(Plaza Portillo): Agustina Raimunda María Zaragoza y Domènech (Barcelona, 1786 - Ceuta, 1857). Casada con el artillero D. Juan Roca vivió en Barcelona hasta el principio de la Guerra de la Independencia en que, al salir a campaña su marido vino a Zaragoza a casa de una hermana.
El 2 de julio, llevando víveres a la batería del Portillo, presencia un ataque de los franceses y la muerte de todos los artilleros que sirven un cañón, lo cual deja la brecha abierta por la que puede entrar la columna francesa. Agustina arranca de manos del sargento muerto el botafuego que iba aplicar a la pieza en el momento de caer y sin vacilar da fuego al cañón. Ametrallados por el disparo vacilan los franceses y electrizados por el ejemplo de la heroína los defensores de la Puerta del Portillo hacen un vivo fuego que rechaza al invasor, salvando tan apurada situación. Palafox, presente en ese momento en el Portillo, coge las jinetas del sargento muerto y las coloca en el hombro de Agustina.
Posteriormente estuvo destinada como sargento "de plantilla" en la batería de la Puerta del Carmen, lugar de frecuentes combates durante ambos sitios. Prisionera tras la capitulación el 20 de febrero es conducida a Francia, con su marido, que había llegado a Zaragoza con los refuerzos, y su hijo. El niño muere y Agustina y su marido logran evadirse.
Película de la película "Agustina de Aragón", de Juan de Orduña en 1950
Reportaje sobre los últimos días en Ceuta de Agustina de Aragón. Incluye fotos de la vivienda de nuestra heroína allí. Nuevo Mundo, 7 de mayo de 1908, página 20.
Se presenta en Tortosa que al poco tiempo es sitiada por los franceses, combate contra ellos y tras la capitulación se ve otra vez prisionera. Canjeada se incorpora al Ejército del Norte con el que asiste, encuadrada en una batería de montaña, a la batalla de Vitoria. Finalizada la guerra es recibida en Madrid por el Rey Fernando VII que le confirma el empleo de Subteniente de Infantería.
En 1823 fallece su esposo, el capitán Roca, y ella marcha a Almería, donde más tarde se casa con D. Juan Cobos, Barón de Cobos de Belchite y Mesperma, médico de Almería y militar, y pasan a residir en Valencia, de allí a Sevilla.
Más tarde se fue a Ceuta donde prestó servicio en el Regimiento de Infantería Fijo de esa plaza como Subteniente, hasta su retiro por edad. A esta ciudad española en África la llevaron discrepancias con su marido, decidido partidario de la causa carlista, y el afecto de su hija Doña Carlota Cobos, casada con el Comisario Francisco Atienza. Los que la conocieron esos años la describen como muy alta, fuerte, morena y siempre vestida de negro, pocas veces lucía la casaca de oficial.
Vivió en la casa del número 40 de la calle Soberanía Nacional (que después se llamó calle Real) de Cauta, donde había una placa que daba cuenta de que esa fue la casa donde falleció la heroína el 29 de mayo, tras cinco días de agonía, siendo enterrada allí, en el cementerio de Santa Catalina.
La casa la describe uno de sus nietos en un reportaje firmado por el doctor M. Fernández Aldama en La Voz de Aragón y recuperado por A. Herráiz Soler en el especial del Heraldo de Aragón del día del Pilar de 1983 (de mi archivo en papel original). Estaba en la esquina de la citada calle Real y la que dedicaron a Agustina de Aragón, y debió ser similar a las que llaman casas de labor en Aragón: puerta de carros, gran corral con pozo en medio y cuadras y cuartos de aperos en el piso bajo. Las habitaciones para la vivienda se hallaban en los pisos principal y parte del segundo; el restos se dedicaba a granero y pajera. La casa fue vendida y reedificada en 1929, perdiéndose con el tiempo la citada placa conmemorativa que con el tiempo fue sustituida por un pequeño azulejo conmemorativo que allí permanece.
En 1870 el Ayuntamiento de Zaragoza consigue trasladar, con todos los honores, su cadáver que es enterrado en el Pilar. El 19 de julio de 1909, entre los actos solemnes del I Centenario de los Sitios, es enterrado definitivamente en la Capilla de las Heroínas de la Iglesia del Portillo junto con los de Manuela Sancho y Casta Álvarez.
Más información: "La chica cañón", de Fran Ríos (2020), en Anteayer Fotográfico Zaragozano.
Tiene un colegio público dedicado en parque Goya.
Placa conmemorativa erigida por la colonia catalana de Ceuta en 1918. Heraldo de Aragón del día del Pilar de 1983.
Azulejo actual.
Evolución de la calle en los planos de Casanova 1734, Casanova (adaptación) 1769, Valcani 1823, Lucea 1850, Casañal 1880, Martín 1908 y Margalé 1964.
Era una triste y solitaria calle porque normalmente la gente prefería circular por la paralela, la calle Pignatelli. Anteriormente tuvo diferentes nombres según el tramo:
Calle de la Galera, a mediados del siglo XVIII, según plano de Casanova de 1769, desde la iglesia del Portillo hasta el cruce con la actual calle Mayoral. Era la continuación de Barrio Curto hacia el Campo del Toro. La Galera era un edificio que ejerció funciones de cárcel de mujeres en las proximidades (ver más en Aranda, calle del Conde). Aquí estaba el conocido como Mesón de la Galera.
Calle de la Paja. Como tal aparece citada en los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.
Calle Barriocurto o Barrio Curto (el tramo que va desde la calle Ramón y Cajal hasta el cruce con la calle Mariano Cerezo o Mayoral, según momentos). Posiblemente el topónimo haga referencia a la estructura de la zona en que estaba situada la calle, hacia la plaza del Portillo, barrio en el que las casas estaban dispersas entre eras y espacios vacíos (lat. CŬRTUS). También he leído que CURTO puede hacer referencia a añadido (se supone a la parroquia del Gancho)
Calle Ancha del Barrio Curto, calle Nueva del Portillo (1950) o calle de la Misericordia (el tramo entre Mariano Cerezo y la plaza del Portillo).
Diario de Zaragoza del 4 de Octubre de 1852.
Diario de Zaragoza del 14 de julio de 1879.
Espartidero de las calles Agustina de Aragón y José Zamoray en 1968 y en 2022.
Autor: Leonardo Pérez Obis. Gentileza de Ángel Hernández Mostajo para "El Desván de Rafael Castillejo"
Calle Agustina de Aragón en el cruce con la calle mayoral. Comparativa en 1951 y 2022,
Autor: Mora (AMZ)
Calle Agustina de Aragón desde el cruce con la calle Mayoral y con la iglesia del Portillo al fondo. Comparativa en 1951 y 2022,
Autor: Mora (AMZ)
En el solar formado por la calle Agustina de Aragón, calle Ramón Pignatelli y calle Mayoral había una salitrería en 1850. En años posteriores fue parque de Artillería ( se ve en 1908). Ver más en calle Ramón Pignatelli.
En esta calle o en sus cercanías estuvo el taller de carpintería mecánica y de telas metálicas de C. Camarasa.
Aquí estaba la Fonda Aragón.
Pervive el bar Chicote en el número 8 (en la esquina con Miguel de Ara). Era de Perico Chicote, personaje popular durante el franquismo por ser el barman de las reuniones de jerarcas del régimen.
La empresa de fontanería, climatización, refrigeración, calefacción Velero Echegollen tuvo su razón social en el número 62 de la calle.
Enfrente del número 62 había un taller de motos donde llevaba la policía las Sanglas (marca de motocicletas española) para reparar.
Calle de Agustina Aragón en los años 90. Tomada del libro: "Las Calles de Zaragoza". Cambio 16. Aragón. Fotos Dani Pérez y Jesús Ibáñez
En esta calle, en 1860, Dª Manuela Lafuente (número 38), Valeriano Gil (número 35), Vicente Artigosa (número 70) regentaban sendas alfarerías.
En el número 88 se dió un caso de violencia doméstica de fatales consecuencias. En el piso tercero Santiago Sánchez Sabanova, joven oficial albañil, mató de una profunda puñalada en el pecho, que penetró ene la primera y la segunda costilla, a su esposa Joaquina Gil Rute. El artículo es para leerlo... Intachable obrero de la construcción movido por los celos... Aquí hay dos víctimas... la infamia de la mujer (que hacía vida de corista) lo convirtió en delincuente...
Asesinato en el número 88. Diario de Avisos del 26 de junio de 1889.
En esta calle un transportista tenía una cuadra de caballos para arrastrar las galeras y carros de su propiedad y estaba ubicada en calle Ancha (actual Agustina de Aragón). La mula blanca que era tradicional utilizar para transportar a los arzobispos metropolitanos de la archidiócesis zaragozana cuando tomaban posesión de la sede metropolitana, salían de este establecimiento.
El recibimiento de sus conciudadanos al nuevo arzobispo era espectacular y lo hacia a lomos de una preciosa mula blanca debidamente enjaezada para la ocasión. El recorrido era desde la Basílica del Pilar por calle de Alfonso I, Coso, plaza de España, Coso, Don Jaime I para concluir en la catedral de la Seo , sede de la archidiócesis. A lo largo de su recorrido iba escoltado, según circunstancias del momento, por el Alcalde de la ciudad y el gobernador civil, ambos a lomos de bellos corceles, el resto de autoridades (civiles, eclesiásticas y militares), iban a pie. El último arzobispo que uso esta prebenda fue don Pedro Cantero Cuadrado en 1964.
Fotografía (1964) del Arzobispo Pedro Cantero montado sobre la tradicional burra blanca. De Fernando Ortiz. Fuente: Miguel Casabona.
En 1967, Enrique Moliner, natural de Oliete, inauguró en un local de la calle Agustina de Aragón un pequeño taller de persianas con el nombre de Persianas la Española. Poco a poco, el negocio fue prosperando hasta convertirse en una fábrica de Extrusión de Plásticos llamada Extruplesa.
Camioneta de Persianas la Española en primer plano y Bar Lou (domiciliado en el número 55) en segundo. Foto de Enrique Moliner hijo de 1967 . Fuente de la información y de la foto: Roberto Ordóñez.
En esta calle vivió el verdugo José González Irigoyen (Zaragoza 1812 - Zaragoza 1896). Fue un verdugo en el siglo XIX durante 56 años. Era hijo, primo y hermano de verdugos (Ramón González Irigoyen, ejecutor de Valladolid y Severo González Irigoyen, verdugo de Barcelona). Llegó a ejecutar a 192 reos.
Su padre, natural de Grisen se hizo ayudante del verdugo de entonces y después ocupó su puesto. Su hijo lo definía como un hombre fuerte, generoso, convencido de que desempeñaba una alta misión social. Heraldo de Madrid decía de él: “Tiene 81 años, pelo enteramente blanco y presenta un aspecto muy antipático que le hace en extremo repulsivo”.
Al final de su carrera y debido a su avanzada edad, llegó a tener problemas incluso para subir al cadalso y aunque despreciaba a sus compañeros de profesión por melindrosos, la verdad es que no era un verdugo especialmente hábil. Ya antes en alguna ocasión había matado mal, un hecho imperdonable para el resto de ejecutores, que consideraban una humillación tardar más de lo necesario en mandar al reo al otro mundo.
El Día del 21 de mayo de 1923.
Dibujo de una ejecución por garrote vil. La ejecución de los anarquistas de Jerez (Le Progrès Illustré - 1892).
En 1893 tuvo que ejecutar la sentencia de muerte del soldado Chinchorreta, miembro del Regimiento del Infante. Estaba condenado por matar con otros dos soldados (soldado y cabo) a un trabajador de las obras del canfranero para robarle las cincuenta pesetas que llevaba a su familia en Anzánigo. La causa fue un despropósito desde el principio. Chinchurreta había sido condenado a la pena capital, pero los otros soldados fueron indultados. Momentos después de confesarse con el cura, el soldado Chinchurreta llamó al juez de instrucción para declarar que él era el único autor del crimen.
La ejecución del soldado fue especialmente cruenta, ya que olvidó atarle los pies, y sus convulsiones le hicieron saltar en el aire y sufrir una muerte horrorosa delante de mil vecinos de Zaragoza. Su chapucera y bochornosa ejecución, el 17 de enero de 1893 en la plaza del Mercado, marcó un hito en el rechazo de los aragoneses hacía la pena de muerte, ya ampliamente arraigado en la ciudad por la buerguesía liberal y el anarquismo. Los detalles de la misma, llegaron al presidente de la Audiencia de Zaragoza, que le abrió un expediente, informando los médicos forenses que debido a su avanzada edad, estaba imposibilitado de ejercer su oficio.
Más información:
Artículo: "El verdugo de Zaragoza y sus 192 ejecutados". por mariano García para el blog Tinta de Hemeroteca de Heraldo de Aragón el 30 de noviembre de 2010.
Artículo: "Chinchurreta: la «chapucera y horrorosa» ejecución de 1893 con garrote vil en pleno centro de Zaragoza". De Israel Viana para ABC el 08 octubre de 2018.
Artículo: "El último verdugo zaragozano". El Periódico de Aragón. 23 de diciembre de 2012.
Artículo: "Al verdugo de Zaragoza le fallaban las piernas", de Mariano García para Heraldo de Aragón el 3 de agosto de 2010.
La fábrica de chocolates del señor Figueras, en edificios propios, sitos en la calle de Agustina de Aragón, 42 y 44. El Sr. Figueras era una gran aficionado a los toros y elaboraba como especialidad de la casa el chocolate "Los Héroes". Fueron galardonados con la Medalla de Oro, en la Exposición Hispano francesa de 1908. La fábrica fue fundada en el año 1904, con todos los adelantos, funcionando ya con energía eléctrica. Empleaba a veinte operarios, muchos de ellos familiares, y alcanzando una producción de mil libras diarias (450 kg).
El despacho de ultramarinos de Federico Figueras en la calle Azoque número 110, esquina con la calle Soberanía Nacional, actual Val-Carreres, frente al cuartel de artillería. Ver más en Carmen, plaza de Nuestra Señora del.
Interior de la fábrica de chocolate de Federico Figueras, en la calle Agustina de Aragón. Zona de empaquetado y producción del chocolate "Los Héroes", que fabricaban en este establecimiento. Foto de Lucas Cepero en 1915 o de A. de la Barrera en 1925 (DARA).
Foto de A. de la Barrera publicada en un reportaje publicitario publicado en La Voz de Aragón 17 de octubre de 1925 página 14.
