navaja y máquina cortadora

Historia de los peluqueros

La historia de los peluqueros toma sus inicios en el año 296 a. C. en Roma, con los primeros tonsores, quienes eran los encargados de afeitar y cuidar de la barba de aquellos romanos que podían darse ese lujo. Quienes no contaban con su tonsor, podían entrar a las barberías situadas en las tiendas de la ciudad.


Para la edad media, el oficio tomó una nueva visión, no solamente se encargaban del arreglo de barba y cabello, también se encargaban de la extracción de piezas dentales, drenaje de abscesos, sangrías y pequeñas cirugías, convirtiéndose así, en ayudantes de los cirujanos (barberos-cirujanos).


Para mediados del siglo XVIII los barberos-cirujanos dejaron de lado todo lo relacionado con la cirugía y se dedicaron exclusivamente a cortar y cuidar el cabello. Con la Revolución Francesa el oficio vivió un nuevo momento, ya que el uso de la peluca quedó solamente para los miembros del Parlamento. De esta forma, más personas accedieron a las barberías.


A raíz de esto y con el nacimiento del siglo XIX, empezaron a aparecer las primeras cadenas de peluquería, además de formarse las primeras academias para aprender este arte.


Peluquería Quito


Luis Armijos, propietario del negocio prestó sus objetos para dar a conocer este oficio ya que, según cuenta, quedan pocos peluqueros tradicionales en Quito. La máquina de cortar cabello y la navaja que son parte de esta exposición, pertenecieron al padre del Sr. Armijos y él aprendió el arte del fígaro con estas herramientas, que hoy deben tener alrededor de 80 años. Máquinas como estas ya no se venden y son un recuerdo muy preciado de la familia Armijos.