermeladas, frutos secos… Un capricho dulce con historia imperial, ideal para entrar en calor en alguna cabaña de los Alpes.
Luego está el Käsespätzle, que es como el mac and cheese de Austria, pero con más carácter. Pasta de huevo, quesos potentes de montaña, cebolla crujiente… un plato para revivir después de cualquier caminata nevada.
Y el Tiroler Gröstl no se queda atrás: patata, bacon, cebolla y un huevo frito coronándolo todo. Es lo que comían antes para no tirar nada, y ahora se ha convertido en una joya reconfortante. Si te pasas por el Alpengasthaus Gleinserhof, lo probarás casero, con ingredientes de su propia granja. Pura autenticidad.
Austria también sabe cómo cuidar el momento de relax. Aunque no esquíes, el apres-ski es casi obligatorio: sentarse en una cabaña con una bebida local mientras cae la nieve tiene algo de mágico. Y ahí es cuando entra la bebida. Weissbier para los clásicos, Radler si prefieres algo más suave y refrescante, o Schnapps si buscas un toque más local y potente.
Este último, un aguardiente de frutas, tiene tantos sabores como regiones hay. La zona del Tirol tiene hasta su propia Ruta del Schnapps, donde puedes visitar destilerías, probar diferentes variedades y hasta aprender cómo se hace, desde la fruta hasta la botella. Algunos tours cuestan alrededor de 15€ por persona y hay que reservar con antelación, pero merecen la pena.
Y ya que estás por allí, aprovecha y date una vuelta por las joyas urbanas del país. Viena, Salzburgo o Innsbruck en invierno son una postal. Calles nevadas, monumentos imponentes sin colas interminables y una atmósfera que mezcla historia con esa calma que solo el frío puede dar. En Viena no te puedes perder el Palacio de Schönbrunn o la Ópera, en Salzburgo el casco antiguo parece sacado de un cuento y en Innsbruck puedes sumergirte en siglos de historia entre palacios y castillos.
Si vas en enero, además, te pillarán los mercadillos navideños aún encendidos. Y créeme, ver esas ciudades iluminadas con un vino caliente en la mano es algo que no se olvida.
Así que ya sabes: consigue tu código para viajar más barato y, si puedes, apunta Austria en tu lista. Porque entre ofertas y experiencias, hay mucho por descubrir.
Las ofertas de último minuto de Lastminute son básicamente chollos de última hora para escaparte por menos de lo que imaginas. Esta agencia de viajes online se ha ganado la fama de tener algunos de los mejores precios de internet, sobre todo si estás atento y cazas una buena promoción justo antes de viajar. Ideal para quienes deciden el destino con poco margen pero no quieren renunciar a calidad ni a ahorro.
Y hablando de viajes, si acabas por Austria en invierno, hay planes que no puedes dejar pasar. Uno de los más curiosos y divertidos es el trineo nocturno. Sí, como lo oyes.
Te subes a la montaña de noche, haces parada en una cabaña para cenar algo calentito y tomarte un par de cervezas o licores de la zona, y luego... a deslizarte montaña abajo por pistas iluminadas. Es toda una experiencia. Uno de los mejores sitios para hacerlo es Elfer Bahnen, en el valle de Stubai. Tiene varias pistas, incluida la más larga del valle, que son nada menos que 8 kilómetros.
Los lunes, miércoles y viernes las abren de noche, de 19:30 a 1:00, y se llenan de buen ambiente. Si te apetece cenar allí arriba, el restaurante Elfer Panorama es una apuesta segura.
Pero no todo es velocidad y bajadas. Si prefieres algo más tranquilo, las raquetas de nieve son perfectas. Son como unos zapatos especiales que reparten tu peso para que no te hundas en la nieve profunda, y permiten explorar paisajes preciosos a un ritmo más pausado. En Austria, sobre todo en los Alpes, hay mil rincones para probarlas. El valle de Tannheimer Tal, en Tirol, es uno de los favoritos. Puedes alquilar las raquetas allí mismo y lanzarte a caminar por senderos cubiertos de blanco, alejados del bullicio.