(Zona Centro): Don Hernando de Aragón (Zaragoza, 1498-1575) era hijo de Alonso de Aragón y Ana de Gurrea (de la Casa de Argavieso), y por lo tanto nieto del rey de Aragón, Fernando II (El Católico), por línea bastarda. Educado para la vida militar, al cumplir los 24 años de edad manifestó una sincera vocación eclesiástica e ingresó como monje cisterciense en el monasterio de Nuestra Señora de Piedra, en el que fue ordenado en 1524. Carlos V le nombró abad de Veruela y, más tarde, fue visitador general de la orden. En 1539 accedió a la sede arzobispal de Zaragoza, acometiendo entonces importantes reformas en la archidiócesis. También desempeñó algunos cargos políticos: Carlos V le nombró diputado y Felipe II virrey de Aragón en 1566.
También destacó en los campos literario, fue Cronista de la ciudad y autor de una Historia de los Reyes de Aragón, y artístico, en el que fue un importante mecenas. Entre las obras promovidas por él, destacan la construcción de la Cartuja de Aula Dei en el barrio rural de Montañana (iniciada en 1564) y el trascoro que ordenó construir y la capilla renacentista de San Bernardo en la Seo del Salvador, que pagó a condición de que el Cabildo le permitiese yacer en ella junto a su madre tras su muerte, y en la que aún se pueden ver las efigies de Don Hernando y Doña Ana de Gurrea. Concluyó la fachada del Palacio Arzobispal, sede eclesiástica y de los virreyes de Aragón. También propuso a los jurados del Concejo de Zaragoza la construcción de un edificio, la Lonja, para albergar las transacciones mercantiles de la ciudad.
Santa Engracia se enmarcaba en un contexto urbano cristiano amplio: un "martyrium" en forma de cruz (lugar de culto a los mártires), que se ubicaba al final de la actual calle de Joaquín Costa, junto a la plaza de los Sitios; y una necrópolis cristiana, de la que se encontraron restos en la calle de Hernando de Aragón.
Sepulcro de don Hernando y su retablo en la catedral de San Salvador. Fuente: Wikipedia.
El lugar por donde transita la calle Hernando de Aragón formaba parte del claustro del convento de Santa Engracia que fue destruido en los Sitios, junto con las calles Costa e Isaac Peral. La calle no se abrió hasta que se eliminaron las edificaciones que formaban parte del cuartel construido tras la guerra de la Independencia.
Evolución urbanística del entrono desde la Guerra de la Independencia, en que el convento es destruido, pasando por su etapa castrense y por los planes de urbanización, hasta 1908 en que ya queda la zona definitivamente con la disposición actual tras la exposición hispano-francesa de 1908.
En el lateral de la fachada del monasterio de Santa Engracia se descubrieron restos mozárabes al derribar el Cuartel de Santa Engracia para abrir la calle Joaquín Costa, como vía de acceso al recinto de la Exposición de 1908.
Restos mozárabes en el monasterio que estuvieron ocultos tan el edificio del cuartel de Santa Engracia. Autor: José Galiay. Fuente: DARA - Documentos y Archivos de Aragón.
Fotos del fotógrafo Coyne en diversos momentos antes y después de que se abriera la calle. Fuente: DARA - Documentos y Archivos de Aragón.
Aquí estaba en la década de los años 60 primero el bar Bahía Costa del industrial Macarrilla. Después el Bar La Espiga, de Joaquín Murillo ("el Patas"), vallisoletano y exfutbolista zaragocista. El rey Emérito, Juan Carlos I, cuando salía de la Academia General Militar con sus compañeros solía venir a este bar. Les llamaban "la cadetada".
Durante la mañana del 25 de marzo de 1933 tuvo lugar en Zaragoza una curiosa protesta. La existencia de una serie de empresas de autobuses que, sin permiso municipal alguno, recogían todo tipo y número de viajeros a la salida de las diferentes estaciones zaragozanas va a colmar la paciencia de los taxistas de la ciudad.
Y sucedió esa mañana que un centenar de ellos, deciden bloquear el paso, en la calle de Don Hernando de Aragón, a un autobús que acababa de recoger un nutrido grupo de peregrinos pilaristas. El chófer, sitiado y asustado, cede rápidamente y acepta perder a todo su pasaje para salir sin daño del encuentro con los taxistas. Otro autobús, cargado también de viajeros "ilegales" corrió la misma suerte que el primero. Fuente: Arturo Bayod.
Imagen del altercado en la calle Hernando de Aragón en 1933. Foto de Marín Chivite para Diario Ahora. Fuente: Arturo Bayod.
Hijas de María Inmaculada para el servicio doméstico / protección de la joven en general, en el número 3 en 1957. La Casa de Zaragoza fue la segunda que con constituyeron al poco de fundarse la Congregación en Madrid, el día 7 de diciembre de 1876. Primeramente estuvieron en la calle de Don Juan de Aragón, trasladándose a esta calle en 19 de noviembre de 1929. Se dedicaban a la instrucción de las muchachas de servicio que se encontraban sin colocación. Contaban con una capilla donde realizaban misas abiertas al público.
(La Cartuja Baja): Leonor de Aragón y de Sicilia (Santa María del Puig, 1358 - Cuéllar, 1382), princesa de Aragón, por ser hija del rey Pedro IV de Aragón y de su esposa Leonor de Sicilia. Fue reina consorte de Castilla entre 1379 y 1382 por su matrimonio con Juan I de Castilla. Falleció en el castillo de Cuéllar en el transcurso de un parto, el 13 de agosto de 1382.
(Barrio de la Almozara): Río del norte de Aragón, uno de los principales afluentes del río Ebro. Drena una cuenca de 8.524 km², tiene una longitud de 195 km y aporta al Ebro una media de 1.300 hm³/año. Nace en el circo glaciar del valle de Astún, término municipal de Jaca.
(Zona Centro): Aragón es una comunidad autónoma, resultante del reino histórico del mismo nombre y que comprende el tramo central del valle del Ebro.
La historia de la plaza de Aragón podría ser el reflejo de la evolución del urbanismo zaragozano a lo largo dos siglos. Lo que un día fue un espacio elegante, ajardinado y de hotelitos burgueses ha perdido gran parte de su encanto por culpa desarrollismo de los años setenta del siglo pasado que los sustituyó por torres de viviendas y oficinas de diez plantas. Pero vayamos paso a paso.
A principios del siglo XVIII, antes de ser una plaza, no era más que una zona abierta tras una de las puertas de la ciudad, la de Santa Engracia, así denominada por estar adosada al convento así llamado. El espacio intramuros que vemos junto a la iglesia de Santa Engracia y tras la puerta ya citada era la plaza de Santa Engracia.
El solar de la actual plaza Aragón estaba circunscrito al río Huerva por el sur, y a la puerta de Santa Engracia y a la muralla medieval de rejola por el norte, izquierda y derecha. Aquí comenzaba el arbolado del conocido como paseo de Santa Engracia, que conducía por el sur (el norte en los mapas inferiores) hasta el camino de Madrid, y por el oeste al paseo de San Jerónimo, que llevaba hasta la puerta del Carmen.
Comparativa de sección del plano de Casanova de 1769 e imagen cenital actual.
En rojo el convento de Santa Engracia, con la puerta del mismo nombre a su derecha y en color azul oscuro. Abajo, marcado con un círculo verde, la Cruz del Coso (actual plaza de España). En azul claro vemos la trinchera del río Huerva, en la primera imagen al descubierto y ahora ya soterrado. En rosa la puerta del Carmen.
Se puede ver que la antigua calle de Santa Engracia era mucho más estrecha y sinuosa que el actual paseo de la Independencia, perfectamente alineado, que ya deja la plaza de Santa Engracia a su costado izquierdo.
Durante los Sitios (1808-1809) esta zona se convirtió en uno de los principales escenarios de combate, especialmente en el primer Sitio, y fue duramente castigada. La primera Puerta de Santa Engracia, una de las entradas a la ciudad, junto al Real Monasterio jerónimo de Santa Engracia quedaron arruinados.
Joaquín Asensio, nombrado por el ocupante gobierno francés arquitecto municipal, proyectó la apertura de un nuevo paseo, a la imagen de los nuevos paseos de las grandes ciudades francesas, que comenzara en la Cruz del Coso, y que años después y muchas vicisitudes, se convertiría en el actual paseo de la Independencia.
Para conocer más de este tema recomiendo visitar la sección de esta web dedicada a los Sitios: https://sites.google.com/view/callejeandoporzaragoza/los-sitios
Capítulo 13 del podcast que hemos elaborado en la sección "LOS SITIOS" de esta web.
Imagen de un plano de la ciudad en los Sitios, con las trincheras de los atacantes y la situación de la actual plaza de Aragón que hemos remarcado en amarillo.
En 1830 el llamado paseo Nuevo de San Francisco (también denominado Salón de Santa Engracia) concluía en una nueva y fugaz Puerta de Santa Engracia emplazada muy cerca de su predecesora, que daba acceso hacia los conocidos entonces como jardines de la Glorieta, construidos en 1840 por la Dirección del Canal Imperial a las órdenes del arquitecto municipal, Nicasio López, para dar un final digno y arbolado al nuevo gran paseo de la ciudad. Pero aún no se la podía denominar una plaza, ya que era una zona extramuros sin urbanizar.
Visto que estos ajardinamientos exteriores eran muy del agrado de los zaragozanos, en 1851 se remodelaron y adquirieron su actual forma ovalada por obra de Joaquín Gironza y José de Yarza, arquitectos municipales. Pero no era una plaza.
Sección de plano de Lucea de 1850. En el punto 1 encontramos el puente de Santa Engracia sobre el río Huerva (pervive bajo la losa de Gran Vía). En el 2 vemos "La Glorieta" (actual plaza Aragón). En el 3 está el cuartel de artillería. La segunda puerta de Santa Engracia la vemos en el punto 4, junto a la plaza e iglesia de Santa Engracia. En el punto 6 está el Salón de Santa Engracia (actual paseo de la Independencia).
Sección del plano de Yarza y Gironza de 1852 orientado hacia el sur. Esta representación permite disfrutar de una perspectiva más realista del espacio ajardinado tras la puerta de Santa Engracia.
La plaza como tal surgió en julio de 1861 cuando, de nuevo José de Yarza, redactó un Plano Geométrico que recogía y proyectaba la urbanización de algunas zonas de la ciudad. Entre las reformas más importantes que plantea el plano destaca la de la Glorieta, incorporándola al interior de la ciudad mediante la ejecución de dos reformas:
Derribar la segunda puerta de Santa Engracia y sustituirla por una tercera y última puerta (en pie solo hasta 1902), con el mismo nombre y emplazada 200 metros más al sur, en el otro extremo de la glorieta, el más próximo al río Huerva. Ya estaba la plaza dentro de la ciudad.
Levantar en el centro de la Glorieta un monumento en honor a Ramón Pignatelli (ver más en parque Ramón Pignatelli). Fue inaugurado en 1859, justo el día y mes de aquel 1786 en que las aguas del canal llegan a Zaragoza. En ese momento aún se podía ver la segunda puerta de Santa Engracia detrás de él porque se derribó en 1866, como puede verse en el dibujo del día de la inauguración.
Desde ese momento se conocería como glorieta de Pignatelli. La estatua miraba hacia su gran logro, el Canal Imperial, y los mañicos le hicieron un verso "Don Ramón de Pignatelli era un hombre muy severo que da el culo a Zaragoza y la nariz a torrero".
Allí estuvo hasta que en 1904 fue trasladada cerca del Canal Imperial, al primer parque de la ciudad, dedicado a su persona: el Parque Pignatelli. Ver más en parque Ramón Pignatelli.
Sección de plano de Casañal de 1880. Las principales diferencias con el anteriormente expuesto de Lorda (1850) son el cambio de ubicación de la última versión de la puerta de Santa Engracia (en azul), ahora en el extremo sur de la glorieta de Pignatelli (hoy plaza Aragón) y la presencia del Teatro Circo (en rojo).
No acabaría ahí el homenaje que en esta zona de la ciudad hacía a este insigne aragonés, ya que unos años después y cerca de allí (en el solar del actual edificio de Correos), copiando el nombre a la nueva plaza, se levantó el Teatro Pignatelli, uno de los primeros edificios de hierro y cristal construidos en España y que se derribó en 1915. Ver más en el paseo de la Independencia.
Imágenes del día de la inauguración del monumento a Pignatelli en 1859. Imagen 1: Fuente: “El mundo pintoresco". Foto 2: foto Infante, en revista Nuevo. Foto 3: Diario ABC, 27-10-1904. Fuente de la imágenes: Proyecto GAZA.
En el centro de la foto monumento a Ramón Pignatelli, en la plaza del mismo nombre y con el teatro homónimo, detrás a la derecha de la imagen. Archivo Coyne, AMZ.
Primera Exposición Aragonesa (1868). Fue la primera aragonesa,... y española.
Las fiebre de la exposiciones se originó en Francia fruto de la Revolución Industrial. Nuestros vecinos del norte venían de una tradición de exposiciones nacionales, que culminó con la exposición industrial francesa de 1844 celebrada en París. Unos años más tarde la Gran Exhibición de los trabajos de la Industria de todas las naciones, celebrada en Londres en el año 1851 de carácter internacional (España participó) hizo que esta muestra esté considerada como la primera expo internacional. Su éxito comenzó a generar imitadores en otras partes del mundo que vieron una oportunidad de ser escaparate para mostrar sus últimos avances tecnológicos servir de impulso a luna provechosa competencia y facilitar el curso de las ideas y de los adelantos en todos los ramos del saber.
Tras varios años en los que el país lastraba una grave crisis empeorada por varios años de malas cosechas, Zaragoza vio los beneficios que podía tener celebrar este tipo de eventos en la ciudad. Con el impulso de Alberto Urriés (presidente de la Real Sociedad Aragonesa), Mariano Royo (ingeniero) y Antonio Candalija (alcalde), en septiembre de 1867 la Real Sociedad Económica de Amigos del País trató la propuesta de celebrar una exposición similar a la citada de Londres en 1851, pero de carácter regional y, obviamente, mucho más modesta. Luego se sumarían la Diputación Provincial de Zaragoza y el Ayuntamiento de Zaragoza. Con su realización se pretendía publicitar a las tres provincias aragonesas y sus productos, especialmente del sector agropecuario, aunque estaba abierta a expositores del resto del país y extranjeros. La idea tuvo muy buena acogida en la sociedad aragonesa.
