EL EJEMPLO DE VIETNAM


JOSE VICENTE SOLER

Catedrático emérito de la Universidad de Murcia

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17/7/20

El presente documento es una traducción comentada del artículo Zero COVID-19 Deaths in Vietnam, 9/7/20 de Christina Potter de Utbreak Observatory & Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health & Center for Health Security.

Mis comentarios se señalan en cursiva.

Vietnam ha sido elogiado como un éxito sobresaliente contra la COVID-19, ya que el país ha tenido un bajo número de casos y ninguna muerte relacionada con el coronavirus. Vamos a examinar la respuesta del país para entender mejor su éxito en el control de su epidemia, así como la forma en que el país planea mantener ese control en el futuro.

Situación epidemiológica

Los primeros casos fueron reportados el 23 de enero - un hijo y su padre que habían visitado China. Hasta hoy, Vietnam ha tenido un total de 369 casos confirmados y ninguna muerte (OK = 0 killed) según la Universidad Johns Hopkins. Estas bajas cifras son particularmente impresionantes ya que el país tiene una gran población así como ingresos y recursos limitados en comparación con otros países con un alto número de víctimas; Vietnam tiene una población de 97 millones de personas (más del doble que España) y se considera un país de ingresos medio-bajos con una capacidad de atención sanitaria limitada en comparación con otros países de la región. El país tampoco ha tenido ninguna transmisión comunitaria en los últimos tres meses - todos los nuevos casos han sido importaciones. El 90% de todos los casos hasta ahora se han recuperado con éxito.

Preparación

Para entender cómo Vietnam tuvo éxito durante este brote, es importante mirar hacia atrás para ver cómo respondió a anteriores brotes de enfermedades infecciosas y cómo sus inversiones en la preparación han tenido un impacto en estas respuestas. Por ejemplo, durante la respuesta al síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) en 2003, el país dio prioridad a la salud de la población frente a las preocupaciones por el impacto económico de su respuesta. Los funcionarios desplegaron una respuesta multisectorial que incorporó a los militares, los servicios de seguridad pública y las organizaciones de base, asegurando al mismo tiempo que se hiciera hincapié en la comunicación transparente de los riesgos y la movilización eficaz de la comunidad durante todo el brote. Estas enseñanzas se incorporaron sin duda a su estrategia actual. El país también se ha enfrentado a otros brotes de los que extrajo enseñanzas similares, como el síndrome respiratorio del Oriente Medio, la gripe aviar, el sarampión y el dengue. Socios como Gavi (Alianza Mundial para el Fomento de la Vacunación y la Inmunización) y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos también han invertido en la capacidad del sistema de salud del país a largo plazo.

Este argumento que insiste en la experiencia previa se repite tanto para justificar el éxito en la lucha contra el virus de algunos países (casualmente asiáticos, que se ve que sus nacionales nacen sabiéndolo todo sobre pandemias), lo que pretende disminuir su mérito (como tienen experiencia, así cualquiera...), como, y esto es muy injusto y deshonesto, para quitarle gravedad a los errores de los que no hicieron lo mismo o, lo que es peor, hicieron todo lo contrario. No es raro escuchar a los responsables y sus palmeros: no se sabía casi nada del virus, hubo que improvisar, ahora, 45.000 muertos después, lo hacemos mejor porque tenemos experiencia. Los asiáticos están acostumbrados a llevar mascarillas. Nosotros no. Tampoco teníamos así es que nos dio igual. Tan desvergonzadas o ignorantes explicaciones no tienen en cuenta que lo que pasó en antiguas epidemias frente a otros microbios no ha sido nunca secreto de modo que los epidemiólogos de cualquier parte del mundo deben saber exactamente lo mismo que los de Vietnam, China o Corea. Los vietnamitas no tuvieron ningún problema para saber las diferencias entre la COVID y los anteriores patógenos sin más que preguntar (o robar la información; ver abajo) a los chinos y adaptar su experiencia al nuevo virus. El resto de epidemiólogos dispusieron de más tiempo que los chinos y los vietnamitas para saber cómo tratar la epidemia. Así es que no hay excusa que valga para explicar que haya tantos fallecidos en otros países. La culpa es de los epidemiólogos o de las autoridades, si no les hicieron caso o si no les consultaron.