Otra experiencia única es vivir de cerca la emoción del bobsleigh. En Austria hay pistas de competición que abren ciertas fechas del año para que los visitantes puedan ver entrenamientos, competiciones, o incluso probar ellos mismos una bajada acompañados por un piloto profesional.
En mi caso, no coincidimos con los días de experiencia porque estaban entrenando para los Campeonatos Mundiales Juveniles, pero aun así fue impresionante ver a los corredores pasar a toda velocidad, rozando los 150 km/h.
Desde el Bobo Café, que está justo al lado, puedes tomarte algo caliente mientras ves lo que ocurre en directo, tanto en pantalla como a través de las enormes ventanas. Aunque te digo que lo mejor es acercarte a la pista y sentir la adrenalina a pie de curva.
Si te animas con el trineo o el bobsleigh, lo mejor es consultar horarios y fechas con antelación. El café abre de martes a domingo, de 10 de la mañana a 6 de la tarde, y algunas experiencias hay que reservarlas con tiempo. Pero créeme, si te gusta la nieve, la montaña y un poco de aventura, Austria en invierno tiene planes para todos los gustos.
Si eres de esos que decide irse de viaje sin pensárselo mucho, de los que se levantan un jueves y dicen “¿y si nos vamos este finde?”, entonces te van a encantar las ofertas de última hora.
Hay un montón de chollos flotando por ahí, y la mayoría de la gente ni se entera. Pero si estás un poco espabilado y sabes dónde mirar, puedes conseguir verdaderos viajes de lujo por precios de risa. El truco está en aprovechar las ofertas Lastminute, esas que duran poco, vuelan rápido y están pensadas para gente como tú, que no necesita meses para decidir si quiere irse a la playa, a una ciudad europea o a una escapada rural.
Una de las webs más potentes en esto es Lastminute, que ya con el nombre te lo dice todo. No solo tienen buenos precios, es que además cada cierto tiempo sacan códigos de descuento y bonos promocionales que te bajan aún más el precio. Y no hablamos de céntimos, no. Hablamos de 10, 20 o hasta 50 euros menos solo por copiar y pegar un código en el momento justo. Hay veces que ni lo necesitas, porque ya están aplicados directamente en el precio, pero otras tienes que estar al loro y aprovecharlos antes de que se acaben o caduquen.
Lo mejor es que estas ofertas no solo sirven para vuelos sueltos o noches de hotel. Muchas veces son para paquetes completos: vuelo más hotel, escapadas con actividades, alquiler de coche incluido... Y ahí es donde más se nota el ahorro, porque si encima le sumas un código promocional, te puede salir una escapada completita por lo que normalmente te costaría solo el hotel. Por eso cada vez más gente espera a última hora para reservar. Puede parecer una locura, pero si sabes lo que haces, sale redondo.
Otra cosa que mola mucho de estas ofertas es que no estás limitado a destinos raros o sitios que no conoce ni el tato. Puedes encontrar descuentos para París, Roma, Ámsterdam, Lisboa, Berlín, Mallorca, Tenerife, lo que sea.
Todo depende de la fecha, de lo rápido que te muevas y de tener un poco de suerte. Pero están ahí. A veces solo duran unas horas, otras un par de días, así que si ves uno de esos códigos, no te lo pienses mucho.
Y sí, viajar barato es posible sin dormir en albergues ni compartir habitación con desconocidos. Hay hoteles buenísimos a precio de saldo si los pillas en el momento justo. Yo he estado en sitios de cuatro estrellas por lo que vale una pensión cutre si lo reservas con antelación. Solo hace falta tener un poco de flexibilidad y no obsesionarse con salir un día exacto. Si puedes moverte con las fechas, las posibilidades se multiplican.
Hay páginas especializadas en recopilar estos códigos y promociones activas.
