Aprendiendo con Quentin Allen
Quentin Allen es un crítico de cine con muchos seguidores que realiza publicaciones muy interesantes en las que detalla muchas curiosidades y anécdotas que normalmente desconocemos. Leerle siempre es un placer y una forma agradable de aprender más sobre cine.
Lo podéis seguir también en Facebook.
"REBECA" significó la entrada de Hitchcock en la industria de Hollywood y, cómo no, lo hizo por la puerta grande. Una obra inteligente cuyas insanas intenciones se cuelan en la psique del espectador de manera sibilina, consiguiendo que los dos personajes que potencian el efecto perturbador sean una mansión y alguien que no llega a aparecer en pantalla, pero cuya presencia permanece siempre amenazante.
Comparto con vosotros jugosas anécdotas del proceso de producción de este indiscutible clásico del séptimo arte.
La historia comienza con la férrea intención del productor David O. Selznick de convencer a Alfred Hitchcock para que cruzase el charco y se instalara en Hollywood. El director venía precedido de una innegable fama, conseguida por su impresionante carrera en su país natal. Tras dos años de tentativas, Selznick puso toda la carne en el asador para convencerlo al adquirir por cincuenta mil dólares los derechos de la novela "Rebeca" de Daphne Du Maurier, que había sido el gran deseo de Hitchcock. Así comenzaba una fructífera pero complicada relación entre dos de la grandes personalidades del cine de la época.
La primera petición de Selznick consistió en que el propio Hitchcock adaptara la novela, pero el resultado no fue del agrado del productor. Pensaba que el guión de Alfred traicionaba el espíritu de la obra por la presencia de injustificables toques de humor. Que Selznick le encargara a Robert E. Sherwood un nuevo guión fue el inicio del fuerte enfrentamiento entre ambos...
Hitchcock no soportaba el hecho de apenas tener incidencia en el guión definitivo -algo que no volvería a tolerar durante el resto de su carrera- y decidió prohibir a Selznick la entrada en el set de rodaje tras verse en la obligación de expulsarlo cierto día tras una acalorada discusión. Entre la obsesión por intervenir en cualquier aspecto del film por parte del productor y el ritmo pausado y detallista de Hitchcock, la guerra no parecía tener fin, habiendo comenzado ya durante el proceso de casting...
Selznick tenía pensado que la protagonista fuera Carole Lombard y que este hecho ayudara a convencer a Ronald Colman, que era reacio a aceptar el papel principal masculino. Colman no quería intervenir en el film por dos motivos: El primero de ellos, muy claro, es que no le gustaba el perfil de su personaje y eso le llevaba a pensar que quedaría eclipsado por su compañera en la pantalla...
Desestimada esta opción, Selznick se debatía entre Laurence Olivier y William Powell. La razón por la que contrató al primero fue solo económica... pedía cien mil dólares menos. Y, por supuesto, tenemos a Hitchock cabreado porque su principal candidato -Robert Donat- ni siquiera fue tenido en cuenta.
Para el personaje de la señora de Winter, Selznick -sin contar de nuevo con Hitchcock- pensaba que Olivia de Havilland era la mejor opción tras Carole Lombard. Sin embargo, la Warner se negó a ceder a una de sus grandes estrellas con la excusa del rodaje de "Caballero y Ladrón" junto a David Niven. A todo esto, Olivier quería imponer a Vivien Leigh -que ya había trabajado recientemente con Selznick en "Lo Que el Viento se Llevó"- con quien vivía por entonces una relación amorosa, pero el productor ya tenía decidido que su elegida era Joan Fontaine...
La actriz, con apenas veintidós años y lejos de ser una estrella, no era del agrado de Hitchcock pero eso, como imaginamos, a Selznick le importaba poco...
Sin embargo, tras verla en "Mujeres" -bajo las órdenes de George Cukor- la opinión de Alfred sobre Joan cambió radicalmente...
No debemos olvidar a la pérfida e inquietante señora Danvers, maravillosamente interpretada por Judith Anderson, quien consiguió el papel tras haberlo rechazado con anterioridad la no menos estupenda Flora Robson...
