Narración de Arthur Gordon Pym

Narración de Arthur Gordon Pym, de Poe

Sinopsis:

El joven Arthur Gordon Pym decide vivir una aventura en el mar con su amigo Augustus, quien lo ayuda a introducirse a escondidas en el barco ballenero donde trabaja. Mientras Arthur está escondido en la bodega, en el barco se produce un motín y, a partir de ahí, los personajes sufren las más terribles penalidades, que incluyen naufragios, rescates y, sobre todo, la lucha feroz por la supervivencia.


Contenidos temáticos de la constelación:

  • Frente a las adversidades de la naturaleza y las situaciones límite.


Contenidos específicos del arte de la ficción:

  • El espacio narrativo: espacios abiertos y espacios cerrados.
  • Lo sobrenatural.
  • El suspense.

antes de leer

Gran grupo. Oral. (Tiempo previsto: 10 minutos) ¿Cómo crees que reaccionarías ante una situación límite causada por una catástrofe natural? ¿Saldría lo peor o lo mejor de ti? ¿Te afecta cuando ocurren catástrofes en algún país lejano? ¿Cómo reaccionas?


tráiler 1

Augustus ha dejado solo a Arthur en su escondite, a la espera de que el barco se ponga en marcha y pueda bajar a rescatarlo. Se trata de un habitáculo minúsculo dentro de la bodega, con comida y bebida para varios días, un lugar pequeño y agobiante, con una atmósfera que se va haciendo irrespirable. El sentido del tiempo se transforma, dando paso a una vivencia angustiosa de la realidad.


Una media hora más tarde sentí claramente que el bergantín se movía, y me felicité de haber comenzado mi viaje tan agradablemente. Satisfecho con esta idea, decidí tomar las cosas con la mayor calma posible y esperar el desarrollo de los acontecimientos hasta que se me autorizara a cambiar aquel cajón por un camarote, el cual, si no más confortable, sería por lo menos más espacioso. Lo primero que me propuse fue ir en busca del reloj. Dejando encendida la linterna, avancé en las tinieblas siguiendo la soga a través de innumerables revueltas, en algunas de los cuales descubrí que, después de bregar largo rato, volvía finalmente a uno o dos pies de mi posición anterior. Llegué por fin, hasta el clavo, me apoderé de lo que buscaba y volví sano y salvo al cajón. Me puse entonces a examinar los libros que tan precavidamente me había dejado Augustus y seleccioné como lectura la expedición de Lewis y Clark a las bocas del río Columbia. Me entretuve así un tiempo, hasta que, sintiendo sueño, apagué cuidadosamente la luz y pronto me quedé profundamente dormido.


Al despertar, mis ideas eran extrañamente confusas, y pasó un tiempo antes de que pudiera recordar las diversas circunstancias de mi situación. Paulatinamente, sin embargo, llegué a reconstruirlas todas. Encendiendo una luz miré el reloj, pero se había parado, y no me quedaba manera alguna de saber cuánto había dormido. Sentí las piernas acalambradas, y me vi precisado a buscar alivio manteniéndome de pie entre los cajones. Pronto descubrí que sentía un hambre devoradora, y me acordé de la pierna de carnero, parte de la cual había comido antes de dormirme, y me había parecido excelente. ¡Cuál no sería mi asombro al descubrir que se hallaba en total estado de putrefacción! Esta circunstancia me inquietó profundamente, pues al vincularla con la extraña confusión mental que había sentido al despertar, me hizo suponer que había dormido durante un período de tiempo insólitamente prolongado. La atmósfera enrarecida de la bodega podía tener algo que ver con eso, y resultaría finalmente muy peligrosa. Me dolía la cabeza de un modo horrible, parecíame que respiraba con dificultad y me oprimían multitud de sensaciones ominosas. Pero a pesar de esto no podía atreverme a abrir la trampa o causar alguna otra perturbación, de manera que me limité a dar cuerda al reloj y a tratar de tranquilizarme lo mejor posible.