Te hacen la vida más fácil porque te dicen qué cupones funcionan, cuánto descuentan y hasta cuándo puedes usarlos. Es tan fácil como entrar, copiar el código y pegarlo en la reserva. A veces incluso te lo aplican automáticamente si entras desde ese enlace. Y si encima te suscribes a sus newsletters o los sigues en redes, te enteras antes que nadie. Vale la pena.
También es una buena opción para hacer un regalo original.
¿Tienes que sorprender a alguien y no sabes con qué? Pues un viaje siempre funciona. Puedes pillar un bono regalo o directamente reservar una escapada con código de descuento y quedar como un campeón sin gastarte un dineral. Incluso puedes dejarlo abierto, para que la persona elija la fecha que quiera. Es práctico, original y, con suerte, te lo llevas tú también.
Una cosa importante es leer siempre los detalles del código. Algunos tienen condiciones, como un gasto mínimo, una fecha concreta o un destino específico. Pero vamos, nada complicado. En la mayoría de casos es tan simple como aplicar el cupón y ver cómo se reduce el precio. Y cuando pasa eso, créeme, da un gustazo que parece que te has ganado un premio.
Así que ya sabes: si te apetece escaparte unos días sin que tu cuenta corriente sufra, las ofertas de última hora y los códigos descuento son tu mejor aliado. No necesitas ser un experto, ni tener una agencia de viajes de confianza, ni hacer cursos online sobre cómo ahorrar viajando. Solo necesitas estar atento, tener un poco de iniciativa y no tener miedo a decidir sobre la marcha.
Porque muchas veces los mejores viajes son esos que no planeaste.
Viajar no tiene por qué ser caro, ni complicado, ni algo para cuando haya más tiempo. Las oportunidades están ahí, todos los días, esperando a que alguien las aproveche. Y con un código promocional en la mano, el mundo se te pone mucho más cerca.
Hay viajes que empiezan mucho antes de hacer la maleta. Empiezan con una idea, una conversación al azar, una foto en redes, un “necesito escaparme” dicho casi en voz baja mientras el día a día aprieta.
Y en ese momento empieza también el lío: buscar vuelos, encontrar hoteles, cuadrar fechas, mirar precios que suben y bajan cada cinco minutos… Lo que se supone que iba a ser el plan perfecto empieza a parecer una pequeña pesadilla logística. Hasta que descubres (o redescubres) la fórmula Vuelo + Hotel. Y, de verdad, no sabes cómo no se te ocurrió antes.
Porque es como si te quitaran de golpe un peso de encima. Un respiro. Todo en uno, en un solo clic, sin complicaciones. El vuelo y el hotel van de la mano, se ajustan entre ellos, no tienes que pelearte con horarios imposibles ni temer que el alojamiento esté a dos horas del aeropuerto. Es como si alguien ya hubiera hecho el trabajo sucio por ti, y tú solo tuvieras que elegir qué tipo de viaje quieres vivir.
Y ahí es donde empieza la parte bonita. Porque cuando dejas de preocuparte por los detalles técnicos, te das el lujo de soñar de verdad. Empiezas a pensar en lo que importa: en ese desayuno frente al mar, en el paseo por calles empedradas de una ciudad que no conoces, en esa habitación con vistas que sabes que vas a recordar más que cualquier souvenir.
El viaje empieza a tener forma, sabor, olor. Empieza a emocionarte.
Además, muchas veces lo que descubres es que, curiosamente, esta fórmula te sale incluso más barata. Sí, más barata. Porque cuando reservas vuelo y hotel juntos, las plataformas y agencias tienen precios negociados que tú, por tu cuenta, no podrías conseguir.
Y eso se nota. A veces te llevas una sorpresa agradable: un hotel mejor del que pensabas que te podías permitir, o un vuelo directo cuando ya te habías resignado a hacer escala. Pequeñas victorias que hacen que el viaje empiece bien incluso antes de subir al avión.
