Alejandra Pizarnik – Diarios

30 de Diciembre, 1959

Yo no me siento sola, me siento abandonada, que es peor y que significa una soledad trágica, recorrida de odios, no una soledad creadora, rilkeana. En suma, me doy asco. Cada vez que hablo y sonrío y soy cordial y afable, me doy asco porque sé que lo hago para defenderme: simulo bondad, para que no me castiguen ni abandonen, para que me quieran y me ayuden, etc. Pero me desprecio y me repugno y sólo amaré al ser que me ame como soy, callada y de hielo, hecha de silencio y dolor. Y cuando no precise ser otra ni fingir más, o al menos fingir muy poco, entonces habrá llegado la paz, el amor, la dulzura. Toda esta farsa me rompe el ser, me desarticula, me pierde y me enloquece. Hay que aceptar el abandono y la soledad.