Durante las fatigosas veinticuatro horas siguientes nadie vino en mi auxilio, y no pude menos de acusar a Augustus por el más grosero de los descuidos. Lo que me alarmaba sobre todo era que el agua de mi cántaro estaba reducida a media pinta, y que lo mucho que había comido de las salchichas de Bolonia, luego de la pérdida del carnero, me había producido una intensa sed. Me sentí muy intranquilo y ya no pude interesarme por los libros. Me dominaba asímismo el deseo de dormir, pero temblaba a la sola idea de entregarme al sueño, pensando que en la enrarecida atmósfera de la bodega podía haber emanaciones de carbón de leña. Entretanto los rolidos del bergantín me probaban que nos hallábamos en alta mar, y un apagado zumbido que llegaba como desde una inmensa distancia parecía indicar que soplaba un viento de fuerza poco común. Imposible me era imaginar las razones de la ausencia de Augustus. No cabía duda de que el viaje estaba ya lo bastante avanzado como para permitirme aparecer en cubierta. Quizá le había ocurrido algún accidente, pero no alcanzaba a concebir ninguno que le forzara a mantenerme tanto tiempo prisionero, a menos que hubiera muerto repentinamente o caído por la borda; pero rechazaba impacientemente esta última idea. Quizá hubiéramos encontrado vientos desfavorables y nos halláramos todavía en las vecindades de Nantucket. Esta idea, sin embargo, no resistía el examen; de haber sido exacta, ell bergantín hubiera virado frecuentemente de bordo y, por la continua inclinación a babor, que mantenía, era evidente que navegaba con viento constante de estribor. Además,, suponiendo que aún nos halláramos en las proximidades de la isla, ¿por qué no venía Augustus a informarme de esa circunstancia? Meditando así en las dificultades de mi i solitaria y lúgubre situación, me resolví a esperar otras veinticuatro horas, tras de las cuales, si no me llegaba auxilio, me abriría camino hasta la trampa tratando de ponerme al habla con mi amigo o, por lo menos, respiraría unas bocanadas de aire puro y obtendría una provisión de agua fresca del camarote.


Mientras debatía estos pensamientos, y a pesar de resistirme con todas mis fuerzas, no tardé en sumirme en un profundo sueño que más bien debería denominar sopor. Espantosas pesadillas me asaltaron. Me sentí víctima de las peores especies de calamidades y horrores. Entre otros, fui ahogado entre espesas almohadas por demonios de aspecto tan horrible como feroz. Inmensas serpientes me ceñían en su abrazo, mirándome al rostro con sus ojos que brillaban espantosamente. Luego se extendieron ante mí ilimitados desiertos, que eran la soledad y la desesperación mismas. Troncos de árboles inmensamente altos, grises y desnudos, alzábanse en interminable sucesión hasta donde alcanzaba la mirada. Sus raíces estaban sumergidas en grandes ciénagas, , cuyas lúgubres aguas eran intensamente negras, tranquilas y terribles. Y los extraños árboles parecían dotados de vida humana, y moviendo de un lado a otro sus esqueléticos brazos clamaban misericordia a las aguas silenciosas, con acentos del más hondo dolor y desesperación. La escena cambió: ahora me hallaba, solo y desnudo, en las ardientes arenas del Sahara. A mis pies yacía tendido un fiero león de los trópicos. Repentinamente sus salvajes ojos se abrieron y me miraron. Enderezóse de un salto, mostrando sus horribles colmillos. Un segundo después brotaba de su garganta un rugido semejante a un trueno, que me hizo caer por tierra. Sofocándome en un paroxismo de terror, logré por fin despertarme a medias. Pero mi sueño no era completamente un sueño. Ahora, all menos, estaba en posesión de mis sentidos, y las patas de un monstruo de verdad oprimían pesadamente mi pecho; sentí su ardiente aliento en mi oreja, y sus blancos y horribles colmillos contra mi cara en la penumbra.