Un último y, a buen seguro, controvertido apunte. El trato de Laurence Olivier hacía su compañera Joan Fontaine fue lamentable, fastidiado porque su amante -recordemos, Vivien Leigh- no había sido seleccionada, convirtió su rodaje en un infierno. Pero Hitchcock, lejos de intentar arreglar la situación, utilizó su humor negro no exento de mala baba. Cierto día se acercó a una ya sensible Fontaine y le susurró que todo el equipo de producción no la soportaba, rayando el odio...
La pobre Joan se hundió definitivamente y Hitchcock se salió con la suya... ella aparecería tímida, frágil y cohibida en la pantalla, tal y como se sentía a diario en el set. Menudo zorro el tito Hitch...
"LA NOCHE DEL CAZADOR" es una de las obras más cautivadoras y fascinantes de la historia del cine. Un cuento de hadas, tan onírico como macabro, que sumerge al espectador en un impactante retrato del bien y el mal. Comparto con vosotros jugosas anécdotas sobre su proceso de producción.
El gran Charles Laughton decidió emprender su primera aventura tras la cámara con la adaptación de la novela de Davis Grubb. En principio tenía claro que su pareja de protagonistas debían ser Gary Cooper y Betty Grable, pero ambos rechazaron la propuesta porque pensaban que un film tan oscuro y siniestro perjudicaría a sus carreras.
Con la contratación de la siempre maravillosa Shelley Winters solucionó la mitad del problema, pero todavía quedaba encontrar al Harry Powell perfecto...
Cuando Laughton se encontraba convencido de que Laurence Olivier podía ser el actor que buscaba, decidió reunirse con un Robert Mitchum ansioso por conseguir el papel. En dicho encuentro, Laughton le contó que buscaba a alguien que pudiera encarnar a la perfección "un diabólico pedazo de mierda". Sin dudarlo, Mitchum gritó "¡presente!"... el papel ya era suyo.
A pesar de la mala reputación que precedía a Mitchum -tan grande interpretando como problemático en su conducta-, Laughton vivió junto a él una de las mejores experiencias de su carrera, afirmando que era "simpático, amable, caballeroso y más tímido de lo que nadie pudiera imaginar"...
Pero el sentimiento era recíproco y Mitchum llegó a reconocer que Laughton era el mejor director con el que había trabajado. Tal fue la complicidad entre ambos, que el actor rodó -a petición de Laughton- algunas escenas de la película, por un motivo muy curioso. El orondo director no soportaba trabajar con niños y su relación con la niña protagonista era especialmente desesperante, así que antes de perder los nervios, Laughton pedía a Mitchum que se pusiera tras la cámara...
La United Artists no confiaba en las posibilidades comerciales de esta película, llegando a ningunear a su propio equipo de producción. En una decisión indignante, la productora decidió iniciar el rodaje de "No serás un extraño" cuando la película que nos ocupa no estaba todavía terminada. El film de Stanley Kramer tenía a Olivia de Havilland, Frank Sinatra y ¡Robert Mitchum! como protagonistas, por lo que el pobre Charles Laughton tuvo que rodar las escenas que faltaban cuando Mitchum obtenía días libres en el otro rodaje. Este fue uno de los motivos por los que Laughton decidió no volver a dirigir una película, pero no fue el único...
"La Noche del Cazador" fue un fracaso de taquilla e incomprendida entre la crítica de la época, algo que decepcionó a Laughton. Decidió regresar a la dirección de obras teatrales, algo que le apasionaba más que el cine. Afirmaba que "a cada representación teatral se le pueden añadir nuevos detalles pero la película, una vez terminada, no se puede modificar". Por todo lo expuesto decidió abandonar su siguiente proyecto, que no era otro que adaptar la famosa novela de Norman Mailer "Los Desnudos y los Muertos". Fue Raoul Walsh quien lo llevaría a cabo, en 1958...
