Alejandra Pizarnik

La caída

Música jamás oída,

amada en antiguas fiestas.

¿Ya nunca volveré a abrazar

al que vendrá después del final?


Pero esta inocente necesidad de viajar

entre plegarias y aullidos.

Yo no sé. No sé sino del rostro

de cien ojos de piedra

que llora junto al silencio

y que me espera.


Jardín recorrido en lágrimas,

habitantes que besé

cuando mi muerte aún no había nacido.

En el viento sagrado

tejían mi destino.