Si mil vidas hubieran dependido del movimiento de mis miembros o de la pronunciación de una palabra, no habría sido capaz de moverme ni hablar. La bestia, fuera lo que fuese, se mantenía sobre mí sin intentar por el momento ninguna violencia, mientras me hallaba tendido en la más indefensa de las situaciones y al borde de la muerte irremisible. Sentí que mis facultades físicas y mentales me abandonaban, y que me moría de puro terror. Mi cerebro era un torbellino, me sentía presa de la más horrible náusea, perdía la vista, y hasta aquellas fulgurantes pupilas al lado de mi cara se tornaban confusas. Con un último y vehemente esfuerzo alcancé a encomendarme débilmente a Dios, y me resigné a perecer.

ACTIVIDADES TRÁILER 1

1. (Gran grupo. Oral). El concepto de “espacio” (lugar o lugares en los que se desarrolla una narración) cobra una mayor importancia a partir del siglo XIX. Ya no se trata solo de un mero telón de fondo para la historia, sino que ese espacio produce efectos sobre el desarrollo de la narración y sobre los personajes, convirtiéndose en un elemento esencial en el arte de la ficción novelesca. En este primer texto nos encontramos ante un espacio cerrado, un lugar opresivo y agobiante que influye decididamente sobre las acciones del protagonista.

  • Comentad qué sensaciones os ha producido la lectura del fragmento, y cómo os imagináis la escena. ¿Pensáis que el autor os ha logrado transmitir esa sensación de claustrofobia, de encierro?


2. (En pequeño grupo. Escrita). Volved a leer el texto y descubrid los recursos de los que se vale el autor para describir ese espacio cerrado y sus efectos sobre el estado de ánimo de Arthur. Fijaos especialmente en los adjetivos que emplea: "extraña y confusa sensación", "atmósfera enrarecida", o en expresiones como "respiraba con dificultad".

  • Escribid todo ello en vuestros cuadernos, porque luego lo podréis utilizar para la siguiente actividad.


3. (Pequeño grupo. Escrita). El espacio cerrado se combina en este texto con un tiempo cronológico muy reducido y limitado, que contribuye a la sensación de angustia. A ello se añade, además, la descripción de los sueños de Arthur, calificados por él de “terroríficos”. Estos sueños (pesadillas, más bien), consisten en unas visiones fantásticas que aportan a la narración ese otro ingrediente que será característico de la literatura de horror gótico a la que pertenece E. A. Poe: lo sobrenatural.

  • Anotad todas las marcas temporales que aparecen el fragmento. ¿Cuánto tiempo transcurre desde que Arthur siente que el barco ha zarpado hasta que despierta del sueño con la fiera ante él? ¿Consideráis que estas referencias al tiempo resultan relevantes para la narración de esos hechos concretos?
  • Resumid muy brevemente las cinco visiones que aparecen en el sueño de Arthur y decidid cuál de ellas os parece más horrible o más atractiva y sugerente. A continuación, elegid una de ellas y ampliadla, escribiendo hasta diez o doce líneas más. Podéis incluir algunas de las expresiones que habeis anotado en la primera actividad con la intención de acercarnos todo lo que podamos al estilo de Poe. Sobre todo, usad la imaginación.

TRÁILER 2

Después de muchos días de naufragio, pasando terribles penalidades y un hambre atroz, los cuatro hombres que quedan vivos avistan un barco a lo lejos. Recobran las esperanzas…pero finalmente el barco pasa de largo. No hay nada que hacer.