El lugar elegido para situar el recinto ferial fue la plaza Aragón, en ese momento con la denominación de Glorieta de Pignatelli, aunque hubo una propuesta interesada (no andana bien de dinero) de Juan Bruil de utilizar su torre (ver más Bruil, parque) para acoger en parte de la misma.
Con ello se pretendía modernizar Zaragoza, impulsando la urbanización de esos terrenos y el paseo de la Independencia, zona de expansión de la ciudad hacia el sur y en el que aún eran muy visibles las huellas de los Sitios. Y como siempre casi no llegamos a tiempo... las obras comenzaron solo tres meses de la inauguración.
Oficialmente se se iba a desarrollar durante mes y medio, del 15 de septiembre al 31 de octubre de 1868, aunque se prolongó unos días más. Toda la ciudad asistió con entusiasmo a la inauguración, a la que acudió, en representación de la reina Isabel II, el ministro de Hacienda, y que concluyó por la tarde con una magnífica corrida de toros. El inicio fue accidentado. El estallido en Cádiz el 18 de septiembre de la Revolución Gloriosa, que destronó a la reina Isabel II, motivó su cierre temporal el 1 de octubre, aunque se reabrió el día 11 con normalidad.
Las Bases, aprobadas el 21 de noviembre, y el catálogo de la exposición se pueden ver entrando en los enlaces.
Ver el plano más grande entrando en este ENLACE. En el plano vemos la situación de la última Puerta de Santa Engracia.
Placa conmemorativa del evento
Se entraba desde el final del ya paseo independencia y se salía hacia la actual plaza Paraíso, donde estaban instalados los terrenos de experimentación, pruebas y muestras de ganados. El pabellón principal era el Palacio de la Exposición, de más de cinco mil metros cuadrados, diseñado por el arquitecto don Mariano Utrilla y construido en el solar de Capitanía General en apenas cuatro meses. A pesar haber tenido que rehacer el proyecto inicial por su coste y levantarlo finalmente de ladrillo y yeso, tuvo muy buenas críticas. Los demás, mucho más modestos, completaban las edificaciones, efímeras eso sí, pero que empezaban a hacer que la vida rodeara a esa zona alejada.
Dibujo de la fachada del edificio que albergó la Exposición Aragonesa de 1868.
La evento resultó ser todo un éxito, hasta el punto de repetirse una nueva edición en 1885 (ver más en calle Miguel Servet) e impulsar en 1908 la Exposición Hispano-Francesa (ver más en plaza de los Sitios) que sirvió de reconciliación con nuestros vecinos el primer centenario de los Sitios de Zaragoza.
La entrega de premios estaba prevista para el 15 de octubre, a la que se pretendía invitar a la reina apara mayor boato. La situación política del país hizo que la entrega de premios a los mejores expositores se retrasara casi dos años, en una ceremonia que se celebró el 27 de octubre de 1871 aprovechando la presencia en la ciudad del nuevo rey Amadeo de Saboya.
Con este motivo se erigieron tres arcos triunfales para homenajear al nuevo rey, uno el Coso erigido por el Comercio y la Industria, otro en San Gil (calle Jaime I, creo que en el cruce con calle Mayor), a cargo de la Tertulia Progresista.
Desde luego la exposición resultó ser todo un éxito, hasta el punto de repetirse una nueva edición en 1885 y después organizar, ya en 1908, la gran Exposición Hispano-Francesa que conmemoraba en un ambiente de concordia y reconciliación el primer centenario de los Sitios de Zaragoza.
Más información: zaragoza.es
Comparativa del arco del Coso en 1868 y en 2022. Fuente: José Luis Ona González
Comparativa del arco del San Gil en 1868 y en 2022. Fuente: José Luis Ona González
Una vez clausurada la Exposición Aragonesa, y al igual que en las posteriores de 1885, 1908 y la más reciente de 2008, se procedió a desarrollar la plaza que había ocupado el recinto ferial. Siete años después de la clausura, en 1875, el consistorio parceló y subastó los dieciséis solares simétricos respecto al eje de Independencia para hacer caja y dar trabajo a los braceros.
En 1874 Segundo Díaz, arquitecto municipal, firma el proyecto de reparcelación de los terrenos que pretendía convertir la plaza y su entorno, en palabras suyas, en el barrio más bonito de España. Entre los aspectos a tener en cuenta que figuran en la memoria del proyecto estaba que que la plaza debía ser amplia y agradable para el paseo, porque en los días festivos, el Salón de la Independencia se llenaba de gente y para respirar aire puro y huir de la aglomeración la gente se llegaba hasta la Glorieta.
La parcelación de las calles adyacentes dio lugar a dos calles muy cortas (calle Canfranc y Puigcerdá, actual Agustina Simón). No se consideró adecuada la apertura de una vía que recorriese las traseras de las fincas del lado del Huerva, cuyas vistas a un río no muy limpio resultaban poco glamurosas. tendrían que esperar casi tres décadas para verlo cubierto.
Pero una cosa son las intenciones y otras las obras, y todo se complicó y ralentizó durante una década. Habría que esperar hasta 1879 para que se derribara el "Palacio de la Exposición" y que se comenzarse a levantar los primeros hotelitos de la plaza.
Plano de los solares en venta procedentes de la Exposición Aragonesa y terrenos adyacentes, en Zaragoza", Segundo Díaz (1874). Fuente: Proyecto GAZA.
Aspecto de la glorieta en 1879 sin edificar. Se ve indicación (en la imagen siguiente del slide) de los principales elementos que se ven en la foto. Autor: Coyne. Coleccionista particular. Fuente: Manuel Ordónez Gracia (Anteayer Fotográfico Zaragozano).
El nuevo arquitecto municipal, Ricardo Magdalena, redacta un nuevo plano en marzo de 1881 con cuatro viviendas por manzana. Para poder empezar a construir debían formalizar la preceptiva solicitud de la licencia municipal de construcción de obra nueva. La concesión de dicha licencia quedaba supeditada a la aprobación del proyecto por parte del arquitecto municipal teniendo en cuenta el rango del emplazamiento y las disposiciones a tal efecto adoptadas para dotar de uniformidad y estética de la plaza.
No fueron demasiado exigentes. Solo se les exigía limitar cada propiedad con una verja de hierro diseñada por Ricardo Magdalena que se ciñera a la forma elíptica de la plaza, y dejar un espacio de al menos 10 metros entre dicha verja, y la fachada del edificio.
La burguesía zaragozana más destacada adquirió los solares llenando la plaza de los llamados "hotelitos", viviendas unifamiliares con jardín. Su diseño corrió a cargo del propio Ricardo Magdalena, Fernando de Yarza o Félix Navarro, los arquitectos prestigiosos de la época con diseños con las que pretendían imitar el estilo de vida de la vieja nobleza.
El espacio de la glorieta y sus alrededores comenzó a ser conocido como el " barrio de Canfranc".
Durante seis décadas la plaza Aragón cumplió la promesa de ser una de las más bonitas de la España y nuevo centro de la nueva Zaragoza, al menos hasta los años setenta del siglo XX en que lo que en su momento se consideraba lejano se había convertido en el centro de la ciudad y fue fruto de la más voraz especulación inmobiliaria.
Un poco más abajo describiremos una a una todas de esas viviendas.
Postal editada por Hauser y Menet del año 1900. Fuente: La imagen perdida: los hotelitos de la Plaza de Aragón en Zaragoza (Isabel Yeste Navarro). Se aprecian la última versión de la Puerta de Santa Engracia en primer plano, plaza y estatua de Pignatelli en segundo plano con los hotelitos a su lado, y con el paseo de la Independencia al fondo.
Monumento al Justiciazgo. Mucha gente piensa que es el monumento al Justicia pero es un error, es el monumento a la institución, al justiciazgo. La estatua sedente representa la figura y la memoria de Juan de Lanuza, decapitado a los 27 años por las tropas de Felipe II por cumplir con la obligación que le imponía su cargo, defender los derechos y libertades de sus ciudadanos y recogidos en los fueros aragoneses.
La idea de un monumento al Justicia no era nueva y se vendía como en pago a deuda moral de la ciudad con el último Justicia de Aragón Ya se había propuesto en 1821 (Trienio Constitucional) y retomado a partir de 1868. Félix Navarro elaboró un proyecto de obra en 1887, pero no fue hasta noviembre de 1901, que el Ayuntamiento de Zaragoza se decide a la construcción y colocación de un monumento al Justiciazgo en el centro de la plaza.
Los momentos en los que se impulsó su construcción coincidieron con los de menos poder de la monarquía y mayor presencia del liberalismo, que tenía una visión romántica de esta desaparecida institución medieval aragonesa que representaba las libertades medievales aragonesas frente al poder único del rey. Las luchas políticas del siglo XIX impidieron hacerlo posible hasta la Restauración.
El destino inicial del conjunto monumental era la plaza de la Constitución (actual plaza de España) donde debía sustituir a la Fuente de la Princesa pero allí se decidió ubicar el Monumento a los Mártires de la Religión y de la Patria, inaugurado solo un día después que el monumento al Justiciazgo. Fue una ejemplo más de la pelea más entre los sectores más conservadores de la ciudad, nacionalistas españoles partidarios de la religión y de la Patria, y los más liberales y aragonesistas, para los Juan de Lanuza era un mito, a lo largo del siglo XIX.
Proyecto de monumento a la memoria de Lanuza M. Pescador (AMZ)
Proyecto de Félix Navarro en 1887, donde destaca sobre la ejecución final la posición de la mano, en señal de saludo. Fuente: Manuel Ordóñez.
¿Y qué hacemos con la estatua de Ramón Pignatelli? Se acordó que la estatua de Pignatelli se trasladara al actual paseo de Cuéllar, a un solar en el que se haría un parque en su honor, muy cerca de su principal éxito, el Canal Imperial. El 17 de octubre quedó formalmente colocado en el parque homónimo, dejando libre la Glorieta para que el Monumento al Justiciazgo ocupara su lugar, inaugurado cinco días más tarde, el 22 de octubre.
Con ello vino el cambio de denominación de la glorieta de Pignatelli por por plaza de Aragón, que ya era considerada el nuevo centro urbano de la ciudad a principios del siglo XX.
El diseño y la construcción del soporte arquitectónico del monumento fue obra de Félix Navarro Pérez. Este fue el proyecto que le permitió alcanzar el puesto de arquitecto de la Diputación. El suelo era de mármol rojizo, representando la sangre de la decapitación del Justicia.
El monumento fue realizado por Francisco Vidal y Castro con piedra de Codos. La figura sedente del Justicia es de bronce fundido (procedente de 11 cañones en desuso) en una sola pieza en los talleres zaragozanos de Antonio Averly.
Fue trasladada desde el patio de la Diputación Provincial hasta la plaza el 11 de octubre de 1904, quedando tapada hasta el día 22, fecha en que tuvo lugar la inauguración oficial del monumento al Justiciazgo. No fue nada fácil, su peso total es de caso 3.000 kg.
Sería costeado por la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Zaragoza y por suscripción de particulares.
Sería restaurado en 2021. Ver noticia.
Más información: zaragoza.es - gozarte.net - aragonesasi.com - El Monumento al Justiciazgo, un homenaje a don Juan de Lanuza y Urrea (M. Ordóñez, 2022). Anteayer Fotográfico Zaragozano.
22 de octubre de 1904. Inauguración del monumento al Justiciazgo. Fotografía propiedad María Pilar Bernad Arilla para Anteayer Fotográfico Zaragozano.
Plano del jardín de la plaza de Aragón, de Ramón Oliva en 1884 (AMZ).
Lamentablemente en los años sesenta desaparecieron los jardines, transformándose en carriles para vehículos que comunicaban la plaza Paraíso e Independencia, y posteriormente, en las vías del tranvía que atraviesa la ciudad.
En 1978 una especulación feroz significó el inicio del fin para estos hotelitos. Unos antes y otros después serían adquiridos por empresas constructoras que los sustituirán por suculentos e impersonales bloques de diez alturas. Tan solo se salvaron de los derribos el edificio de Capitanía General, y el edificio situado en el número 12 es el único que se conserva, eso sí, tan transformado, que cuesta adivinar la construcción original bajo la actual. El último edificio que se demolió fue para construir la torre en la que actualmente se ubica la Librería General).
Poco queda ya de la elegante y ajardinada plaza de Aragón tal como la conocieron nuestros padres.
Evolución urbanística de la plaza Aragón.
Foto 1, de 1910 (Fototipia Tomas., colección JL Cintora). La plaza original, sin apenas tráfico rodado y con máxima prioridad para el peatón y los jardines.
Foto 2, primera mitad del siglo XX (Estudio Coyne, AMZ). Imagen a la altura de la calle donde se observa que más que plaza era un parque .
Foto 3, anterior a 1950 (Estudio Coyne, AMZ). Apertura al tráfico de coches y tranvías de los brazos laterales pero mantiene todo el espacio central ajardinado.
Foto 4, anterior a 1950 ( Ediciones Artigot, AMZ). Similar a la anterior pero tomada desde el extremo opuesto de la plaza.
Foto 5, de 1964 (Estudio Coyne, en AMZ). Eliminado del ajardinamiento se convierte en una "autopista" de tres carriles por sentido y uno más en ambos brazos laterales.
Foto 6, en 2020 (tomada de zaragozago.com). Ya presente el espacio destinado para el moderno tranvía.
Puerta de Santa Engracia. La puerta de Santa Engracia, ya desaparecida, estuvo aquí. Los expertos prefieren hablar de las puertas de Santa Engracia, ya que tuvo tres emplazamientos, tres estilos y tres épocas en su historia. De las tres no se han conservado restos, más allá de algunas fotografías.
Ubicación de las desaparecidas tres puertas de Santa Engracia en imagen cenital de 2022.
PRIMERA PUERTA DE SANTA ENGRACIA.
La más antigua, de la que tenemos referencias al menos desde 1737, estaba situada entre el Real Monasterio jerónimo de Santa Engracia y la torre del Pino, en el lado del convento de Carmelitas Descalzas. Si pervivieran, sus cimientos estarían en el espacio entre el actual edificio de Correos y la calle Tomás Castellano debido a una curva hacia el monasterio jerónimo que hacía la vieja y estrecha calle de Santa Engracia respecto al amplio y rectilíneo paseo de la Independencia actual. Daba acceso a la ciudad por la en ese momento denominada calle Santa Engracia y dejaba fuera de las murallas los terrenos de la actual plaza Aragón.
