caja registradora

Caja registradora


La primera caja registradora fue inventada a fines de la Guerra Civil de Estados Unidos en 1865, por James Ritty, quien era el propietario de un salón en Ohio. Con ayuda de su hermano John, patentó su creación en 1883.

Tiempo después, Ritty no obtuvo los beneficios esperados de su invento y vendió la patente a Jacob H. Eckert, quien incorporó algunas mejoras a la máquina, años después también vendió su empresa y patentes a John Henry Patterson, quien creó la National Cash Register Company y obtuvo un gran éxito al incluir en los nuevos modelos de las máquinas, un rollo de papel que permitía registrar las transacciones comerciales y obtener un recibo.

De las 350 cajas registradoras vendidas en 1884 se pasó a dos millones de unidades en 1922. Patterson fue un pionero en la aplicación de nuevos métodos de venta. Poco a poco, las cajas registradoras se vendieron por el mundo y también llegaron a los negocios del Centro Histórico de Quito. En la década de 1960, se vendieron las últimas cajas registradoras mecánicas y su versión en acero inoxidable era preferida en los negocios.



Sánduches Meneses

El Sr. Luis Meneses es el propietario de este tradicional negocio de Quito, y quiso ser parte de este proyecto porque ama a su ciudad, Quito.


La caja registradora que prestó al museo es más que una herramienta de trabajo, es una compañera. Llegó a su negocio cuando su hermano mayor la recibió como regalo, por parte del propietario de Bodega 1, un supermercado que existió en la ciudad. El Sr. Meneses usó la caja registradora durante muchos años, pero lastimosamente hace dos años esta se dañó. Varias personas han querido comprar su caja como una antigüedad, pero su afecto por el objeto no le permite venderlo.