¿Cuándo?

Seguro que muchas veces te has preguntado cómo habría sido tu vida si hubieras nacido hace cien años o si nacieras dentro de otros cien. Todos somos como somos porque nos rodean unas circunstancias personales, sociales e históricas que nos obligan a tomar partido y que van marcando nuestro carácter. Por eso cuando uno decide ponerse a la tarea de escribir debe tener en cuenta qué acontecimientos han influido o podrían influir en nuestros personajes. Al conjunto de acontecimientos que rodean y condicionan a los personajes de un relato lo llamamos tiempo (externo) de la historia.

Cuando nos decidimos a contar lo que les sucede a nuestros personajes, a veces todo transcurre en una noche, como ocurre con El guardián entre el centeno o abarca casi toda la vida de estos como en El lector. La duración de los hechos de un relato recibe el nombre de tiempo (interno) del relato.

Por último hay que hablar del tiempo verbal, que consiste en elegir si quiero escribir en pasado o en presente, los dos tiempos más comunes, ya que uno u otro provocan en el lector una impresión diferente. Escribir en pasado significa que el narrador cuenta la historia cuando ya todo ha sucedido, lo que implica que él ya conoce el desenlace de la historia y, por lo tanto, tiene más información que el lector. Escribir en presente hace que parezca que el narrador y el lector van conociendo la historia al mismo tiempo. Además, parece dar un ritmo más rápido a la narración.



Ejercicios sobre el tiempo

1. (Gran grupo. Oral) Debate con tus compañeros qué rasgos de la personalidad de Hanna han podido deberse a los acontecimientos vividos en Alemania con la llegada del nazismo y el estallido de la II Guerra Mundial.


2. (Pequeño grupo. Oral) Reflexiona con tu compañero sobre los efectos que provoca en el lector la alternancia de presente y pasado que utiliza la autora de Monstruo de ojos verdes en el primer capítulo. ¿Cuáles creéis que han sido esos efectos? ¿Con qué intención ha utilizado la autora este recurso?


3. (Individual. Escrita) Piensa en una anécdota de tu infancia: algo que te pasara en una reunión familiar, en uno de tus primeros días de colegio o instituto, en alguna trastada en casa... Vas a ponerla por escrito dos veces. La primera, cuéntala en presente, como si los hechos estuvieran sucediendo en este mismo momento. Después, cuéntala en pasado, como algo que corresponde a un tiempo ya concluido. Lee de nuevo las dos. ¿Cuál te gusta más? ¿Sabrías decir por qué?