Era una puerta de sobria de ladrillo que seguía el modelo de puerta habitable (con residencia para los encargados de su vigilancia), de un solo vano abovedado con arco de medio punto, con ventanas distribuidas por sus tres plantas, dos torreones a ambos lados y tejado a dos aguas. En 1796 el conde de Sástago (responsable de obras del Canal) propuso su ampliación con dos nuevos postigos laterales pero fue innecesario por los destrozos ocasionados durante la Guerra y su derribo posterior.
Dos representaciones de la primera puerta. 1) Imagen tomada de la web antiguaspuertaszaragoza 2) Imagen tomada de dezaragozaalzierzo
La hizo célebre su contribución a la defensa de la ciudad durante los Sitios, y ya el 4 de agosto de 1808 los combates la dejaron en estado de ruina. Destacaron en la defensa de este punto (con una tapia de a penas dos metros de altura) el comandante Antonio Cuadros, Mariano Renovales (ver calle), el teniente coronel Salvador de Ozta y el coronel de ingenieros Antonio Sangenis (ver calle).
SEGUNDA PUERTA DE SANTA ENGRACIA.
Se trataba de un arco triunfal con motivos románticos y patrióticos semejante a la puerta de Alcalá en Madrid o el arco de Triunfo de París. Estaba casi en el mismo lugar que la primera pero ya alineada con el nuevo paseo, a la entrada de la glorieta de Pignatelli (actual plaza Aragón).
Tras varios bocetos y diseños abandonados por la penuria económica tras los Sitios, finalmente en 1819 Fernando VII mostró su voluntad de erigir una nueva en honor de los defensores de su causa en la Guerra de Independencia. Para sufragarla se destinó los tributos de entrada del azúcar y el cacao en la ciudad. Los trabajos se realizaron en menos de dos años dirigidos por Tiburcio del Caso.
Como se deseaba que el monarca la inaugurara en la visita que haría en 1828 y no era posible se levantó una imitación en madera de lo que se pretendía construir. Los trabajos se iniciaron en 1831 pero se paralizaron en 1835 y las estatuas (representaban a la Agricultura y a la Navegación las del exterior, y las del interior al Comercio y a la Felicidad Pública) que la iban a adornar no se colocaron.
En 1860 se volvió a recurrir a una imitación en madera y lienzos para una visita de la reina Isabel II a la vuelta de su gira por diferentes ciudades españolas. Tras cincuenta años la puerta se había quedado vieja antes de acabarla y era objeto de burla por parte de la mayoría de los zaragozanos.
Finalmente fue derribada en 1866 para favorecer el crecimiento urbano y el montaje del recinto ferial de la Exposición Aragonesa de 1868.
Imagen tomada de la web antiguaspuertaszaragoza
Detalle de fotografía de 1860 tomada desde detrás de la fuente de Neptuno, en ese momento en la plaza Constitución (hoy plaza de España), donde se ve el paseo engalanado para la visita real, una falsa Puerta de Santa Engracia, y al fondo, en el vano principal, la estatua de Pignatelli, inaugurada el año anterior.
Autor: Clifford. Fuente: Web del Getty Museum.
TERCERA PUERTA DE SANTA ENGRACIA.
La tercera y última puerta estaba adelantada doscientos metros respecto a las anteriores, a la altura de Capitanía, en línea con el paseo de la Lealtad (hoy paseo de Pamplona), dejando dentro la glorieta de Pignatelli.
Fue obra del arquitecto Mariano López en 1866. Era de hierro fundido y tenía cinco accesos separados por pilares. En las pilastras de los dos centrales figuraban los cuarteles del escudo de Aragón. Los laterales estaban reservados al paso de caballerías, vehículos y, casi al final de su vida, el tranvía.
Dibujo de la puerta y verja dedicado al Excmo. de esta ciudad por Nicolás Gascue, de 11 años (1867). AMZ.
A diferencia de otras, no tuvo una función defensiva, sino más bien ornamental y de recaudación de tributos por la mercancía que entraba y salía por ella. Recaudación que se controlaba en las dos casetas blancas de arbitrios (fielatos) que flanqueaban en su parte exterior la entrada principal de peatones. Los más habituales usuarios de este paso fueron los estudiantes y profesores de la Facultad de Medicina inaugurada en 1893.
Durante sus últimos años los debates sobre su utilidad unidos a los inconvenientes que suponía en el trazado de la línea del tranvía que llevaba a Torrero se intensificaron hasta que finalmente se aprobó su demolición en 1902. Se formalizó en 1904, pese a que se valoró su traslado a otro punto de la ciudad.
Tarjeta postal de Unión Universal de Correos. Fuente: todocoleccion.net/
LOS HOTELITOS DE LA PLAZA ARAGÓN.
Para su correcta identificación utilizaremos el plano de parcelación de Segundo Díaz (1874) marcando los números de las fincas. Fuente: Proyecto GAZA.
Fuentes:
La imagen perdida: los hotelitos de la Plaza de Aragón en Zaragoza. Isabel Yeste Navarro. Artigrama, núm. 31, 2016, pp. 391-419.
El Gobierno Civil de Zaragoza y su sede institucional. Mónica Vázquez Astorga, e Isabel Yeste Navarro. Artigrama, nº 26, 2011, pp. 743-768.
Plaza de Aragón número 1 (Manzana D, solar 1). Situado en el extremo inmediato al paseo de la Independencia, en el lado de la calle Juan Bruil, tuvo una azarosa vida y variados usos vida.
Fue terminado en 1879, según proyecto del maestro de obras Antonio Miranda Fondevila y siendo su promotor D. Nicolás Baylin. Disponía esta amplísima finca de una superficie de 2.186 metros cuadrados (muy superior a la de los restantes hotelitos de la plaza), sobre la que se edificó una casa (en el centro del solar) con jardín delante y huerta muy amplia detrás, con verja de forja cerrando su perímetro. El inmueble se remata por una balaustrada con decoración de jarrones.
La construcción de estilo modernista y tinte clasicista italiano (pilastras decoradas y frontones triangulares) tenía bodegas y cuartos bajos, entresuelo, principal y bohardillas, disponía de un mirador acristalado sobre la puerta principal del edificio (reforma de 1885). La casa, valorada en algo más de doscientas mil pesetas, junto con otros bienes por un importe total dé más de 500.000 pta, fue entregada por su esposo de 41 años en propiedad a su cónyuge Dña. Julia Aramburu y Bernal de 21, que aportó el ajuar doméstico.
Plano de edificio a finales del siglo XIX. Fuente. La imagen perdida: los hotelitos de la Plaza de Aragón en Zaragoza. Isabel Yeste Navarro. Artigrama, núm. 31, 2016, pp. 391-419.
Detalle de plano de Casañal de 1899 donde se aprecia el chalet, en el centro de la finca y la amplia huerta, mucho mayor que la de los chales adyacentes, detrás.
El matrimonio Baylín-Aramburo vendió la casa en 1890 a Tomás Castellano Villarroya que lo destinó a su residencia privada y emprendió algunas reformas. Su hijo, Tomás Castellano y Echenique, debió ver una buena oportunidad de negocio en la cercana Exposición Hispano-Francesa de 1908 y se lanzó a la caza de inversores para levantar un hotel de prestigio que permitiera acoger a los distinguidos visitantes. Dicho y hecho, en 1908 aportó la finca a la sociedad Gran Hotel, con capital de 500.000 ptas. Sus accionistas eran de lo más granado: el propio Basilio Paraíso, Tomás Castellano, Nicolás de Escoriaza y Fabro, Tomás de Higuera y Bellido, marqués de Arlanza, José Puértolas Ramón y otros. Debieron valorar su buena ubicación, fuera del saturado casco histórico y cerca de los terrenos donde se iba a desarrollar la nueva exposición.
El chalet original no se tocó, se decidió edificar en parte posterior del terreno un anexo con habitaciones. En pocos meses se construyó un edificio de madera un edificio modesto de cuatro pisos, de forma rectangular, con entrada independiente del chalet y restaurant. La entrada estaba en la calle Bruil, que se alineó entonces, y sobre ella se dispuso una visera modernista de cristal muy vistosa.
El hotel abrió poco antes del comienzo de la Exposición y el nombre elegido fue el de Gran Hotel Regina, en homenaje a la esposa de Alfonso XIII. Era el primer hotel moderno de la ciudad con restaurante de categoría al estilo francés, pero no parece que tuvieran mucho éxito pese a lo bien que se promocionaron en Heraldo de Aragón: "Antiguo palacio de Castellano reformado y ampliado con arreglo a los adelantos modernos. El único rodeado de jardines y sin ninguna habitación interior. Ascensor eléctrico, Calefacción a vapor. Habitaciones con cuarto de baño. Pensión desde 12’50 ptas. Restaurant de primer orden: almuerzo 5 ptas. Comida 6 ptas, Five o’clock tea 1 pesetas".
Alzado del Hotel Regina en 1908. Fuente. La imagen perdida: los hotelitos de la Plaza de Aragón en Zaragoza. Isabel Yeste Navarro. Artigrama, núm. 31, 2016, pp. 391-419.
Detalle de plano de Casañal de 1908 donde se aprecia el añadido rectangular al chalet, en la calle Bruil, correspondiente al nuevo Hotel Regina.
Finalizada la Exposición, el chalet quedó libre y en 1911, se instaló en él por un tiempo el Gobierno Civil. Más información en "El edificio de la Delegación del Gobierno en Aragón (antiguo Gobierno Civil de Zaragoza) como imagen de la historia de la ciudad contemporánea", de Mónica Vázquez Astorga (2020).
En la construcción aneja (en ese momento llamada llamada Casa Pamplona) que daba a la calle Bruil (el antiguo hotel Regina), entre 1913 y 1919, se instalaron los Hermanos del Sagrado Corazón para continuar con su colegio que antes tenían en la calle de la Industria. En 1927 compraron terrenos que hoy ocupan en el Paseo de La Mina.
Entre 1919 y 1939 el edificio fue Academia Preparatoria para los militares y hospital de guerra. Durante la Dictadura fue lugar de manifestaciones estudiantiles y retén permanente de la policía armada. De 1919, hasta finales de 1939, se instaló una Academia Preparatoria militar.
Foto 1: Imagen del número 1 de la plaza Aragón en los primeros años del siglo XX (creo que del AMZ). Foto 2, lo que se vería desde su entrada en 1912, con unos dependientes de comercio manifestándose ante el Gobierno Civil (Aurelio Grasa, Heraldo de Aragón).
Poco después pasó a manos del cocinero Luis Bandrés, quien en 1939 encargó al arquitecto Teodoro Ríos reconstruir el viejo hotel Regina para la celebración del XIX Centenario de la Venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza. El nuevo establecimiento hotelero se denominó Hotel Centenario, cuya remodelación y ampliación definitiva se acometió en 1942.
Imágenes del interior del Hotel Centenario. Fuente: todocoleccion.net
Antiguo Hotel Centenario en 1966 y en la actualidad. La calle de la derecha es la de Juan Bruil, con la plaza Aragón al fondo. La de la izquierda es el paseo Marina Moreno, hoy Constitución.
Autor Gerardo Sancho Ramo. Fuente: AMZ.
Hotel Centenario, de Ediciones Artigot (AMZ)
Foto de 1931 (AMZ), con el chalet remarcado en rojo, de 1958 (Gerardo Sancho, AMZ) , con el solar ya listo para edificar tras el derribo del hotelito, y de 2022 (propia), con la torre ya de más de diez plantas.
Finalmente, el viejo chalet se queda pequeño para los sus que exigía y Gobierno Civil se traslada a la plaza del Pilar, al lugar en el que hoy se encuentra, y se vende un año más tarde a la inmobiliaria Aragón Vizcaya S.A.
Será derribado en 1958, teniendo el triste honor de ser el primero de los chalecitos que componían la plaza en ser sustituido por una moderna, mastodóntica e impersonal construcción.
En 1966, Inmobiliaria y Construcciones Pórtico S.A. solicita licencia de obras para la construcción de un nuevo edificio sobre el solar del viejo Hotel Centenario, ampliando el espacio hasta lo que hoy es el paseo de la Constitución, edificando poco después el actual Hotel Don Yo, obra de Julio Suso.
Plaza de Aragón números 2, 3 y 4 (Manzana D, solar 2 y 3). Situado junto al ya comentado inmueble del número 1.
Como en esos dos solares querían construir tres hotelitos (chalets) tuvieron que subdividirlos en tres partes iguales en 1879. El edificio se situaba en el centro del solar, menos en el caso del que daba a la calle Puigcerdá (actual calle Agustina Simón) que tuvo que alinear su fachada con dicha vía.
Los solares números 2 y 3 se subdividieron para posibilitar la construcción de tres hoteles iguales proyectados por un joven Félix Navarro Pérez (treinta años en ese momento) en noviembre de 1879. Todos ellos se situaban en el centro del solar, aunque en el caso del número 4 la estrechez del solar resultante obligara a que alzara su fachada lateral alineada con la calle de Agustina Simón. Cumpliendo la norma establecida para dar uniformidad a la plaza, se cerraban con una verja continua en la que se abrían puertas individualizadas para casa.
Son construcciones de cuatro alturas bajo un tejado a cuatro aguas, en las que predomina un estilo clásico en columnas, pilastras, frontones, balaustradas etc, la simetría Contaban con una amplia galería acristalada que cubría la totalidad de la fachada posterior. Esta valiente utilización de las carpinterías que concede al vidrio un protagonismo absoluto era muy del gusto de esa época, con el mejor ejemplo en la ciudad muy cerca, el teatro Pignatelli.
Imágenes y plano desde puntos elevados que permiten identificar claramente las parcelas de los números 2, 3 y 4. La parcela número 1 corresponde al ya mencionado Gobierno Civil.
Foto 1, anterior a 1902, Fuente: Aragón en el recuerdo, colección de postales y fotografías.
Foto 2, 1955. Proyecto GAZA. Foto 3, sección de plano de parcelación de 1971 (Fuente, Fran Ríos).
Estos tres chalecitos, gemelos en su proyecto inicial, sufrieron algunas modificaciones por sus propietarios en la primera mitad del siglo XX:
*En 1921, Pascual Bravo construyó un garaje en la parte posterior del número 3.
*En 1925 él mismo transforma la fachada posterior del número 2, eliminando la galería acristalada y sustituyéndola por un mirador de planta curva entre balcones.
*En 1944, en el número 4, el arquitecto Fausto García Marco lleva a cabo la elevación de dos pisos y prolonga la construcción hasta el límite del solar al entonces paseo de Marina de Moreno (actual paseo Constitución).
