Giuseppe Ungaretti
Caín
Oh pastor de lobos,
Tienes los dientes de la breve luz
Que azuza nuestros días.
Terrores, impulsos.
Estertor de floresta, esa mano
Que quiebra como encinas viejas,
Estás hecho a imagen del corazón.
Y cuando es la hora más oscura
¿El cuerpo alegre
Estás tú entre los árboles encantados?
Y mientras estallo de avidez,
El tiempo cambia, te mueves receloso,
Con mi paso me huyes.
Como una fuente en la sombra, ¡dormir!
Cuando la mañana todavía es secreta
Serías recibida, alma,
Por una ola sosegada.
Alma, ¿nunca sabre calmarte?
¿Nunca veré en la noche de la sangre?
Hija indiscreta del hastío.
Memoria, memoria incesante,
¿No hay viento que se lleve
Las nubes de tu polvo
Mis ojos se tornarían inocentes,
Vería la primavera eterna.
Y, finalmente nueva
Oh memoria, serías justa