2.2 La generosidad y acogida de la gente es proverbial

Cuando visitábamos a la gente en los poblados, no solamente nos acogían y nos cuidaban de maravilla con lo que tenían, sino que también nos daban regalos para llevar a casa. Siempre volvíamos a la Misión cargados con huevos, mangos, piñas, gallinas y alguna vez, hasta cabritos para la comunidad. ¡Siempre sigo aprendiendo de su hospitalidad! Siempre disponían de tiempo para atender a las visitas. Su estilo de vida no dependía de lo que tenían o echaban en falta, sino de su filosofía de la vida: La vida para ellos es ante todo: pertenencia y relación con el grupo/clan. Me maravillaba su capacidad para disfrutar de las relaciones, tal y como son y con lo que tienen. Si ser “rico” no es “tener más, sino necesitar menos”, entonces los Banyoro son ¡muy ricos! Y si “la auténtica riqueza” significa “ser más, que poseer más”, entonces ellos son también ricos!

Las largas conversaciones con ellos por las tardes nos permitían conocer y gozar de su tradición oral y su sabiduría ancestral. Conversar es la única manera de conocerlos en su cultura, puesto que su tradición es eminentemente oral. Para ellos: existir significa relacionarse, y por tanto, vivir de verdad quiere decir “pasar tiempo juntos” en toda clase de acontecimientos acompañados de celebraciones culturales: Nacimientos, iniciaciones en la pubertad, matrimonios y fallecimientos.