Entre 1978 y 1979, se derribarían de manera individualizada estos tres hoteles que serían sustituidos por torres de pisos de más de diez plantas. El edificio del número 4 es obra de Regino Borobio y Ojeda y de su sobrino Regino Borobio.
Mujercitas, boutique de ropa de niñas, estaba en el número 3 (según guía telefónica de 1978), lo que ahora el Vip´s. Allí se vestían las hijas de la burguesía zaragozana hasta los años 70-80. Estaba en el último edificio que se derribó en ese sector de la plaza fue el que estaba a la derecha del Gobierno Civil y en él estaba este comercio.
Cinco imágenes. La primera (DARA) se ve la estatua de Pignatelli, el teatro homónimo, Santa Engracia y, tras los árboles, los hotelitos de los número 2, 3, 4. En la segunda (Proyecto GAZA) se ven, parte izquierda de la foto, tras el monumento al justicia que están inaugurando, los hotelitos 3 y 4. La tercera (de Coyne, AMZ), seguramente tomada desde balcón del hotelito número 2, da una idea de la visión desde esos balcones. La cuarta imagen (AMZ) es una foto aérea de la parte trasera de esa zona de la plaza Aragón y de sus fincas. La quinta, de los años setenta, donde se ven estos hotelitos (los tres primeros contando desde la izquierda) poco antes de ser derribados y con el recrecimiento de dos pisos del número 4 (Fuente: Arancha Martinez Revillo).
Foto 1, tomada de Arancha Martinez Revillo, de los años setenta, donde se remarca en un cuadro rojo el hotelito del número 5.
La segunda, más cercana, de Gerardo Sancho en 1981, del AMZ.
Plaza de Aragón número 5 (Manzana F, solar 1).
La que fuera casa de Marcelino Celestino fue obra de Manuel Ruiz entre 1879 y 1880. Era un sencillo hotel de tres alturas, con tejado a dos aguas, con la planta baja realizada a manera de basamento y cubierta con aplacado de piedra y las superiores con muros revocados.
La construcción se ajustó a su izquierda hasta la calle Puigcerdá (actual de Agustina Simón). Por detrás, a diferencia de la manzana de los números del 1 al 4, los compradores de esta parcela (al igual de sus vecinos de los números 6, 7 y 8) trataron de apurar el terreno edificable llevando los muros de sus casas prácticamente hasta el cauce del Huerva, y tras su cubrición, quedarían alineadas con el paseo de Marina Moreno (hoy Constitución).
La fachada sigue un estilo ecléctico clasicista aunque de gran sobriedad. Únicamente están decorados los marcos y dinteles con que se rematan los balcones, las pilastras de la fachada de las dos plantas superiores bajo un sencillo alero moldurado y el pequeño mirador acristalado que se sitúa en el piso principal sobre la puerta de acceso a la casa.
En 1901, el inmueble es adquirido por Demetrio Fraile, quien reforma la planta baja, reforma ésta que afectó al interior sin tan apenas modificar los exteriores.
Este fue el último de los coquetos chalets residenciales que se demolió en la plaza, manteniendo su morfología original hasta los años 90, que fue reemplazado por la torre de pisos en la que actualmente se ubica la Librería General.
Librería General.- Fue fundada en 1932 por el abogado y funcionario del estado Luis Boya Saura. En 1938 inauguró un taller tipográfico equipado con dos linotipias y otro material. En sus primeros años las publicaciones coincidían con la ideología del Movimiento y más tarde sus temas se diversificarían. Se editó gran cantidad de material escolar necesario para estudios de Bachillerato y para la Universidad, así como otro tipo de material como novelas de Wenceslao Fernández Flórez e incluso material para la Institución Fernando el Católico. La imprenta siguió creciendo hasta contar en 1950 con cinco linotipias, en 1978 el taller fue adquirido por los trabajadores. Estuvo en calle San Miguel 4, casi todos la conocimos en los bajos del paseo de la Independencia 22, y ahora en plaza Aragón.
Imagen propia del número 5 en el año 2022.
El Noticiero 21 de junio de 1935.
Plaza de Aragón número 6 (Manzana F, solar 2).
El terreno que inicialmente tenía asignado se redujo ya que al ser adquirido conjuntamente con el adyacente se dividieron esas dos parcelas (la dos y tres) para levantar tres inmuebles (el 6, 7 y 8).
El hotelito fue proyectado por Eusebio Lidón Barra en 1879. Solo tenía visibles dos de sus fachadas (la principal, laque daba a la glorieta, y una de las laterales) ya que estaba adosado al solar del número 5 en uno de sus lados y la fachada trasera llegaba hasta trinchera del Huerva ya que pretendieron apurar el terreno edificable por el elevado precio del mismo.
La construcción constaba de cuatro alturas bajo cubierta plana. Al igual que la mayoría de los hoteles construidos en la glorieta, sus fachadas eran de estilo eclecticismo historicista. Destacaba su potente cornisa en voladizo.
En mayo 1942 sería reformado íntegramente (interior y exterior) por el arquitecto Manuel Ambrós. También se recreció un piso que se cerraba con un mirador de fábrica y, con el cubrimiento del Huerva y la apertura del nuevo paseo María Moreno (Constitución), se modificó la fachada posterior que se convirtió en lugar de entrada al edificio.
En los años ochenta fue derribado sustituido por una torre de diez plantas.
Fotografía de los años 50 del siglo XX, con el hotelito del número 6 remarcado. Fuente: Archivo del Ayuntamiento, Ediciones Artigot.
Foto 1, fuente: Manuel Ordóñez. Foto 2, de Gerardo Sancho (AMZ), con el edificio derribándose. Foto 3, en la actualidad.
Plaza de Aragón número 7 (Manzana F, solar 2/3)
Como ya se ha indicado en el número anterior, el terreno que inicialmente tenía asignado se redujo ya que al ser adquirido conjuntamente con el adyacente se dividieron esas dos parcelas (la dos y tres) para levantar tres inmuebles (el 6, 7 y 8).
El hotelito, a diferencia de otros que componían la Glorieta, estaba situado en el centro del solar, presenta una planta casi cuadrada. Tenía cuatro alturas, cada una de ellas diferente a las demás.
Diseñado por Fernando de Yarza Fernández-Treviño en 1891 por encargo de don Vicente Gasca, es de estilo ecléctico de influencia neobarroca y carácter francés, un estilo que fue considerado símbolo del lujo y que fue adoptado en muchas construcciones similares de esa época.
Isabel Yeste lo describe así: "Sobre una planta baja con vanos de marcado carácter vertical rematados en curva abiertos sobre un paramento de llaga horizontal continua que recorre todo el perímetro, la planta primera se compone a partir de balcones exentos, salvo en la zona central de la fachada principal, en donde, sobre la puerta, se abre un belvedere compuesto por tres vanos entre pilastras y cerrado por pretil de rejería. El edificio se cubre con una poderosa mansarda en la que se acentúan las esquinas de la construcción y en la que se abren vanos rectos recercados por elementos ornamentales de raíz historicista y óculos ovales de traza vertical. La construcción se culmina con una crestería de hierro que recorre la cornisa superior".
Fue derribado a finales de los años sesenta, dando paso a la segunda de las torres de la plaza.
Plaza de Aragón número 8 (Manzana F, solar 3).
Hotelito propiedad de don Antonio Escudero y proyectado por Mariano López Altaoja en 1891 en estilo ecléctico de raíz historicista.
La construcción fue proyectada para cuatro alturas, aunque en la fase final de su construcción se decidió añadir un piso habitable colocado por encima de la cornisa general de la casa. Su tejado era a cuatro aguas culminando la cornisa superior con crestería de hierro. La fachada está adornada con una delicada ornamentación vegetal y cierres de forja.
A finales de los años setenta fue derribado y sustituido por el actual bloque recayente a la plaza de Basilio Paraíso.
Dos vistas del edificio (señalado con flecha roja) en los años cincuenta del siglo pasado en comparación con una vista actual. Foto 1: Ediciones Artigot (AMZ). Foto 2: Javier Redrado Marín.
Comparación de una vista trasera-lateral del edificio de Kautela en 1939 y en 2022. En primer plano una entrega de medallas por parte del General Sueiro. Fuente: Aluterio Cifuentes.
Plaza de Aragón número 9 (Manzana E, solar 3 y 4). Edificio de la suprimida Capitanía de la V Región Militar.
Edificio catalogado de interés monumental. Aquí estuvo situada la llamada Torre del Pino, propiedad de las carmelitas descalzas de San José, en lo que más tarde sería el Gobierno Militar en la calle del Marqués de Casa-Jiménez (espacio que limitan actualmente esta calle y las de Bilbao, Ponzano, Canfranc). Tuvo gran importancia en la defensa de la ciudad durante los Sitios, especialmente el día 4 de Agosto de 1808 cuando los zaragozanos rechazaron a los Franceses, muriendo el defensor D. Antonio Cuadros, comandante de armas.
Después aquí estuvo el pabellón principal de la exposición de 1868 del que ya hemos hablado anteriormente.
La de V Región Militar era la única Capitanía sin sede propia, estaba de alquiler. Esta situación curiosa se decide subsanar construyendo el único edifico no residencial de la glorieta, y seguramente por ello ha sido perdurado hasta nuestros días.
Capitanía es una institución creada por Carlos II en 1696. No llegará a Aragón el primer Capitán general hasta 1711, cuando perdimos la Guerra de Sucesión y e rey Felipe V nos quitó los fueros que nos quedaban y nos igualó a Castilla. Inicialmente el Capitán General se alojaba en la Aljafería pero ya en 1760 se trasladó a la Casa de los Gigantes (actual Audiencia, en el Coso) y en 1809 al palacio de Sástago de la mano de Palafox. No permaneció mucho tiempo alli, y fue pasando por varios edificios siempre de alquiler: Camón Aznar, Palacio Condes de Arguillo, Coso 59, plaza Santa Engracia y, en 1888 a la casa de al lado de Capitanía, cosa que hizo su traslado más llevadero.
Inicialmente el ejército pensaba comprar cuatro solares de la glorieta pero las gestiones fueron tan lenta que un vecino se adelantó y compró el solar de al lado. En 1877 se compran los terrenos pero el solar de 1653 metros cuadrados presentaba una planta pentagonal muy irregular, condicionada por el trazado elíptico de la antigua glorieta de Pignatelli.
La fachada principal, una de las más logradas del Neoclasicismo tardío de Zaragoza, se haya inspirada en modelos de palacios italianos del siglo XVI. Es de piedra, con dos arcos de triunfo superpuestos rematados con un frontón en el que se representa a Minerva. Preside el conjunto un escudo de España custodiado por dos leones.
Torre del Pino, antecedente del edificio de Capitanía, de la Serie Ruinas de Zaragoza, de Juan Gálvez (dibujo) y Fernando Brambila (grabado), en 1812 (tomado de a Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico), y plano de ubicación durante los Sitios (tomado de la Biblioteca Virtual de la Defensa).
Capitanía con la Puerta de Santa Engracia, derribada en 1904, en el centro, la facultad de Medicina al fondo, bajo la atenta mirada de la estatua de Pignatelli. Autor: Coyne (AMZ)
Las obras comenzaron en 1879 bajo proyecto de la Dirección General de Ingenieros del Ejército y dirigidas por el comandante Carlos Vila hasta que en 1885 es destinado a otra plaza. Continuaron al frente de las obras, siguiendo los planos de Vila, primero el coronel Francisco Rizzo, después el teniente coronel Monorato de Saleta y, finalmente, el coronel José Gómez Pallete, que las finalizó en 1893 (casi a la vez que la vieja Facultad de Medicina). 14 años en obras hasta que el 20 de junio de 1893 se hizo entrega del edificio, que costó 763.000 pesetas.
Inicialmente la fachada principal no tenía balcones ni miradores, que fueron instalados a en 1928 para que el Capitán General pudiera ver a las tropas mientras hacían la instrucción, camino de Torrero.
Diferentes imágenes de Capitanía en 1908 (Coyne, AMZ), años veinte (Coyne, AMZ) , 1932 (Antonio Passaporte , AMZ) y de los años sesenta (Coyne, AMZ).
Imagen de Heraldo de Aragón.
De la decoración del interior destacan el Salón de Corte, o de recepciones, que quiere ser una copia del Salón del Trono del Palacio real de Madrid, y la escalera presidida por la estatua en bronce del General Palafox (no estaba en el proyecto original), de Dionisio Lasuén de 1891, fundida en Sevilla con cañones de los Sitios de Zaragoza, que representa el 4 de agosto de 1808, cuando el general aragonés, pisando la nota del general francés, respondió "Guerra y cuchillo" a la propuesta de paz y capitulación francesa.
El edificio es recorrido de un lado a otro por un túnel central para que el capitán general saliera con su choche de caballos desde dentro del edificio, que que llevó a un lateral la ubicación de la escalera principal. También tenía un patio de tierra con un abrevadero.
Hay una escalera de caracol preciosa que unía el despacho del Capitán con su pabellón, que no es visitable.
Las lámparas guardan todavía el mecanismo para encender el gas, como cuando se inauguró hace más de 100 años. Aunque ya existía la luz eléctrica, la red de Zaragoza no tenía capacidad para que el palacio construido en la glorieta Pignatelli (hoy plaza de Aragón) la utilizara y por eso, este tenía lámparas de gas.
Ejerció su función de sede de la Capitanía de la V región militar hasta finales de los años 80 del siglo XX, momento en el cual, se trasladó a Barcelona. Los interiores del Palacio de la Antigua Capitanía General de Zaragoza siguen siendo dependencias militares a las que normalmente no puede acceder el público general.
Más información:
Conferencia por los 125 años del edificio. https://www.graorivas.es/conferencia-125-anos-del-palacio-de-capitania/
Planos del edificio. https://www.coaaragon.es/Default.aspx?Cod=220
Plaza de Aragón número 10 (Manzana E, solar 1).
Era un elegante edificio privado de viviendas recayente a la calle de Canfranc, fue diseñado en 1880 por José Clemente de Osinalde (autor del palacio de Fermín de Lasala en el Parque de Cristina Enea en Donostia). No debió gustar demasiado al propietario, Francisco Rodríguez, porque cuatro años más tarde solicita un nuevo proyecto a Fernando de Yarza. Por estar en el solar adyacente al de Capitanía el arquitecto ubicó el inmueble en el extremo más próximo a la calle de Canfranc para así alejarla en lo posible del edificio militar y acentuar su carácter exento. Para dar cumplimiento a nuevas prescripciones municipales Fernando de Yarza redacta un nuevo proyecto en 1886.
