Creación de tarta para un cumpleaños distinto

Estamos pasando por un momento difícil y estresante: mi hermana pequeña está ingresada en el hospital y, como es comprensible, no quiere seguir estando ingresada. Mañana es el cumpleaños de mi madre. Puesto que ella es la que se está quedando la mayoría de las noches en el hospital, no estoy segura de si podré verla; será el primer cumpleaños desde que nací que no lo pasaré con ella. Estoy bastante triste porque echo de menos a ambas y el hecho de no poder celebrar el cumpleaños con mi madre me genera ansiedad. Decidí comentárselo a mi padre y le pregunté si iba a haber posibilidad de ir a verlas, ya que con la normativa Covid se supone que no está permitido. El me dijo que tenía pensado hacer la tarta favorita de mi madre (tarta de zanahoria) para llevársela al hospital y estar un rato corto con ellas, el único problema era que no estaba seguro de que fuera a darle tiempo, ya que estaba hasta arriba de trabajo. Me ofrecí a ayudarle, él se encargó de hacer la parte del bizcocho propiamente dicha y a mí me tocaba hacer el “icing” además de darle forma y decorarla. Mi gran desafío era que no había hecho esta tarta en mi vida, pero ya que era para mi madre iba a esforzarme al máximo. Mi padre dejó el bizcocho haciéndose en el horno y se fue a hacer recados. Me quedé sola en casa y cada 10 minutos me tocaba revisar si ya estaba hecho. Una vez hecho, llegaba lo más difícil: tenía que poner un bizcocho encima del otro, con el "icing" que había creado previamente entre medias, conseguir que se sostuviera y, una vez sujeto, poner el "icing" alrededor de todo el bizcocho. Se me complicó todo bastante porque a mi padre se le olvidó ponerle una capa fina de aceite a los moldes para que no se quedaran pegados a la hora de sacarlos. Ambos se desmoronaron al abrirlos, fue desesperante: lo que me iba a tocar iba a ser coger los trozos pequeños y tratar que tuvieran forma de tarta, además de que no se cayera a pedazos. Me estresé muchísimo y me costó una eternidad mantener unidos los trozos, esto es algo en lo que debo mejorar porque cuanto más me estreso, peor me salen las cosas. He de admitir que poner el "icing" alrededor de toda la tarta me resultó lo más difícil de todo: cuando lo ponía, los trozos se quedaban pegados a la espátula y volvía a romperse todo de nuevo; a esto hay que añadirle que no había suficiente "icing" para cubrir toda la tarta y tuve que hacer aún más. Después de aproximadamente 1 hora, conseguí que la tarta quedara decente y la guardé en el frigorífico para que se quedara bien ligada. A la mañana siguiente, decoré la tarta con unas nueces y después de comer emprendimos nuestro viaje hacia el hospital. Tenía muchísimas ganas de verlas y esperaba que a ambas les hiciera tanta ilusión como a mí la tarta (además a mi hermana no le gusta mucho la comida del hospital).

Como era domingo por la tarde y no tenían compañera de habitación, mi padre había conseguido que nos dieran permiso para celebrar un ratito el cumpleaños en familia.

Cuando llegamos todos, con tarta y velas incluidas, mamá y mi hermana se llevaron una gran sorpresa. Mi hermana estaba tan alucinada que no pudo ni hablar durante unos minutos. Fue una celebración de cumpleaños inusual pero entrañable, un momento tierno y familiar en medio del hospital. La fuerza del cariño familiar y los pequeños gestos consiguieron poner un poco de luz y alegría en un día difícil.

Objetivos de aprendizaje alcanzados: 1, 2 y 5.