10 Año sabático en el Instituto de Loreto

1999-2000

Después de muchos años como líder, sentí la necesidad de tomarme un tiempo para reflexionar sobre mi experiencia y aprender de ella. Participé en el curso del Instituto  Loreto, Dublín, para formadores y líderes.

Era un curso de nueve meses, con 32 participantes.  Fue muy beneficioso a causa de la calidad de los facilitadores y de las relaciones dentro del grupo. Como no era residencial, dos compañeros PB nos hacíamos todas las mañanas media hora en bicicleta para llegar al instituto y otro tanto por la tarde, lo cual nos venía de maravilla. Fue un curso intensivo reflexionando sobre nuestra experiencia de líderes.

Un líder sólo podrá capacitar a otras personas para promover el bien común, cuando él o ella hayan alcanzado un nivel suficiente en el conocimiento y aceptación de sí mism@.

La mayoría de los líderes religios@s o polític@s hoy día son incapaces de buscar primero el bien común. Les falta la integridad de Ghandi, Mandela, Nyerere, Martín Luther King, Juan Pablo II y otras personalidades para ser model@s o mentores.

No es en primer lugar, cuestión de carisma retórico, sino más bien una cuestión de madurez humana, de integridad y de compromiso para promover un mundo más justo y solidario por medios no violentos. En un nivel más profundo, un líder necesita una visión, fortaleza y libertad interior, para compartir esa visión con los demás en diálogo respetuoso y compromiso total.

Nuestra sociedad cuenta con muy pocos líderes de tal calibre e integridad, porque se vive por lo “instantáneo” más bien que por lo “auténtico”, por lo “exterior” más bien que por lo “profundo”, por lo “agradable” más bien que por lo que “transforma”, por el “nivel social” mas que por la“ libertad interior”,  por la “inmediato” más bien que por lo “duradero”, por el “bien propio” más que por “el bienestar” de los demás.

Cuando una sociedad abandona los valores auténticos de respeto, la preocupación por los demás, honestidad, responsabilidad, dignidad y derechos humanos, fe que hace justicia y busca paz, entonces es difícil encontrar líderes íntegros. De hecho, no nos debería sorprender el que la violencia siga escalando, que la corrupción corrompa el entramado social, que la pobreza deshumanice a media humanidad, que los dictadores abusen de la vida de los oprimidos, que los enfermos sigan sin medicinas, que los sistemas financieros de derrumben y haya líderes en quienes no podemos confiar, etc.!

Siempre que intentemos construir  “una torre o ciudad o reino” por nosotros mismos, sin referencia a valores humano-espirituales auténticos, deberíamos saber que estamos construyendo “sobre arena” y no sobre roca.