En la primera (origen desconocido) y segunda foto (colección de José Luis Cintora) se ve el edificio del número 10 antes de las reformas. La tercera es después de las reformas (Passaporte, 1930).
La edificación se concluiría finalmente en octubre de 1887 con el preceptivo jardín anterior a la puerta de entrada. El resultado final es una construcción de cinco alturas de estilo ecléctico moderado, especialmente en las fachadas principal y lateral a la calle de Canfranc. En la fachada a la Glorieta estaba delimitado por dos torreones coronados por cúpulas.
Durante la década de los años 20 y 40 se reformó y recreció, eliminándose los torreones, añadiéndole dos plantas más y un ático, y perdiendo parte de su encanto. Se derribó a finales de los años setenta sustituida por una torre de diez alturas en cuyos bajos de encuentra La Caixa.
Comparativa de una foto de Coyne del primer cuarto del siglo XX, y otra en el año 2022, tomadas junto a la puerta de acceso del número 10. Destaca el carro de carbón del primer plano.
Los cañizos ocultando el derribo del número 10 en esta foto de Gerardo Sancho (AMZ) hacia 1978, y comparativa con la actualidad.
Plaza de Aragón número 11 (Manzana C, solar 3).
Proyectado por Eusebio Lidón en 1881, derribado a finales de los años sesenta, y sustituido por un bloque de diez alturas en 1973.
Como gran parte de los hoteles de la plaza, se proyectó con cinco plantas bajo cubierta a cuatro aguas. Todas las fachadas eran similares, enfatizando el acceso principal a la Glorieta que contaba con una escalinata con un tramo que bajaba hacia cada lado. La vivienda se eleva sobre un potente zócalo pétreo, sobre el que resalta el ladrillo visto utilizado en los muros del resto junto a la piedra de los recercados de los huecos y líneas de impostas. La decoración se concentra principalmente en los vanos y es de corte clásico, destacando el cuerpo central de la fachada principal en donde se potencian las claves de los vanos con abundante decoración. El alero de madera estaba tallado, en contraste con el ladrillo del resto.
En la fachada, en el balcón central, estaba en los años cincuenta del siglo XX el letrero del instituto y peluquería “Ibarz”, de Miguel Ibarz. Más tarde trasladó el negocio a la calle Latassa. Su hija Marian fue la peluquera del ballet de Zaragoza desde su inicio hasta su disolución (tomado de Manuel Ordóñez).
Plano de edificio a finales del siglo XIX. Fuente. La imagen perdida: los hotelitos de la Plaza de Aragón en Zaragoza. Isabel Yeste Navarro. Artigrama, núm. 31, 2016, pp. 391-419.
Foto 1: Postal de ediciones Sicilia de fecha desconocida con el número 11 remarcado.
Foto 2: Posado del equipo de fútbol Heart of Midlothian antes de un partido de la Copa de Ferias (ganamos 1-0, gol de Marcelino) del año 1966. Al fondo a la izquierda el número 11 de la plaza Aragón. Foto de Gerardo Sancho (AMZ).
Foto 3: La recién levantada torre de oficinas en el año 1976. Libro “Cien Años”, editado por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja.
1972 - A la izquierda del tranvía número 11, el viejo número 11 ya derribado y asomando la estructura del nuevo edificio (tomado a JJavier Bobadilla Machín). 1973 - A punto de concluirse las obras (tomado de Manuel Ordóñez).
Plaza de Aragón número 12 (Manzana C, solar 2).
Parece único hotelito superviviente de la plaza, pero tampoco... Su vista actual es resultado de varias e importantes reformas que hacen muy difícil adivinar la construcción original, proyectada por Antonio Miranda en 1888, bajo la actual.
Siguiendo las normas de la época, era un edificio de estilo y volúmenes similar al del resto de "hotelitos" neorrenacentistas de la glorieta. Contaba con los ya comentados elementos ornamentales, muy del gusto de la burguesía zaragozana de la época, cinco plantas (incluyendo el sótano), cubierta a cuatro aguas. En la fachada a la Glorieta destaca una exquisita decoración de clara renacentista y la combinación del aplacado de piedra en planta baja y cantoneras del edificio, frente a la utilización del ladrillo como material de cierre de la planta superior.
A la izquierda de la foto se ve que para acceder al edificio había un pasillito que daba acceso al portal. Se puede ver entrando en este enlace de DARA.
Imágenes del frontal del edificio original. Fotos 1 y 2 de Coyne hacia 1930 (DARA). Foto 3 del entierro del Coronel Valenzuela en 1923, muerto en la Guerra del Rif (ver más en calle Valenzuela), de Julio Requejo (DARA).
Sufrió varias reformas:
*1916, Julio Bravo reforma la fachada posterior.
*1925, su hijo, Pascual Bravo lleva a cabo de nuevo una reforma de la casa.
*1943, Miguel Ángel y José Luis Navarro (padre e hijo) llevan a cabo una drástica reforma y ampliación del el inmueble. Amplían la planta hasta las medianerías de las casas adyacentes, y lo elevan tres plantas. Por exigencias municipales se retranquearon finalmente los extremos de la fachada para que, al menos, el plano de ésta hacia la plaza de Aragón mantuviera en anchura las proporciones del hotelito inicial.
Foto del archivo Coyne de los años 30. Tomado del DARA.
Este hotelito no "pervivió" por el interés histórico o sentimental de sus dueños. Al igual que sus vecinos de glorieta habría sido demolido y sustituido si la Delegación Provincial del Patrimonio Artístico del Ministerio de Cultura no se hubiera opuesto a su derribo y lo hubiera catalogado como edificio monumental de Interés Arquitectónico. Hoy perdura como restaurante Nobodabo, de lujo.
Más información: zaragozaarquitecturasigloxx.com
Imagen propia (2022)
Plaza de Aragón número 13 (Manzana C, solar 1).
El solar fue comprado en subasta pública en 1875 por Cipriano Muñoz Ostaled, conde de la Viñaza. Recayente a la calle de Albareda, fue el primero de los hotelitos de la glorieta en construirse, razón por la cual tenía ciertas singularidades. Tenía sobre él una llamativa claraboya.
Imagen de 1895 (tomada de Paco Romeo) de la primera vista del edificio antes de su primera reforma, con la claraboya remarcad en un círculo rojo.
En 1899 cambia de propietario y tiene lugar una reforma, a cargo de Antonio Miranda, que afecta sustancialmente a las fachadas del edificio, creando un amplio mirador central de madera hacia la antigua Glorieta.
Imagen de la fachada lateral, de Coyne en los años treinta (AMZ)
En marzo de 1940, José de Yarza García redacta un nuevo proyecto en el que se redistribuye la planta baja, se transforman los miradores de madera por otros de obra y se transforma la fachada al jardín haciendo los huecos iguales a los del resto de la fachada.
Sección de foto de 1961 de Estudio Coyne, en GAZA.
Tras estas reformas le llegó su final en 1977 (en algún otro sitio pone que en 1973), reemplazado por otra racionalista torre de diez plantas.
Comparativa entre el momento en el que se comienza su derribo y en la actualidad.
El 24 de abril de 1823, en la puerta de Santa Engracia, recibieron los zaragozanos (tras destituir el Concejo liberal y restituir la situación anterior al 4 de marzo de 1820) a los Cien Mil Hijos de San Luis (gran ejército que Francia estaba formando al mando del duque de Angulema para invadir España y reinstaurar el absolutismo) para entregarles las llaves de la ciudad. Con ello finalizaba lo que se conocería como el trienio liberal en la ciudad.
Dentro del ejército galo existía un gran miedo a lo que se encontrarían en Zaragoza, pues no en vano seguía muy vivo en su recuerdo la resistencia a ultranza de la ciudad apenas catorce años antes. Pero para su sorpresa y alivio, la capital del Ebro les abrió las puertas de par en par, y el 24 de abril de 1823 eran aclamados por los zaragozanos en sus calles como sus libertadores. Los efectivos franceses permanecieron casi dos años en la ciudad siendo bien recibidos cuando sólo dos décadas antes se les había puesto la mayor de las resistencias en los Sitios.
El Trienio se inicia el 1 de enero de 1820 con el pronunciamiento de Riego que obliga al rey absoluto Fernando VII a restablecer el 9 de marzo la Constitución de Cádiz de 1812. Este periodo revolucionario acabará desencadenando una reacción realista y la ocupación de España por el ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, que atraviesan los Pirineos el 7 de abril de 1823. Termina el 1 de octubre de 1823 cuando el rey Fernando VII disuelve las Cortes, abole la Constitución y restablece la monarquía absoluta.
En 1908 se trasladan las ferias que se instalaban en las Ferias de Pilar (antes se ubicaban en el Coso). Los feriantes no lo aceptaron de buena gana el traslado ya que consideraban el sitio a desmano, argumentando que allí no iría nadie, algo que hoy sorprendería a cualquier maño actual que considera este punto el centro de la ciudad.
Hay cuatro bustos en bronce sobre pedestal pétreo en la plaza.
Mariano de Cavia y Lac (1865-1920), uno de los más notables periodistas españoles de su época. Ver más en plaza Mariano de Cacia.
Es obra de José Bueno. Primer busto que se colocó en la ciudad, inaugurado por iniciativa de Heraldo el 3 de julio de 1921. En 2007 este busto de Cavia fue derribado de su pedestal por un ataque vandálico, tras lo cual hubo de ser restaurado.
Fernando Soteras “Meisto” (1886-1934), popular periodista zaragozano. Ver más en cale Mefisto. Es obra de José Bueno inaugurado en 1935 . La muerte trágica del periodista en un accidente de automóvil se sintió mucho en la ciudad y la corporación municipal propuso la construcción de este monumento.
Marcos Zapata (1845-1914). Zaragozano de Ainzón, y notable poeta y autor dramático. Ver más en calle de arcos Zapata. Es obra de Félix Burriel.
Julio Monreal y Ximénez de Embún (1838-1890), escritor, periodista y magistrado zaragozano. Ver calle de Julio Monreal. Fue el cuarto y último de los bustos sobre pedestal erigidos en la plaza de Aragón con el fin de homenajear a ilustres escritores y periodistas zaragozanos. Es obra de Félix Burriel.
(Casco Histórico): Don Juan de Aragón (?, 1439/1440 - Albalate de Cinca, 1475) fue un arzobispo y militar aragonés, hijo bastardo de Juan II de Aragón. Su madre pudo ser una noble de la linaje de los Avellaneda o quizá pudiera ser de la familia navarra de los Ansa. Fue el primero de los arzobispos de Zaragoza perteneciente a la familia real aragonesa que quiso asegurarse el control de la archidiócesis por medio de bastardos reales. Ocupó el puesto de arzobispo desde el 20 de junio de 1458 cuando tenía unos 18 años de edad, hasta su muerte cuando tenía unos 36. Sin embargo, no recibió la ordenación, por lo que delegó la dirección de la sede en manos de obispos o vicarios. Desde ese cargo como titular de la sede de Zaragoza, colaboró con su padre el rey Juan II, quien le asignó importantes cargos de responsabilidad, como el de Lugarteniente General del Reino de Aragón.
Tuvo anteriormente otros nombres: calle Cambrero de la Seu (última página de El Noticiero del 28 de mayo de 1853) y calle Don Pedro de Aragón. Cambrero, posiblemente sea una palabra relacionada con cámara (del latín CAMĂRA), cuya forma cambra es aragonesa. Cambrero “servidor” es palabra documentada ya en 1132.
Inicialmente la parte que conecta con la plaza Santa Marta tenía un sabor e identidad perdida con el ensanche de ese tramo y la apertura de de San Vicente de Paúl, además de suponer la pérdida de varias casas solariegas de interés.
Los descendientes de la ilustre casa Latorre poseyeron dos casas en la ciudad, una en esta calle, derribada en 1937. Familiares de esta ilustre casa disfrutaron de grandes honores como el título de Marqués de Montemuzo. Fuente: "Casonas de la ciudad de Zaragoza", de Andrés J. Nicolás-Minué Sánchez (2006).
Fotos, casi todas de Mora (AMZ), de los años cuarenta del siglo pasado. Son carruseles de imágenes que permiten la comparativa de la calle en diferentes épocas y señalan la ubicación desde donde se hizo la foto.
Foto desde la esquina con la plaza Santa Marta hacia la calle San Vicente de Paul. Dándole el sol destaca el palacio de Armijo con su sobresaliente alero de madera.
La recién abierta calle San Vicente de Paul cruzando de izquierda a derecha y el solar que ahora ocupa el colegio de las Paulas enfrente.
Foto tomada desde San Vicente de Paul. Enfrente la calle Don Juan de Aragón en dirección a la plaza Asso. La "casa de las escalericas" sobrevivió hasta mediados de los años sesenta y ahora el solar lo ocupa el número 21 de la calle.
Imagen de Leonardo Pérez Obis tomada hacia 1970 desde la plazuela de Liñán hacia la plaza Asso. A la derecha la entrada de la calle Torrejón y en la esquina el Bar Linares. Fuente: Jesús Cruse.
Foto desde la plaza de Asso hacia la calle San Vicente de Paul. Como se aprecia, la calle se estrechaba tremendamente al llegar a Liñán.
En el número 15 en 1871 se inauguró el primer colegio de sordomudos y ciegos de la ciudad. Antonio Arellano y Ballesteros (tras haberse formado en el Colegio de Sordomudos y Ciegos de Madrid) comenzó a dirigir este centro educativo financiado con fondos públicos y en el que se admitían gratuitamente a los pobres. De su enseñanza se ocupaba el propio Arellano y su esposa, la cual estaba dedicada a las labores de las niñas, sin retribución ni gratificación de ninguna clase. Este centro educativo estaba patrocinado por la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y contaba con una subvención de 750 pesetas anuales concedida por la Diputación Provincial, destinada para el pago del alquiler del local y material de enseñanza, a cambio de tener que asistir en el mismo a algunos niños sordomudos acogidos de la Casa de Misericordia, y con una aportación de 500 pesetas anuales (que, en 1877, aumentó hasta 750 pts.) otorgada por el Ayuntamiento para mantenimiento de la enseñanza y sueldo para Arellano, que éste destinaba en parte al pago de su vivienda.
