Alejandra Pizarnik

A la espera de la oscuridad

Ese instante que no se olvida

Tan vacío devuelto por las sombras

Tan vacío rechazado por los relojes

Ese pobre instante adoptado por mi ternura

Desnudo desnudo de sangre de alas

Sin ojos para recordad angustias de antaño

Sin labios para recoger el sumo de las violencias

Perdidas en el centro de los helados campanarios.


Ampáralo niña ciega del alma

Ponle tus cabellos escarchados por el fuego

Abrázalo pequeña estatua de terror

Señálale el mundo convulsionado a tus pies

A tus pies mueren las golondrinas

Tiritantes de pavor frente al futuro

Dile que los suspiros del mar

Humedecen las únicas palabras

Por las que vale vivir.


Pero ese instante sudoroso de nada

Acurrucado en la cueva del destino

Sin manos para decir nunca

Sin manos para regalar mariposas

A los niños muertos