"CANDILEJAS" es la crepuscular maravilla, tan entrañable como desgarradora, que regaló Chaplin al mundo del espectáculo. Con un innegable toque autobiográfico, el maestro reflexionaba amargamente sobre el inexorable paso del tiempo. Comparto con vosotros jugosas anécdotas de su proceso de producción.
Cuando Chaplin desarrolló esta historia, durante casi tres años, pensó plasmarla en un libro que se llamaría "Footlights". Sin embargo, pensó que tenía potencial suficiente para llevarlo a la gran pantalla.
El cineasta -no olvidemos que también productor y director de esta obra- comenzó a diseñar su casting ideal.
Para el papel de Thereza pensó en una Audrey Hepburn casi desconocida, a la que todavía le quedaba algo más de un año para alcanzar el estrellato con "Vacaciones en Roma", pero finalmente se decantó por la maravillosa Claire Bloom, que por entonces contaba con solo veintiún años.
Interesante caso es el de la actriz Edna Purviance. Eterna intérprete en más de veinte films de Chaplin desde la época muda, también pudo intervenir en este film que nos ocupa. Su presencia se reduce a una mera figuración sin texto, pero denotaba la admiración que el director sentía por ella. Desde que se conocieron jamás dejó de tenerla en nómina, corriendo con sus gastos hasta su muerte en 1958, seis años después del estreno de esta película.
Y cómo olvidar la esperada reunión con Buster Keaton. Chaplin consiguió que por fin trabajaran juntos en una película, pero no era la primera vez que compartían plano porque ya lo hicieron en "Seeing Stars", que no dejaba de ser un corto de 1922 que servía de promoción de algunos de los futuros estrenos de la compañía First National.
Keaton llevaba arruinado dos décadas, tras aquel desastroso contrato firmado con la MGM en 1928 que limitó su talento artístico, lo que unido a la llegada del sonoro lo envió al ostracismo. Sin embargo, Chaplin contó con él más por admiración que por caridad. Desde la época del cine mudo, la prensa intentó crear una rivalidad que realmente nunca existió. Se respetaban mutuamente, lo que se confirmó durante el rodaje. Keaton, tras esta experiencia, llegó a afirmar que "Chaplin es el cómico más grande de la historia del cine"... y eso que muchos piensan que lo es él.
"Candilejas" fue más apreciada en Europa que en Estados Unidos, donde estuvo vetada veinte años. Y estos fueron los motivos...
Chaplin viajó hasta Londres, para el estreno mundial de la película el 16 de octubre de 1952. Pero lo que no imaginaba era que ya todo cambiaría para él en USA. Durante su ausencia revocaron su permiso de entrada en el país porque se le relacionaba con el partido comunista y retiraron el film de los cines de New York y otras grandes ciudades de la costa este, impidiendo que llegara a Los Angeles, algo indispensable para entrar en la carrera de los Oscar. Todo esto provocó que "Candilejas" fuera su última película rodada en suelo americano y que el propio Chaplin no regresara a ese país hasta 1972, para recoger un Oscar honorífico donde todo Hollywood se rindió a sus pies a modo de redención. Curiosamente recibiría otro Oscar al año siguiente, por la maravillosa e inolvidable banda sonora de esta película ya que, por fin, pudo estrenarse en Los Ángeles veinte años después...
"EL HOMBRE TRANQUILO" ocupa un meritorio puesto 22 en vuestra lista de películas favoritas de todos los tiempos. Una de las grandes obras maestras de John Ford resulta ser uno de sus films más atípicos pero, a la vez, mágicos. Comparto con vosotros jugosas anécdotas de su proceso de producción.
Todo comenzó en 1933, cuando Ford leyó un cuento de Maurice Walsh publicado en "The Saturday Evening Post". Pensó que era ideal para desarrollar un nuevo proyecto y, tres años más tarde, adquirió los derechos por solo diez dólares, aunque finalmente el autor recibió un cheque de seis mil dólares cuando el film llegó a estrenarse.