En 1894 fue trasladado al primer piso de un inmueble con mejores condiciones pedagógicas e higiénicas situado en la antigua calle de la Audiencia, núm. 20 (en la actualidad calle Galo Ponte). Este centro educativo tenía una clase destinada a la enseñanza, un espacio para museo escolar didáctico e industrial y una biblioteca.
Fuente y más información: "Aproximación histórica a los establecimientos de sordomudos y ciegos de Zaragoza en época contemporánea. El Colegio de la Purísima (1956-1960)" de Mónica Vázquez Astorga (2012), página 9.
Número 2.
En sus bajos se conserva un tramo de la cloaca romana.
Fue Escuela Nacional, conocida en el barrio como colegio Santa Marta. Su nombre oficial Grupo Escolar José Menéndez Pelayo que estaba en ruinas en los años setenta.
Aquí dio clases Pedro Arnal Cavero (ver calle Pedro Arnal) desde 1910. La necesidad de espacio escolar era tan apremiante que la Junta Municipal de Enseñanza Primaria propuso al Ayuntamiento, en diciembre de 1943, la construcción de nueva planta de un grupo escolar de seis grados de niños, seis de niñas y tres de párvulos, destinado a sustituir las escuelas ubicadas en la plaza de Santa Marta y en la calle del Buen Pastor, cuyos inmuebles se consideraban inadecuados al fin educativo. Dicho grupo debería emplazarse entre las denominadas plaza de las Catedrales, plaza de España, calle de Don Jaime I y calle de Alfonso I, zona en la que no existía ninguna escuela, siendo una de las más pobladas de la ciudad. En septiembre de 1947, se propuso crear una escuela unitaria de párvulos en el Grupo Menéndez Pelayo de la plaza de Santa Marta, para acoger a la población infantil de esa edad y poder servir al mismo tiempo de vivero para nutrir curso por curso los grados superiores de la graduada. Esta propuesta fue aprobada por la Junta Municipal de Educación Primaria en diciembre de 1947.
Actualmente es la sede de la Casa de la Mujer, inaugurada el año 1990. Dos arquitectas se hicieron cargo del proyecto.
En los bajos del número 5 estaba el Bodegón "Los Arcos". Lo sustituyó el Pub Eves Bayou, que aún perdura.
La calle Don Juan de Aragón con el solar del colegio Santa Marta remarcado en rojo en sección de plano de Casañal de 1908.
El Palacio de Armijo, en el número 7. Palacio aragonés del siglo XVI, bello ejemplo del renacimiento zaragozano al que su restauración "salvó" de la ruina en que estaba en los años setenta y ochenta. El criterio seguido fue conservar solamente la fachada a la calle Don Juan de Aragón y "vaciar" de contenido el edificio y luego "reconstruirlo" nuevamente integrando en dicha reconstrucción elementos originales, como las columnas del patio.
La casa solariega de los Armijo se situaba en el solar donde existían varias casas que fueron vendidas en 1147 a la catedral por don Ponce de Fredalez y su mujer Estefanía. El cabildo de La Seo las destinó para viviendas de “dignidades capitulares”; y la que nos ocupa concretamente para la vivienda del Arcipreste. Posteriormente, en el año 1878, aparece como propietario don Francisco de Armijo, el cual realizó una serie de reformas para convertirla en casa de vecindad, abriendo una serie de vanos. Tomado de El viaje de la libélula.
Ha sufrido una serie de reformas y modificaciones a lo largo de su historia para adaptarlo a los usos y funciones que en cada momento necesitaba desarrollar, una vez perdido el carácter original para el que fue construido. Originariamente era un edificio más grande, llegaba hasta casi el arco del Deán.
Del interior del palacio se puede destacar el patio, elemento más característico en este tipo de construcciones, que constituye el núcleo del edificio. Tiene planta cuadrada, no regular, y se accede a él, de manera tangencial, desde la calle Don Juan de Aragón, a través del zaguán de entrada, enmarcado en un arco de medio punto. El inferior se corresponde con la planta baja y entreplanta, y se compone de una estructura porticada, a base de puentes de madera y cuatro columnas de gran esbeltez. El cuerpo superior, o galería alta, se corresponde con la planta primera (noble) del palacio. Está formado por doble arquería de medio punto en cada uno de sus lados, descansando, en el centro, en columnillas exentas de basa, fuste estriado y capitel jónico y, en los extremos, en medias columnas de características análogas, adosadas a las pilastras de las cuatro esquinas.
La institución del Justicia de Aragón tiene su sede en él desde el 20 de diciembre de 1995, conmemoración del 404 aniversario de la ejecución de Juan de Lanuza.
Imagen del palacio tomada por Gerardo Sancho (AMZ) en los años setenta y en la actualidad. Los vanos que estaba en la planta baja (el palacio fue casa de viviendas) se tabicaron para la restauración.
Foto de la entrada al palacio de Armijo antes de su restauración. Tomado del libro La casa del Deán, de F. Oliván (1969) pág. 212.
Según cuenta en el libro de F. Oliván, "La casa del Deán de Zaragoza" (1969), tras el conocido como "Motín del Pan o de los Broqueleros" de 1766 (ver más en Broqueleros, calle de) se tomaron medidas para evitar que se reprodujeran. La noche era momento propicio para alborotos y malhechores, que podían huir del lugar del delito sin testigos.
Para ponerles la cosas más difíciles y evitar robos y atropellos, el Capitán General y Presidente de la Audiencia dio orden de que en las casas de las personas pudientes de la ciudad se pusieran luces al exterior por la noche, bajo sanción de cuatro reales de vellón por noche para los incumplidores.
Al mismo tiempo, se prohibía el tránsito por las calles "después del toque del Ave María" (al anochecer) a los transeúntes que iban sin el correspondiente farolillo y el uso de sobreros "gachos" o "chambergos" y otros tipos de embozos, copiando instrucciones dadas en Madrid. En 1770 se prohibieron, además de las armas de fuego, las armas blancas a excepción de militares bajo pena de seis meses de presidio para el noble y seis años de galeras para el plebeyos. También se prohibieron en esas fechas las más caras de carnaval, las músicas nocturnas y los juegos de Banca, Baceta, Sacaneta, Parar, Cacho, Flor, treinta y Cuarenta, Treinta y una embidada, así como la Oca, dados, tabas, bolillo, tablas y cubiletes.
En respuesta a la orden se abrieron en un punto próximo a la puerta pequeñas ventanas o troneras para colocar faroles o linternas que iluminaban las calles hacia el exterior y por la parte opuesta el patio de la casa, "matando dos pájaros de un tiro".
Este ventanuco se observa en la foto de la entrada del palacio de Armijo antes de la reforma, eliminándose tras la misma.
También consta que hicieron las reformas necesarias y pusieron el farol el deán Yusta uno a cada lado de su Casa del Deán, los Goicoechea (ver más en Bayeu, calle de Francisco), los Marqueses de Huarte (ver más Dormer, calle de Diego, aún persiste), los del Conde de Robres (creo que en esta calle) y el Conde de Torreflorida (ver más en Mayor, calle).
A este respecto comentar que disponer de luz natural y de candelas (velas) eran aspectos muy importantes en las ciudades medievales y solía generar frecuentes quebraderos de cabeza a los concejos. La apertura de huecos en las pareces para tal fin era un motivo habitual de quejas en las Casas del Puente, y lo mismo pasaba con el aumento de precios de las candelas o su adulteración para aumentar los beneficios. Para controlarlo los gestores municipales concedían licencias para su fabricación y venta que eran concedidas a matrimonios.
La elaboración de velas era un oficio muy vinculado a las mujeres. Eran ellas las que normalmente las vendían, muchas veces para misas de difuntos, aunque es de suponer que también muchas participaban en su fabricación, especialmente en los casos de fallecimiento de sus esposos.
Bonito edificio de tipo racionalista aragonés en el número 12 de la calle. Foto propia (2022).
El número 9.
* Fábrica de lejía Salduba. Compartía medianil con el palacio de Armijo y "aromatizaba" toda la calle en los años setenta.
* En este solar se encontró un yacimiento arqueológico de la Salduie íbera prerromana, es uno de los pocos que se conservan en la ciudad. Este hallazgo de edificaciones de carácter doméstico, permitieron confirmar la existencia de un núcleo de población iberoromana en Zaragoza. Se trata, en definitiva, de pruebas de la existencia de viviendas de la civitas salluitana, cuyos habitantes aparecen documentados en el Bronce de Áscoli y en la Tabula Contrebiensis, en una época a comienzos del siglo I a.C., del mundo ibérico y latino; es decir, de una cultura hibrida, con un importante componente indígena.
Más información: "Los antecedentes de Caesaraugusta. Estructuras domésticas de Salduie", de María Pilar Galve Izquierdo (1996). IFC.
El número 11. Aquí, el 21 de junio de 1643, murió Pedro Apaolaza Ramírez (ver más en Apaolaza, calle del Arzobispo Pedro), prelado aragonés, en las casas de don José de Torres Pomar y Mendoza, que limitaban con las del lugarteniente de la Corte del Justicia de Aragón, Luis de Ejea Talayero, en la parroquia de la Seo.
Fuente: "La Mesa Eucarística: Pedro Apaolaza Ramírez (1567-1643)", del año 2012. IFC.
En el año 1967 se amplió el colegio de las Paulas (ver más en calle San Vicente de Paúl, 31), comprando las religiosas un solar del número 11 ocupado por un antiguo edificio (casi medianil del Palacio Armijo) propiedad en ese momento del señor Escoriaza, realizando el proyecto el arquitecto José Luis Navarro.
El número 13. Aquí se encontraba un caserón ya desaparecido de finales del siglo XIX. Fue casa solar don Luis de Ejea y Talayero y de Jerónimo de Abenia, Justicia de Aragón (1687). Pasó más tarde a la familia de los Sesé, y en ella habitaba hacia el año 1723 el noble caballero Blas de Sesé, casado, en compañía de dos hijos, capellán, cochero y cinco criados, que guardaba en su interior unos buenos decorados de sabor neoclásico. Esta casona pasó a los Altarribas, condes de Robres.
Fuente: "Casonas de la ciudad de Zaragoza", de Andrés J. Nicolás-Minué Sánchez (2006).
El prolífico escritor con calle en la ciudad Eusebio Blasco nació el 28 de abril de 1844, en esta casa del Conde de Robres, propiedad de su familia, no en el Teatro Principal como creían algunos. El Noticiero del 14 de noviembre de 1950 (última página). Ver más en Blasco, calle de Eusebio.
Posteriormente el caserón fue destinado a asilo. Su propietario era el Patronato de Santo Dominguito de Val, perteneciente a la Sociedad de las Hermanas de San Vicente de Paúl (las Paulas). Para establecerse solicitaron ayudas económicas al ayuntamiento para establecer un asilo o colegio de huérfanos (se les proporcionaban alimentos, albergue, se les daba una instrucción primaria para que pudieran incorporarse después a la sociedad) bajo la protección de San Vicente de Paúl. Por su interés social se les concedió una subvención generosa para la época (1.000 ptas. anuales).
En 1909, el colegio de huérfanas pasó al nuevo edificio que les habían cedido, el palacio de Lazán (también llamada Casa de Palafox), cedido en julio de 1890 gratuitamente en usufructo perpetuo a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl por sus entonces propietarios, los condes de Bureta.
El solar ocupado por el antiguo asilo para niñas de la calle de Don Juan de Aragón todavía hoy presta su labor docente mediante el conocido colegio “de Las Paulas”.
Fuente: "Calle Don Juan de Aragón, hacia 1902", Heraldo de Aragón.
Imagen de 1902 de la colección de Fidel Gómez (fuente: Anteayer Fotográfico Zaragozano), tomada desde una placeta anónima que se abría frente al edificio, donde se ve la entrada de ese caserón donde se ubicó el asilo (se aprecia el cartel y las niñas curiosas en la ventana) fijando su atención en el fotógrafo, el bien vestido niño y su biciclo (precursor de la bicicleta).
Detrás sección de plano de Casañal de 1880 donde se ve la plaza (frente al caserón señalado con el número 14) desde donde se tomó la fotografía
El número 16.
* Edificio de viviendas y locales comerciales catalogado construido por Joaquín Herrero Pascual y Miguel Angel López Madrazo, proyectado por Antonio Chóliz junto con la casa de San Vicente de Paul nº 29. Ambos edificios ocupan sendas parcelas prácticamente rectangulares, con ángulo resuelto en chaflán, y consta de sótano con refugio antiaéreo y seis plantas.
Este bloque de viviendas fue el primero construido en la calle tras la aprobación de las Ordenanzas Especiales de la calle San Vicente de Paúl. Es un ejemplo de arquitectura volumétrica post-racionalista de un historicismo aragonés.
Fuente: http://www.zaragoza.es/pgou/edih/juandearagon16.pdf
*Siete años después de la fundación del Instituto de Nuestra Señora de la Merced en el año 1860 en Barcelona se fundó en Zaragoza el Colegio Ntra Señora de la Merced el año 1867 en la Calle D. Juan de Aragón nº16, donde estuvo ubicado hasta el año 1872. Este mismo año se trasladó a la calle Bayeu número 21 (antiguo palacio Arzobispal de San Valero).
* En época más cercana, en los bajos del número 16 estaba perfumería Pelik. Tenia mucho éxito en Zaragoza su colonia llamada Noche de Bodas. Al lado había una chatarrería y al final de la calle una casa que vendían carbón.
* Fotógrafo "PARÍS", tenía su importante estudio con muchos empleados en este número en la década de los 50 del siglo XX. Miguel París García (Letux, 1921 - Zaragoza, 2004), pionero de la televisión en Aragón que en 1958 se convirtió en el primer corresponsal de TVE.
Uno de sus trabajos provisionales más importantes fue la información del incendio del hotel Corona de Aragón.
Su primer estudio lo tuvo en otra calle. Ver más en Candalija, calle de Antonio.
En unos locales de esta calle la Federación Obrera Zaragozana celebró de forma clandestina el II Congreso de la AIT en España. La autorizad los había suspendido cuando se iban a celebrar de forma pública en el Teatro Novedades (ver más en número 20 de Independencia, paseo de la) en 1872. El Congreso fue disuelto por la policía.
Los acuerdos destacan: Favorecer la igualdad de derechos de la mujer para introducirla en el movimiento obrero mediante el trabajo, única manera de que se libere, diseñar un plan para la enseñanza integral y extender la constitución de las Uniones de Oficios como medio más adecuado para el éxito de las huelgas.
Más información: zaragozamemoriahistorica.com
El Saldubense del 15 de noviembre de 1860.