Pasó largo rato antes de que pudiera convencer a mis pobres compañeros de que nuestras esperanzas se habían visto una vez más cruelmente defraudadas. A todas mis afirmaciones contestaban con gestos y miradas que parecían burlarse de mis palabras. La conducta de Augustus me afectó especialmente. A pesar de todo lo que le decía persistió en sostener que el barco se acercaba rápidamente a nosotros, y se puso a hacer preparativos para el trasbordo. Como viera un montón de algas flotando cerca del bergantín sostuvo que era la chalupa del barco, y trató de arrojarse al mar, aullando y clamando de una manera desgaradora, tanto que impedí por la fuerza que se tirara all agua.

Una vez que se calmaron un tanto, seguimos mirando el barco hasta que se hubo perdido de vista. El tiempo se estaba poniendo brumoso y soplaba un ligero viento. En el mismo instante en que el buque desapareció en el horizaonte, Parker se volvió hacia mí con una expresión que me hizo estremecer. Había en él un aire de seguridad y dominio que jamás le había notado, y antes de que abriera la boca mi corazón me dijo lo que él iba a decirme. Propuso, en pocas palabras, que uno de nosotros muriera para salvar la vida de los demás.

[…]

Viendo que no me era posible conmoverlo con palabras amables, cambié de actitud y le hice notar que yo era el que había sufrido menos por todas nuestras calamidades; mi salud y mis fuerzas eran en aquel instante muy superiores a las suyas o a las de Peters y Augustus; en suma, que me hallaba en condiciones de imponerme por la fuerza si era necesario, y que si insistía en informar a los otros de sus sangrientas intenciones de caníbal no vacilaría en echarlo por la borda.

Al oír estas palabras, Parker me aferró por la garganta y, sacando un cuchillo, se esforzó infructuosamente por darme de puñaladas en el estómago, crimen que sólo su excesiva debilidad le impidió llevar a cabo. Lleno de cólera, lo arrastré hacia la borda con la deliberada intención de tirarlo al mar. Lo salvó la intervención de Peters, quien, aproximándose y separándonos, preguntó la razón de nuestra querella. Parker se la dijo antes de que encontrara la manera de impedírselo.

El efecto de sus palabras fue todavía más espantoso de lo que había anticipado. Tanto Augustus como Peters, que al parecer venían abrigando en secreto y desde tiempo atrás la misma terrible idea que Parker acababa de expresar, se unieron a éste e insistieron en que fuera llevada inmediatamente a la práctica. Había yo imaginado que por lo menos uno de los dos tendría aún suficiente fuerza de ánimo para ponerse de mi parte y resistir cualquier tentativa de ejecutar tan atroz propósito; con ayuda de uno de ellos, no habría temido nada. Pero al verme defraudado, se hizo absolutamente necesario que pensara en mi propia seguridad, ya que una mayor resistencia por mi parte podía ser considerada por aquellos hombres, en el estado en que se encontraban, como excusa suficiente para no concederme probabilidades parejas en la tragedia que iba a desarrollarse de inmediato.

Les dije entonces que aceptaba la propuesta, pero les pedí el plazo de una hora, a fin de ver si la niebla que rodeaba el barco se disipaba, pues acaso volveríamos a avistar ell navío que acababa de desaparecer. Después de mucha dificultad, obtuve de ellos la promesa de esperar una hora, y tal como lo había anticipado (pues el viento estaba empezando a soplar), la niebla se levantó antes de que se cumpliese el plazo, pero sin que nos dejara ver ningún barco. Y por lo tanto nos preparamos para echar suertes.

No puedo describir sin infinito disgusto la espantosa escena que siguió, escena cuyos menores detalles no han podido borrar de la memoria todos los acontecimientos posteriores, y cuyo recuerdo amargará todos los momentos de mi vida. Permitidme que narre esta parte con toda la rapidez que los sucesos que contiene lo permitan. El único método que se nos ocurrió para la horrible lotería en la que cada uno jugaría sus posibilidades fue el de echar pajas. Usamos para ello algunas astillas, y se decidió que yo me encargaría de presentarlas. Me retiré a un extremo del casco, mientras mis pobres compañeros se colocaban silenciosamente en el lado opuesto, dándome la espalda. En todo el desarrollo de este horrible drama el momento más ansioso para mí fue aquel en que tuve que ocuparme de disponer las pajas.