Desde ese momento Ford intentó conseguir, sin éxito, la financiación necesaria. A pesar de las decepciones, en 1944 selló con un apretón de manos la presencia en el film de sus amigos John Wayne y Maureen O´Hara. Precisamente Wayne, cinco años después, tomó cartas en el asunto y se encargó de encontrar la financiación personalmente. Se entrevistó con Herbert J. Yates, presidente de Republic Pictures, y se encontró de inicio con una sonora negativa. "Es una estúpida historia irlandesa que no dará un centavo" le espetó a Wayne, aunque estaba dispuesto a negociar. La condición para producir el film dependía de que Ford, Wayne y O´Hara protagonizasen antes para la productora un western, algo que era dinero seguro. Al final todos aceptaron y, gracias al éxito de "Río Grande", Ford pudo rodar su deseado film en la tierra de sus ancestros.
El rodaje entre amigos tuvo un ambiente agradable, aunque no exento de inolvidables anécdotas.
Mientras rodaban la famosa escena del beso, Ford no paraba de gritarle a Maureen que abriese los ojos. Harta de los gritos del director, le respondió lo siguiente: "¿Qué sabrá este hijo de puta calvo lo que es sentir los latigazos del pelo en medio de una tormenta...?". No debemos olvidar que Maureen O´Hara era una mujer de armas tomar...
Pero John Ford, desde el cariño, se la tenía guardada. Con la complicidad de Wayne, le devolvió la jugada en la escena en la que el actor la lleva a rastras. Wayne se preocupó de que O´Hara saliera algo magullada de la escena, arrastrándola exactamente por las zonas donde Ford había mandado colocar estiércol...
Un último y emotivo apunte. Maureen O´Hara falleció, mientras dormía, el veinticuatro de octubre de dos mil quince, a los noventa y cinco años de edad. Su último deseo antes de fallecer fue escuchar la maravillosa banda sonora que Victor Young compuso para esta película...
"EL VERDUGO" ha sido la película española más votada por vosotros -la segunda es "Plácido"- en la gran encuesta sobre vuestras películas favoritas de todos los tiempos, realizada hace unas semanas. La indiscutible obra maestra de Berlanga sigue conservando todos los elementos que definen su importancia para nuestro cine. Inteligente y ácida sátira sobre nuestra sociedad de entonces, supo destapar nuestras miserias sin dejar de arrancar una sonrisa al espectador. Comparto con vosotros interesantes anécdotas de su producción y del revuelo causado ante su estreno.
Al maestro Berlanga se le ocurrió la idea de desarrollar este proyecto tras una conversación con un abogado, amigo suyo. En ella, le narró una anécdota que presenció, que no era otra que la ejecución de una mujer y la resistencia que opuso mientras detrás, al verdugo, tenían que emborracharlo y llevarlo a rastras para que cumpliese su trabajo. Berlanga y su inseparable Rafael Azcona ya tenían un interesante punto de partida...
Aparte de José Isbert -en el que sería su último trabajo juntos-, Berlanga tenía claro que el papel principal debía ser para José Luis López Vázquez. Sin embargo, al ser una coproducción hispano-italiana recibió presiones para que Nino Manfredi encarnara ese papel, relegando a López Vázquez a un personaje secundario.
Pero, como era de esperar, los verdaderos problemas llegaron con el estreno del film...
Su presentación mundial tuvo lugar en el Festival de Venecia de 1963. Por aquella época, el régimen franquista acababa de ordenar la muerte por fusilamiento de un comunista y de dos anarquistas por garrote vil. En Europa se conocía a Franco como "el verdugo" y eso provocó un importante malentendido en la ciudad de Venecia. Allí, varios anarquistas la emprendieron a pedradas con Berlanga y su equipo, pensando que la película que presentaban era una apología del franquismo. Nada más lejos de la realidad...
Justo antes de la proyección en el festival, las autoridades españolas -con el embajador en Roma al frente- intentaron boicotear el estreno. Argumentaban que era la película más "antipatriótica" y "antiespañola" jamás rodada, pero sus fuertes presiones no hicieron mella en los directivos del festival.