Y luego está esa sensación de que todo está bajo control. De que si pasa algo (un cambio de horario, una cancelación, un retraso), no estás solo. Hay alguien al otro lado para ayudarte, para buscarte otra opción, para no dejarte tirado. Esa tranquilidad no tiene precio, sobre todo cuando viajas lejos o cuando llevas tiempo soñando con ese viaje y no quieres que nada lo estropee.
La flexibilidad también sorprende. Porque al principio piensas que es un paquete cerrado, sin margen de maniobra, pero resulta que puedes elegir un montón de cosas: el tipo de hotel, las fechas exactas, los horarios del vuelo, si quieres desayuno incluido o prefieres salir a explorar bares locales. Incluso puedes añadir traslados, actividades o seguros. Es como tener un viaje a medida, pero sin complicarte la vida.
Y lo mejor es que sirve para todo tipo de planes. ¿Un finde en París con tu pareja? Perfecto.
¿Una semana en una isla para desconectar del mundo? También. ¿Un viaje con amigos, un regalo para tus padres, unas vacaciones improvisadas porque pillaste unos días libres? Lo que sea. Hay opciones para todos, y eso lo hace todavía más fácil. No tienes que pensártelo mil veces ni hacer malabares. Lo organizas en una tarde, y a otra cosa.
Al final, la fórmula Vuelo + Hotel no es solo una forma práctica de viajar. Es una forma de recuperar el entusiasmo por viajar. De volver a sentir esas mariposas en el estómago cuando confirmas la reserva.
De saber que lo más difícil ya está hecho y que ahora solo queda disfrutar. Pensar en los sitios que vas a conocer, en los sabores nuevos que vas a probar, en los ratos tontos y felices que vas a compartir con quien sea que te acompañe.
Y lo digo porque lo he vivido. Porque alguna vez también me vi con mil pestañas abiertas, agotado antes incluso de salir de casa. Y en algún momento me cansé. Me dije: Tiene que haber una forma más fácil de hacer esto. Y la había. No será mágica, pero casi. Y desde entonces, no lo dudo: vuelo y hotel, juntos. Como deberían ir siempre.
Porque viajar debería ser fácil. Debería ser ilusión, descanso, descubrimiento. No una batalla contra el algoritmo de precios o contra el reloj. Y si hay una forma de hacer que todo eso fluya con menos esfuerzo y más ganas.
Lastminute es de esas webs que no necesitan mucha presentación. Solo con el nombre ya sabes por dónde van los tiros: viajes de última hora, ofertas que aparecen y desaparecen en cuestión de horas, precios que parecen irreales si los comparas con lo que cuesta organizar un viaje con meses de antelación.
Pero lo cierto es que Lastminute no se queda solo en eso. Es una agencia de viajes online que ha sabido adaptarse a lo que busca la gente hoy: reservar rápido, cómodo y sin dejarse medio sueldo por el camino.
Aunque su fuerte siempre han sido las escapadas de última hora, con los años se ha convertido en una plataforma muy completa donde puedes organizar desde una noche suelta en un hotel hasta unas vacaciones con todo incluido en el Caribe.
Y lo mejor de todo es que no necesitas ser ningún experto en buscar vuelos ni en montar itinerarios complicados, porque la web te lo da todo hecho. Tú solo tienes que elegir destino, fechas y presupuesto, y en unos minutos tienes montado tu viaje.
Uno de los puntos fuertes de Lastminute es que trabajan con una buena red de aerolíneas y hoteles, lo que significa más opciones y mejores precios. Tanto si estás buscando un vuelo low cost para escaparte un fin de semana como si necesitas un billete de avión a otro continente, vas a encontrar combinaciones para casi cualquier rincón del mundo. Lo mismo pasa con los hoteles.
Hay de todo: desde hostales sencillos para dormir sin más, hasta resorts de cinco estrellas con piscina infinita, buffet y spa incluido. Tú eliges hasta dónde quieres llegar y cuánto estás dispuesto a gastar.