[…]

Por mi mente corrían mil absurdos proyectos destinados a impedir mi participación en aquella horrible decisión. Pensé en caer de hinojos ante mis compañeros, suplicándoles que me eximieran del sorteo, o bien en correr hacia ellos y, matando a uno, suprimir la razón de aquél; en fin, cualquier cosa menos seguir adelante con lo que me había tocado hacer. Por fin, luego de perder largo tiempo en actitud tan insensata, fui llamado a la realidad por la voz de Parker, quien me urgió a que los librara de una vez por todas de la terrible ansiedad que estaban padeciendo. Pero, aún así, no me animé a ordenar las astillas, sino que seguí pensando en todas las trampas mediante las cuales podría inducir a uno de mis compañeros de desgracia a que extrajera la paja más corta –pues habíamos convenido que el que sacara la más corta de las cuatro astillas que yo tenía en la mano moriría por la salvación de los otros-. Y si alguien me condena por esta aparente falta de humanidad, sólo pido que se vea colocado en una situación como la mía.

No era posible demorarse más y, con el corazón que me saltaba del pecho, avancé hacia el castillo de proa, donde me esperaban mis compañeros. Tendí la mano con las astillas, y Peters sacó inmediatamente una. ¡Se había salvado! La suya, por lo menos, no era la más corta, y ahora había una probabilidad menos de que yo escapara. Reuniendo todas mis fuerzas, alargué la mano hacia Augustus. También él sacó inmediatamente una astilla, y también se salvó; ahora mis probabilidades de morir o librarme eran iguales.

Toda la salvaje fiereza del tigre se posesionó de mí en aquel intante, y sentí hacia Parker, mi pobre compañero, el más intenso y el más diabólico de los odios. Pero aquel sentimiento no duró, y, por fin, con un estremecimiento convulsivo y cerrando los ojos, le tendí la mano donde quedaban las dos últimas astillas. Pasaron cinco largos minutos antes de que Parker pudiera reunir energías suficientes para extraer una de ellas, y durante todo ese período, en que mi corazón se desgarraba de ansiedad, no abrí una sola vez los ojos. De pronto, una de las dos astillas me fue arrebatada rápidamente de lai mano. La suerte estaba echada, pero aún seguía sin saber si era en mi favor o en contra. Nadie habló y, sin embargo, no me decidía a cerciorarme mirando la astilla que me quedaba. Por fin Peters me tomó la mano y me animé a mirar.

ACTIVIDADES TRÁILER 2

1. (Gran grupo. Oral) La angustia y el terror no sólo se manifiestan en espacios cerrados: ahora, a plena luz sobre el barco, rodeados del océano infinito, la tragedia se cierne sobre los cuatro náufragos.

  • ¿En qué consiste esta vez la situación de angustia y pánico? ¿Os recuerda a alguna película o algún libro?


2. (Por parejas. Escrita) Arthur trata de disuadir a Parker de su idea por todos los medios. El narrador nos lo cuenta en un estilo indirecto: “le dije…”

  • A continuación vais a transformar esta parte en un diálogo, desde “Viendo que no podía conmoverle con nada de lo que decía en tono suave” hasta “…nos dispusimos a echar suertes”. Una vez terminados los diálogos, se leerán al resto de la clase y se pasará a la siguiente actividad. Un posible comienzo sería:
  • - Vale, pero, ¿has tenido en cuenta que yo he sufrido menos y estoy mucho más fuerte que todos vosotros? ¿Que podría arrojarte al mar si tratas de convencer a los demás de tu locura? Pero ¿qué haces? ¡Agggg! ¡Ay! ¡Oh!
  • - Pero… ¿se puede saber qué rayos os pasa?...