Franco, impotente y disgustado ante la situación llegó a afirmar ante su Consejo de Ministros lo siguiente: "Ya sé que Berlanga no es un comunista, es algo peor... es un mal español". Debemos recordar el contexto temporal, donde el régimen intentaba potenciar el sector de la vivienda y el turismo y se encontraban con una película que dinamitaba esa imagen en el extranjero...
Como era de esperar, esto pasó factura a la carrera de Berlanga, que no pudo rodar en suelo español hasta siete años después con "¡Vivan los Novios!". No olvidemos que en 1967 rodó "La Boutique" -también conocida como "Las Pirañas"-, pero en suelo argentino y con la mayor parte de la financiación de ese país...
"EL PIANISTA" es mucho más que una auténtica obra de arte. Para Polanski se convirtió en la mejor manera de exorcizar sus propios fantasmas, esos que le acompañaban desde su niñez en la Polonia ocupada... y lo hizo con una película desgarradora y valiente, retrato de nuestra capacidad de supervivencia, que supuso el reencuentro con el pulso narrativo del maestro en sus mejores épocas. Comparto con vosotros jugosas anécdotas de una obra tan imprescindible como necesaria.
Corría el año 2000 y Roman Polanski vivía uno de los momentos más bajos de su carrera. Reciente el fracaso de "La Novena Puerta", y con tan solo tres estrenos durante la década de los 90, se armó de valor para afrontar un proyecto que le rondaba la cabeza pero que no se atrevía a desarrollar. No debemos olvidar que ocho años antes, Spielberg le había ofrecido dirigir "La Lista de Schindler" y él rechazó la propuesta al no sentirse psicológicamente preparado.
Podemos entender el temor de Polanski a revivir el horror de la invasión nazi de Polonia porque mientras él salvó la vida de milagro, su madre fue asesinada en en el campo de concentración de Auschwitz y su padre fue enviado a Mauthausen, siendo uno de los escasos prisioneros que consiguió sobrevivir.
Polanski decidió adaptar las memorias del pianista Wladyslaw Szpilman, siendo fiel a sus terribles experiencias pero sin dejar de aportar detalles de sus propias vivencias.
El primer aspecto fundamental del film era encontrar al protagonista ideal. Teniendo en cuenta que deseaba que fuera un desconocido, publicó un anuncio en el periódico británico "The Guardian" donde se buscaba a "varón de veinticinco a treinta años, delgado y moreno. No es necesaria experiencia pero sí carisma...". Se presentaron casi mil quinientos candidatos pero, tras un agotador proceso de casting, no encontró a ninguno de su gusto. Había que cambiar de estrategia...
Su nuevo objetivo era Joseph Fiennes, pero el actor tuvo que declinar el ofrecimiento debido a sus compromisos teatrales. Entonces se fijó en Adrien Brody...
Aprovechando que Brody rodaba por aquel entonces en París una película llamada "El Misterio del Collar" -junto a Hillary Swank-, Polanski le citó para proponerle el papel. Brody no solo aceptó de inmediato, sino que se involucró de tal manera en su personaje que no tuvo problema alguno en aprender nociones básicas de piano y en perder catorce kilos -hasta quedarse en apenas cincuenta y nueve kilos- para recrear los pasajes más intensos del personaje en la historia...
Esta película devolvió a Polanski el estatus que nunca debió perder, obteniendo un gran éxito entre crítica y público. Incluso consiguió el Oscar al mejor director, pero no lo pudo recoger...
El 23 de marzo de 2003, Polanski tuvo que ausentarse de aquella gala de entrega por su temor a ser arrestado en cuanto pisara suelo americano, debido a los cargos existentes contra él desde 1977 por presuntos abusos sexuales a una menor en casa de Jack Nicholson. Sin embargo Harrison Ford -amigo de Polanski desde los tiempos en que rodaron "Frenético"- aceptó el Oscar en su nombre y pudo entregárselo personalmente cinco meses después durante el Festival de Deauville, del que Polanski era presidente de su jurado.
