Sendero "Cascada Limón" (República Dominicana)

Este verano he tenido la suerte de irme de vacaciones a la República Dominicana. Recorrimos toda la isla, de norte a sur. Concretamente, esta experiencia tuvo lugar en la península de Samaná (fue la zona que más me gustó en lo que se refiere a paisaje, tanto de playa como de bosque tropical). No queríamos hacer lo que todos los turistas hacen cuando van de vacaciones a la República Dominicana (ir exclusivamente a la playa); por lo tanto, decidimos buscar también otro tipo de paisajes como esta cascada.


Cuando llegamos al sitio, inmediatamente nos ofrecieron ir a caballo acompañados por un guía, ya que había estado toda la noche lloviendo y el sendero era casi inviable por el barro en el que los pies se hundían por completo. Decidimos ir a pie, como teníamos pensado desde el principio. Fue un trayecto complicado por diversos motivos: el barro, no estar seguros de si estábamos yendo por el camino correcto, las pendientes bastante pronunciadas (ya que estábamos transitando por montaña) y, por último, las casi 200 escaleras del tramo final (me costó mucho subirlas a la vuelta porque, a pesar de que estuvimos descansando junto a la cascada, me sentía muy cansada, con pocas fuerzas).


A pesar de las dificultades, me siento muy orgullosa de mí misma. Logré superar todos los desafíos a los que me ví enfrentada. No solo conseguí realizar el sendero, sino que además fui la primera, con diferencia, en acabar la ruta (lo cual es bastante impresionante teniendo en cuenta que mi padre y mi hermano son grandes deportistas). Además, logré esquivar las zonas más embarradas (aunque me manché bastante) observando las diversas trayectorias que podía seguir.

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El trayecto me llevó también a reflexionar sobre el aspecto ético de que utilicen a los caballos de esa forma. Se les veía cansados, desganados y con calor, además, algunas zonas rocosas y resbalosas eran duras para los animales. Por desgracia, la mayoría de la gente optaba por ir en caballo. Por si fuera poco, los guías llevaban un palo con el que les atizaban si se detenían un momento. La situación me produjo mucha rabia y tristeza, no logro comprender cómo la gente puede tolerar esto, cómo pueden hacerles eso cuando el trayecto se puede realizar perfectamente a pie, aunque es cierto que lleva más tiempo y resulta bastante más incómodo. Creo que es una buena opción para algunas personas con determinadas limitaciones físicas, pero que no tiene sentido ofrecerla como opción mayoritaria. Me parece que, lamentablemente, es claro que los intereses económicos prevalecen sobre el bienestar animal.


Objetivos de aprendizaje alcanzados: 1, 2, 6 y 7.