Competición gastronómica

Dos compañeros de clase propusieron hacer una competición gastronómica implicando tanto a alumnos como a profesores del IB. Los equipos tenían que ser de 2 o 3 personas, la única condición era que no podíamos elegir nuestro país nativo para la presentación de platos típicos., Por este motivo, una amiga y yo decidimos elegir México, buscando no sólo aprender a cocinar su comida sino también aprender sobre su cultura (posteriormente se nos unió otro compañero). Yo me encargué de hacer el postre, mi amiga del plato principal y el compañero de un aperitivo.

Tras investigar sobre la gastronomía mexicana y también un poco sobre su cultura, los jericallos me parecieron el postre perfecto. Se suelen servir en pequeños recipientes pero como no tenía, improvisé y los hice en dos recipientes grandes.


Cocinar postres no es mi punto fuerte, sin embargo sí que he notado mejora con respecto a otras veces, gracias a la práctica que he obtenido en las experiencias anteriores. Otro desafío al que tuve que enfrentarme fue que, además de que no haberlos cocinado en mi vida, tampoco podía probarlo ya que contiene ingredientes que, por mi enfermedad, no puedo ingerir, de modo que “iba a ciegas”. Independientemente de que el postre tuviera buen aspecto y de que mis padres me dijeran que estaba bueno, tenía miedo de que estuvieran malos y que a mis compañeros/profesores y, muy especialmente, a los jueces no les gustaran.

Para mayor complicación, estuve haciendo el postre mientras estudiaba porque al de pocos días tenía examen; estar estudiando mientras cocinaba supuso un mayor esfuerzo aún: no lograba ni concentrarme totalmente en los estudios ni estar pendiente del postre plenamente. Temía no haberle prestado suficiente atención al postre; además había leído que, para que supiera rico, había que estar muy pendiente de ellos cuando estuvieran en el horno.

De todos modos, a pesar de mis miedos, estaba orgullosa de mí, el postre tenía buena pinta y había logrado estudiar y cocinar a la vez, algo que nunca me habría visto capaz de hacer. Sobre todo, me sentía orgullosa de haber hecho una planificación realista que me permitió sacar ambas cosas adelante de forma bastante digna.


Llegada la hora del concurso, tanto a los jueces como a mis compañeros y profesores les gustó mucho el postre (¡se acabaron la mayor parte!). Me dieron la enhorabuena porque conseguí darle el punto perfecto de dulce, además de una textura agradable.

Mi equipo no ganó ningún premio, pero nuestros profesores y compañeros nos felicitaron. Aunque me hubiera gustado ganar algún premio, estoy orgullosa tanto de mi resultado como del de mi grupo.

He disfrutado y aprendido bastante sobre la cultura y gastronomía mexicana.

También, esta actividad nos ha ayudado a unirnos más aún como grupo. Resultó una tarde muy divertida.

Objetivos de aprendizaje alcanzados: 1, 2, 3 y 5.

Competencia Gastronómica organización