Y si lo tuyo es olvidarte de todo y que te lo den todo hecho, los paquetes de todo incluido son la joya de la corona. Cada vez hay más gente que, en vez de andar reservando por separado vuelos, hotel, traslados y demás, prefiere cogerlo todo junto y despreocuparse.
Lastminute lo sabe, y por eso tiene un apartado específico para vacaciones con todo incluido, donde literalmente no tienes que pensar en nada más que en hacer la maleta. Suelen incluir vuelos, alojamiento, comidas, bebidas y a veces incluso actividades o excursiones. Es ideal si quieres desconectar de verdad, sin mirar precios cada vez que pides una copa o decides probar un cóctel nuevo.
Además, una de las ventajas de reservar con ellos es que, al ser una agencia online, muchas veces tienen acuerdos especiales que no encuentras en otras webs. Eso se traduce en mejores precios y también en promociones exclusivas. Por ejemplo, cada cierto tiempo lanzan códigos de descuento que puedes aplicar durante el proceso de compra y que te permiten ahorrar un buen pico. Y si te suscribes a su boletín o los sigues en redes sociales, es fácil enterarte antes que nadie de estas ofertas.
Otra cosa interesante es que, aunque el nombre sugiera que solo venden escapadas de último minuto, también puedes reservar con bastante antelación. De hecho, muchas de las ofertas que publican están disponibles semanas o incluso meses antes de la fecha del viaje.
Así que si eres de los que prefiere dejar todo atado y bien atado con tiempo, también tienes sitio aquí. Eso sí, si te mola improvisar y pillar un chollo a última hora, la web está pensada para eso también: tienen un buscador específico para última hora que te muestra las mejores gangas en tiempo real, según lo que quede disponible.
En cuanto a los vuelos, una cosa que destaca es que puedes hacer búsquedas muy flexibles. Puedes seleccionar fechas exactas o simplemente poner un rango de días, y el sistema te enseña las mejores combinaciones.
También puedes buscar solo vuelos o incluir el hotel desde el principio. Es muy útil para quienes no tienen claro aún el destino pero quieren saber qué es lo más barato que pueden encontrar en un momento concreto. Y si tienes un destino fijo, el comparador de vuelos te muestra todas las opciones disponibles ordenadas por precio, duración del trayecto o número de escalas.
Respecto a los hoteles, el catálogo es muy amplio. Puedes filtrar por tipo de alojamiento, número de estrellas, puntuación de otros usuarios, ubicación, régimen de comidas... y los precios son bastante competitivos.
Además, muchas veces incluyen cancelación gratuita o pago en el alojamiento, lo cual es perfecto si estás organizando el viaje con algo de margen o si todavía no tienes todo cerrado. Las opiniones de los usuarios también ayudan bastante a la hora de decidirte, porque tienes comentarios reales y puntuaciones sobre limpieza, ubicación, calidad del servicio, etc.
Otra ventaja de Lastminute es que ofrece atención al cliente en varios idiomas y suelen responder rápido ante cualquier duda o imprevisto. Si necesitas cambiar algo de la reserva o tienes un problema durante el viaje, puedes contactar por teléfono o correo, y normalmente resuelven con bastante eficacia. Es un punto muy a tener en cuenta si vas a reservar algo importante como unas vacaciones largas o un viaje al extranjero.
Lastminute es una muy buena opción tanto para los que buscan viajes improvisados como para los que prefieren organizarlo todo con calma. Sus vuelos baratos, hoteles para todos los bolsillos y paquetes todo incluido hacen que sea fácil encontrar una opción que se ajuste a lo que necesitas. Y si además pillas uno de sus códigos de descuento o alguna promoción puntual, te puedes ahorrar bastante dinero sin complicarte la vida.
Ya sea para una escapada express de fin de semana o unas vacaciones largas al sol, es una plataforma que merece la pena tener en el radar.