Un último y emotivo apunte. Polanski decidió regresar a Polonia para rodar esta película -algo que no hacía desde 1962 con "El Cuchillo en el Agua"- y vivió una maravillosa experiencia. Allí se encontró con un anciano que en su día le ayudó a librarse de una muerte segura, colaborando en su protección y huida de semejante infierno. Polanski, emocionado, no solo lo contrató como extra, sino que estuvo a su lado durante todo el rodaje. Y es que algunos acontecimientos dejan una huella indeleble...
"MYSTIC RIVER" es una de las obras más poderosas de la brillante carrera de mi admirado Clint Eastwood. El maestro nos ofrece un descorazonador retrato sobre amistad y venganza, provocando que el espectador se enfrente a sus miedos más profundos sin un ápice de misericordia, sin concesiones, regalándonos una de las obras más perfectas de este nuevo siglo, absolutamente desnuda y desprovista de cualquier artificio. Una película puramente actoral...
Comparto con vosotros, mis queridos amigos, jugosas anécdotas de su proceso de producción.
Cuando la exitosa novela de Dennis Lehane, publicada el año anterior, llamó la atención de Eastwood, ya sabía que poseía material suficientemente interesante para su nueva película. Confió la adaptación de la obra a Brian Helgeland, guionista de moda en Hollywood por aquella época -su trabajo para "L.A. Confidential" le santificó- y con el que acababa de colaborar en -la posteriormente fallida- "Deuda de Sangre".
Con la luz verde de Warner Bros. y la condición innegociable de Eastwood de rodar en Boston -los ejecutivos preferían Toronto para ahorrar costes- solo quedaba confeccionar el casting, aunque no fue tan sencillo como en otros de sus proyectos.
Sean Penn, Tim Robbins y Marcia Gay Harden -que ya había trabajado con Clint en esa joya algo olvidada llamada "Space Cowboys"- aceptaron de inmediato. Los problemas llegaron con el resto del plantel protagonista...
Para el personaje de Sean Devine, el elegido fue Michael Keaton. Tras semanas de trabajo de lectura de guión con el resto del equipo, de profundizar en su personaje junto a la policía de Massachusets e incluso mudarse a Boston para captar la esencia de la ciudad, que no dejaba de ser un personaje más, llegó lo impensable. Un mes antes de iniciarse el rodaje, Keaton e Eastwood se enzarzaron en una brutal discusión sobre cuestiones artísticas que derivó en el abandono del proyecto por parte de Keaton. Clint resolvió el problema en una semana contratando a Kevin Bacon.
Forest Whitaker aceptó encarnar a "Whitey" Powers, pero problemas de agenda le obligaron a abandonar. Laurence Fishburne ocupó su lugar.
Pero el caso más curioso fue el de Laura Linney. La actriz, deseosa de repetir con Eastwood tras "Poder Absoluto", ya se había comprometido a rodar "Love Actually" en Europa. Sin embargo, y a pesar de la coincidencia de fechas, Linney pidió permiso a los responsables de ambos films para poder alternar los rodajes. Se pasó un mes cruzando el Atlántico semanalmente pero, a buen seguro, le mereció la pena...
Dejo para el final un par de momentos inolvidables de un rodaje que Eastwood, fiel a su tradición, rodó en tiempo -apenas cuarenta días- y presupuesto -unos modestos veinticinco millones de dólares-. A continuación revelo algunos detalles de la trama, por lo que recomiendo no sigan leyendo aquellos que todavía no hayan disfrutado del film.
Sean Penn interiorizó el personaje de manera asombrosa, mostrando una intensidad apabullante hasta el punto de necesitar una bombona de oxígeno al final de cada toma en el rodaje de la escena en la que, rodeado de policías, descubre la muerte de su hija.
Pero la joven Emmy Rossum también vivió un momento inolvidable gracias a Penn. En la escena en la que el actor visita el depósito de cadáveres y se encuentra con su hija muerta, Emmy no pudo parar de llorar durante el rodaje de toda la escena, a riesgo de arruinarla por razones obvias... Tras el rodaje llegó a afirmar que reaccionó así porque la escena "era tan poderosa y emotiva... y Sean Penn lo hacía tan increíble...". La magia del cine.