2 Nombramiento a la Misión de Kakindo
1970 - 1975
Kadindo fue mi primera Misión. Era una región muy pobre, no sólo en lo material, sino también en educación escolar y servicios.
El equipo estaba formado por Gerard Salomé, Bartolomé Burgos y un servidor. Barto y yo llegamos a ser muy buenos amigos y compartíamos casi todo. Él fue un gran apoyo en esta mi primera Misión. Siempre recuerdo estos primeros cinco años con alegría y gratitud. La gente era muy sencilla, acogedora y amable. ¡Me sentía en casa!
En nuestro trabajo teníamos varios objetivos: Establecer buenas relaciones con los líderes y comunidades locales, visitar las familias regularmente y elegir, junto con sus líderes, los programas de acción más prioritarios. Recuerdo haber visitado todas las familias de Kakindo, unas 1000, tres veces durante esos cinco años. Regularmente nos quedábamos a dormir con ellos en los poblados. Eso nos permitía disfrutar de largas conversaciones por las tardes, escuchando sus historias y cuentos, mientras saboreábamos la cerveza local de plátano. ¡Fueron encuentros inolvidables!
Junto con este compromiso en Kakindo, el Obispo me pidió coordinar la “oficina para el Desarrollo” en la diócesis de Hoima. Siempre he creído que nuestra Fe debe promover un auténtico desarrollo integral de las personas en una sociedad más justa y pacífica. Eso significaba organizar y facilitar encuentros de formación ética para los líderes de las comunidades por toda la diócesis. Este había de ser siempre uno de los servicios constantes incluido en todos mis nombramientos.
Durante esos primeros cinco años, gozamos en nuestro equipo de un espíritu fraternal. Todos los domingos por la tarde, los tres equipos de Mugalike, Bujuni y Kakindo solíamos reunirnos en una de las Misiones, para disfrutar juntos y compartir experiencias. Estos encuentros fueron muy beneficiosos. El lunes por la mañana volvíamos a nuestros puestos.