En el cruce con San Vicente de Paúl, entre esta calle y la calle mayor, tenía su entrada, una calle desaparecida que tuvo varios nombres.
En los siglos XV y XVI se llamaba calle de los Capdevila.
Desde al menos el siglo XVII, era llamada calle del Fierro, por una familia de este apellido. Se puede ver ya en el plano de Casanova de 1734 y así citada en plano de Yarza de 1852.
En el plano de Casañal de 1880 figura ya con el nombre de calle de Lezaún (Don Tomás Fermín).
Esta calle de Lezáun al confluir con la actual de Don Juan de Aragón formaba una minúscula placeta, que recibió el nombre de placeta de Villasegura (actual intersección del san Vicente de Paúl con calle Don Juan de Aragón) por la casa de los marqueses de este título. desapareció al abrirse la actual calle San Vicente de Paúl.
Asomando a la plazuela de Villasegura, miraba la casa solariega de los Marqueses de Villasegura, título concedido por Felipe V en 1703 en favor de don Antonio Blanco y Godino.
Fuente: "Casonas de la ciudad de Zaragoza", de Andrés J. Nicolás-Minué Sánchez (2006).
La calle Fierro, en sección de plano de Casanova de 1769, y comparativa de la calle antes y después de la apretura de la calle San Vicente de Paúl.
A la altura del 18, en esta calle en 1860 existía una plazuela denominada plaza de Segovia, así llamada por la casa de los de este apellido, barones de Torrefiel. Allí vivía en 1723 Rosa Segovia, viuda de Ignacio del Corral, importante ganadero. Por el callizo del Horno de Fabara se comunicaba con la calle Liñán. Actualmente, aunque se mantiene la apertura en ese tramo de la vía no mantiene la denominación de plaza.
Diario El Anunciador del 13 diciembre 1863.
Plano tomado del libro "Zaragoza según el plano de 1712 y su vecindario de 1723" de José María Ballestín Miguel (2017). En el centro derecha se ve la plazuela de Segovia.
Ya casi en la plaza Jordán de Asso estuvieron:
* En la esquina con la calle Torrejón estaba el Bar Linares.
* En los años setenta el Bar Picador.
* Cerca de la calle Liñán vendía una juguetería con puertas de madera.
* Una carpintería "de las de antes".
* Una pequeña tapicería en los números 22 o 24 en los años setenta.
Vista de los números 22, 24 de la calle Don Juan de Aragón, uno de los lados de la plaza Asso. Fuente: Celia Sánchez García
Heraldo de Aragón del 29 de diciembre de 1925.
(Barrio de las Fuentes): María de Aragón (Medina del Campo, 1396 ó 1403 - Villacastín, Segovia, 1445). Hija de Fernando I de Trastámara (Antequera) y que casó con su primo, Juan II de Castilla. Intercedió por sus hermanos, los infantes de Aragón aunque esto supusiese oponerse a los deseos de su marido o, incluso, arrebatarle el poder. Esto hizo que se viese alejada por su marido en diversas ocasiones. Su fidelidad al linaje estuvo por encima del vínculo matrimonial que le habían impuesto. Murió de una repentina enfermedad, a los pocos días de la muerte de su hermana Leonor, también repentina, lo que desató el rumor de que las dos Infantas habían sido envenenadas por orden de don Álvaro de Luna (el favorito de su marido). Sus restos yacen en el panteón real del Monasterio de Guadalupe.
El nombre de esta vía se acuerda en el pleno del Ayuntamiento del día 30/4/1992.
Obra escultórica Cerca de las Estrellas, de Jacinto Ramos en 2007. La escultura Cerca de las Estrellas es un caso peculiar dentro de la producción de la obra pública de Jacinto Ramos. Esto se debe a que su resultado inal es la adaptación de diferentes obras ya concebidas por este escultor con anterioridad. El conjunto escultórico se compone por tres pilares de hormigón con diferentes formas geométricas – círculos, rectángulos, cuadrados, triángulos - rehundidos y pintados con colores planos, predominantemente colores básicos como el azul, el amarillo y el rojo. Estos pilares de hormigón, colocados formando un triángulo, sirven a su vez de pedestales para tres obras realizadas en metal.
Fuente y foto: Arte Público de la Ciudad de Zaragoza, de M. García y J. Pedro).
Reformatorio El Buen Pastor, del barrio de Montemolín. Está comprendido entre las calles de Belchite, Castillo de Javier, Colegiata de Bolea y María de Aragón. A lo largo de su historia ha sido finca agrícola, reformatorio, manicomio, colegio y convento.
Inicialmente era una amplia finca (5.644 metros cuadrados) del barrio del Bajo Aragón, indiano llamado Francisco Andrés Oliván, dedicado al comercio internacional y a la minería, además de explotar el caucho en la selva amazónica, trabajar con salitre y dirigir un banco y una compañía de ferrocarril.
La zona, conocida entonces como Torre Guallart, estaba ubicada en la actual comienzo de la calle Lepanto, con entrada por una bocacalle de la Higuera, la calle Castillo de Javier.
Pasó a llamarse Torre Ramona en recuerdo a su madre. Su importancia radica en que trata de la única torre agrícola que se conserva en el interior de la ciudad, testimonio excepcional del paisaje agrícola histórico de Zaragoza.
Este zaragozano, en 1901 cedió trece hectáreas de terreno al Hospicio y al Hospital de Zaragoza dependientes de la Diputación. En 1905 abrió la Escuela de Agricultura Practica Regional para niños del hospicio y labradores pobres. En 1912 se instalaba en el edificio principal el manicomio para alienados distinguidos de Nuestra Sra. del Pilar, y en 1914 la Diputación cedía al Estado la finca, que además albergaría también un reformatorio.
Imagen actual del viejo reformatorio de la Asociación de Vecinos Cívitas de Las Fuentes.
Sección de plano del ejército de entre 1932 a 1941 donde aparece citada la Torre Guallart y el Reformatorio.
En 1917, el Gobernador Civil gestionó la cesión estatal, a cambio de un alquiler, de la “Torre Ramona” para Reformatorio de Menores, inspirado por el periodista Mariano Sánchez Roca. Fue inaugurado el 11 de octubre de 1921 con el nomenclator de Montemolín número 12.
Los Terciarios Capuchinos de Ntra. Señora de los Dolores fueron designados por el Tribunal de Menores como personal del Reformatorio del Buen Pastor, especialistas en la reforma de jóvenes "extraviados, viciosos y delincuentes". Se denunciaron prácticas bastante sórdidas de los religiosos.
El edificio fue acondicionado según proyecto del arquitecto Borobio, como una granja de re-educación para 70 muchachos abandonados o “delincuentes”, con talleres de carpintería, cerrajería, alpargataría, agricultura y jardinería. Destaca su airoso lucernario a modo de terraza y una galería mirador de madera sobre un original basamento de obra de inspiración neomudéjar.
El proyecto de D. Regino Borobio (nov. 1925) consistió en una ampliación de la capacidad del reformatorio (con 25 camarillas), construyéndose la galería, pavimentos, etc. En aquel entonces solo estaba desarrollado el eje de la carretera del Bajo Aragón. Estamos ante uno de los edificios más antiguos del Distrito, desde luego el más antiguo de los situados en la huerta baja, ya que todo el espacio de torres y huertas fue ocupado por las zonas residenciales.
En un reportaje a dos páginas firmado por Fernando Castán Palomar en el semanario Estampa del 11 de abril de 1931, se describe el trabajo de los religiosos en este reformatorio masculino, porque era en las Oblatas (que estaría en la actual plaza de Albert Schweitzer, al final del paseo de las Damas), donde iban las féminas.
Fotos de A. de la Barrera en el semanario madrileño Estampa,11 de abril de 1931.
Su responsable, acompañado por Rudesindo Nasarre (Secretario del Tribunal de Menores), afirmaba que no era una penitenciaría (cárcel), que no contaba con barrotes ni grandes cerrojos, que trataban de reformar moralmente a los que habían sido condenados por el Tribunal de Menores para evitar que acabasen en las cárceles de verdad, y que pese a eso no había muchos intentos de fuga, salvo en el caso de gitanos, que era algo más habitual por su carácter nómada.
El responsable de esta institución correctora achacaba al cine una parte importante de responsabilidad de corromper moralmente a los chavales y aseguraba que en la ciudad había mayor delincuencia juvenil, y que esta era mucho mayor entre varones que en mujeres.
Entre las instalaciones con las que contaba describe el gabinete de psicotecnia dirigido por el Padre Masamagrell, donde se hacía un examen psicológico al menor que ingresaba en la institución. Las fotos que ilustran el artículo dan muestra del resto.
Talleres donde se instruía a los chavales en un oficio.
Clases de instrucción primaria en el reformatorio.
Cesó su actividad como reformatorio en 1955, trasladándose al Alto de Carabinas en el barrio de Valdefierro, km. 317 de la carretera de Madrid, edificio éste último realizado por el arquitecto Borobio. Ver más en calle Aldebarán.
En 1956 se abrió el nuevo edificio de Valdefierro y hasta los años 80 siguieron prestando su macabro servicio los religiosos capuchinos que tuvieron que abandonarlo entre críticas por irregularidades y su método de atención a los menores, críticas que ya existieron desde poco después de la creación de la institución. Desde entonces lo gestionó la D.G.A.
Fuente: heraldo.es - historiassubjetivas.wordpress.com
Denuncia de abusos a internos por religioso capuchino.
Fuente: La Traca : semanari bilingüe festiu y literari (21/11/1931), nº 3
En 1960 el Estado cedió la finca completa en usufructo a la congregación religiosa Pía Unión de Nuestra Señora del Pilar para Hispanoamérica y Filipinas, fundadas en Zaragoza en 1958 por José Codina, que regentaba la escuela. Desde entonces será conocido como "el colegio de las monjas". Ese acuerdo fue revocado por el Ministerio de Hacienda treinta años después, en 1990, en una decisión recurrida por las monjas que el Supremo ratificaría en 2003.
Una parte de la finca fue cedida en 1980 al Ayuntamiento de Zaragoza, que habilitó lo que hoy es el Parque Torre Ramona, de casi 48.000 metros cuadrados que fue inaugurado en 1983, mientras el resto de la superficie quedaba reservada para la construcción de cuatro centros de enseñanza, varios de los cuales nunca se llegaron a construir. Las monjas, mientras tanto, conservarían el usufructo, pero no la propiedad.
En 1991 eran 6 religiosas en una sola comunidad hasta 2014, cuya salida tuvo que negociar el Gobierno de Aragón. Lo hicieron finalmente en un acuerdo a tres bandas en el que participó la Fundación Rey Ardid, que les permutó un huerto de alrededor de 500 metros cuadrados por la finca de Movera a la que se trasladaron las últimas cuatro monjas.
Foto de las alumnas del "colegio de las monjas" en 1981.
Fuente: Tatiana Iglesias
El estado del inmueble sigue siendo ruinoso y de abandono y estuvo a punto de ser demolido, pero desde 2019 forma parte del listado de edificios de interés histórico artístico de Zaragoza, con el grado de interés arquitectónico, que lo blinda para siempre, aunque no tiene un uso definido todavía.
La antigua capilla del reformatorio Buen Pastor tiene un grado de protección superior para garantizar su conservación y como ejemplo de arquitectura típica aragonesa en el entorno rural de Zaragoza.
Fuente:
Los edificios de la antigua Casa Tutelar del Buen Pastor [...], de Mónica Vázquez (2021). Artigrama, número 36.
Capilla del colegio con la hermana Josefina de espaldas.
Fuente: Susana Bielsa Arcusa
(Barrio del Arrabal): Es un pequeño pueblo de la provincia de Huesca. Situado en la comarca de la Jacetania, en un pequeño valle, estribación del valle de Hecho.
(Barrio del Picarral): Comarca catalana situada en los Pirineos centrales (provincia de Lérida). Limita al suroeste con la comarca aragonesa de la Ribagorza y su capital es el municipio de Viella Mitg Arán. En esta comarca conviven tres lenguas cooficiales: el aranés (dialecto occitano vernáculo del valle), el catalán y el castellano.
(Barrio de Santa Isabel): José Ruiz Borau (nombre original), adoptó el de Arana una vez terminada la Guerra Civil Española (Garrapinillos, 1906 – Zaragoza, 1973). Dirigente obrero, político y escritor. Nacido en el barrio de Garrapinillos, era primo hermano del director de cine José Luis Borau.
En los años veinte ejerció diferentes profesiones, trabajó en una imprenta, como maletilla (fue herido gravemente por una vaca que le dejó una cojera de por vida), en comercios y talleres. Se trasladó a Barcelona en los años veinte del siglo pasado y trabajó en una fundición (Can Girona), experiencia que dio lugar a la novela, en parte autobiográfica, "Can Girona. Por el desván de los recuerdos".
En 1931 regresó a Zaragoza, donde ingresó en la UGT tras haber pertenecido a la CNT). En la Guerra Civil, a propuesta del sindicato socialista y el Partido Comunista de España (PCE), fue nombrado consejero de Obras Públicas y luego de Hacienda en el primer Consejo de Aragón, con sede en Caspe. Fue vicepresidente del efímero gobierno republicano aragonés, visitó la Unión Soviética y, en Caspe, conoció a la que será su segunda esposa, Dolores Arana, compañera y colaboradora en el exilio, de la que tornó su nuevo nombre al exiliarse, e incluso sus hijos llevaron ese apellido.
Tras la Guerra Civil Española (1936-1939) se exilió en Francia, donde fue internado en un campo de concentración del que logró escapar para afincarse en México. En México ejerció de librero ambulante y editor.
Dirigió Aragón, la gaceta mensual de los aragoneses en México, entre 1943 y 1945, en la que por entonces colaboraban Alberti, Andújar, Bergamín, García Bacca, Juan Ramón Jiménez o León Felipe, junto a muchos aragoneses como Sender, Benjamín Jarnés, Buñuel. Con Manuel Andújar fundó la revista Las Españas”, una de las principales revistas del exilio. Cultivó la poesía, el ensayo, el teatro y la novela. "El cura de Almuniaced", de 1950, es su gran obra, a la altura, según algunos entendidos, del "Réquiem por un campesino español" de Sénder.
Regreso a España en 1972, a Barcelona, donde publicó la excelente novela autobiográfica Can Girona, una ambiciosa trilogía narrativa con el título genérico “Por el desván de los recuerdos”, del que Can Girona fue el primer y único volumen publicado.
Imagen tomada del blog de Javier Barreiro.