3. (Pequeño grupo. Escrita) Como colofón, una vez corregidos los diálogos, tenemos dos propuestas de actividades. Elegid una.

  • Dibujar unas viñetas de cómic, que den cuenta del diálogo previamente escrito.
  • Dramatizar el diálogo: se reparten papeles y se trabajan las actitudes, los gestos, el tono de voz, etc.


4. (Gran grupo. Oral) El "suspense" es otro de los elementos esenciales en cualquier tipo de narración, pero en especial en la de aventuras, de misterio o policíaca. La pregunta “¿qué pasará a continuación?” mantiene en suspense lector y contribuye al deseo de saber más y cuanto antes, mejor. En el primer fragmento nos habíamos quedado con la inquietud de lo que iba a sucederle a Arthur tras abalanzarse sobre él un monstruo enorme salido de sus sueños; en el texto que tenéis ahora delante, la ralentización en la narración de un suceso muy concreto (sortear unas pajitas), mantiene en suspenso al lector hasta el final. ¿Qué pasará?

  • ¿Cómo logra Poe alargar ese suceso puntual que los lectores sabemos que va a ocurrir, para mantener el suspense?
  • ¿Recordáis algún momento de suspense de alguna película que se os haya quedado grabado? Contadlo a la clase.


4. (Individual. Escrita) Como ejercicio final individual,os proponemos este ejercicio para practicar las técnica del suspense:

  • Escribid una narración de unas veinte líneas de un suceso puntual de gran trascendencia para la propia vida, y dejad el final en suspense, utilizando todo tipo de recursos para ralentizar la narración: digresiones, descripciones, monólogo interior...Puede ser el intento de un alpinista de llegar a la cima de una montaña en plena ventisca, o el acusado que está a punto de escuchar la sentencia que lo absolverá o lo condenará. Procurad, sobre todo, mantener el suspense, dejar a vuestros lectores con la intriga de lo que ocurrirá a continuación.

Para seguir leyendo/viendo

Si queréis leer la novela íntegra, podéis elegir entre la edición que hemos utilizado de Alianza Editorial, con traducción de Julio Cortázar, o esta otra disponible en Internet: Aventuras de Arturo Gordon Pym.

Parece ser que para la Narración de Arthur Gordon Pym Poe se inspiró en un poema del autor inglés Coleridge: “La balada del viejo marinero”

Pero hay también otras obras de Poe que anuncian el tema:


Otros títulos relacionados con este, en los que el mar tiene una importancia capital son:



E incluso encontramos homenajes explícitos a la Narración de Arthur Gordon Pym como:

  • En las montañas de la locura , de H.P. Lovecraft, claro homenaje a A. Gordon Pym dado que se trata de una continuación de la obra de Poe.
  • La esfinge de los hielos, de Julio Verne, trata de la búsqueda del desaparecido Arthur Gordon Pym en el polo Sur y es otra continuación de la obra de Poe, en un rendido homenaje de uno de sus discípulos y admiradores.
  • Vida de Pi, de Yann Martel, que narra la aventura de Pi Pattel en el barco que le traslada a él y a su familia (incluído un zoológico) desde la India a Canadá, y su lucha por la supervivencia.


Para terminar, si os gustan las historias de terror vinculadas al mar, no dejéis de leer los cuentos de varios autores recopilados en el volumen Mares tenebrosos de la editorial Valdemar, y un cuento apasionante de John Howison titulado "El faro flotante", incluido en el libro de relatos El sudario de hierro y otros cuentos góticos.


En cuanto al cine, lo cierto es que el personaje del naúfrago ha sido muy utilizado en el cine. Os sugerimos un ejemplo curioso, Náufragos (1944), del maestro Alfred Hitchcock.

Y aunque parezca imposible, también en teatro hay naúfragos y además con sentido del humor. Echad un ojo al sketch de Naúfragos incluido en Slastic (1988), de la compañía El Tricicle.