Acción temprana y agresiva

Vietnam comenzó a prepararse para el brote en serio cuando los casos de COVID-19 aumentaron en su vecino, China. Las pruebas de detección de COVID-19 entre los pasajeros de los aeropuertos comenzaron el 11/1 (el día después de que China informara de su primera muerte y ¡12 días antes del primer contagio en Vietnam!) y pronto se puso en marcha la cuarentena obligatoria a la llegada de los pasajeros procedentes de zonas de alto riesgo. El primer contagiado en España apareció el 31/1 y el primer fallecido el 13/2. El 16/2 la OMS recomendó establecer planes y medidas de contingencia eficaces para puertos, aeropuertos y pasos fronterizos terrestres internacionales. Aquí, ni caso. El 26/2, 13 días después del primer fallecido hay 10 contagiados y el Ministerio de Sanidad dice en Twitter que si llegas de un viaje desde una zona de riesgo y no tienes síntomas, puedes hacer «vida normal». El 29/2 total infectados 50, tres que habían asistido al Atalanta/Valencia y dos más que tuvieron contacto con una de ellas. Sin duda nadie se preocupó de controlar a los viajeros que venían de una zona infectada. 22/3 Controles en puertos y aeropuertos, 8 días después del Estado de alarma, 38 días después del primer fallecido y 51 días después del primer contagiado.

primer contagiado-------------------- Control aeropuertos

VIETNAM 23/1 ------- 12 DÍAS ANTES-------11/1

ESPAÑA 31/1-------- 51 DÍAS DESPUÉS-----22/3

El Ministerio de Salud vietnamita convocó una reunión de estrategia de respuesta con la Organización Mundial de la Salud y otros socios el 15/1 (8 días antes del primer contagiado). Las escuelas se cerraron el mismo mes. Antes de finales de enero se estableció un plan de respuesta nacional y un comité directivo nacional de prevención de epidemias.

En febrero y marzo, las restricciones de viaje se hicieron aún más estrictas con la suspensión de los vuelos a China y otros países de alto riesgo, y se impuso una cuarentena a todas las llegadas internacionales. A fines de marzo, el país suspendió la entrada de todas las llegadas internacionales de extranjeros. Los dirigentes aplicaron un bloqueo nacional durante las tres primeras semanas de abril con la suspensión de los negocios no esenciales, pero los bloqueos locales se produjeron ya a mediados de febrero, cuando una comunidad rural de 10.000 personas se enfrentó a un bloqueo de 20 días después de que se notificaran siete casos.

Esta acción temprana y agresiva pudo haber dado sus frutos, permitiendo que el país volviera a la normalidad. Las escuelas han estado abiertas desde principios de mayo. Aparte de continuar con el uso estricto de máscaras, el distanciamiento social y otras medidas de control de la infección, el país parece haberse reabierto completamente. Además de tener éxito desde el punto de vista de la salud, el Fondo Monetario Internacional estima que Vietnam se enfrentará a repercusiones económicas más leves de la pandemia COVID-19 en comparación con otros países de la región debido a la respuesta temprana y agresiva de los dirigentes al brote, que permitió que el país se reabriera con éxito antes. El PIB Chino ha crecido un 3,2% interanual durante el segundo trimestre de 2020, siendo el único país que ha visto crecer su economía. Según las últimas estimaciones, la deuda del mundo con China supera los 5 billones de dólares, similar al 6% del PIB de todas las naciones juntas. Por ahora, los últimos datos del Banco Mundial apuntan a una drástica contracción de la economía mundial: se reducirá hasta un 5.2% este año. Según el informe "Perspectivas Económicas Mundiales" del Banco Mundial, estamos ante "la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían al unísono una disminución del producto per cápita" tan abismal e impactante. Parece que menos muertes por millón y resistencia al hundimiento de la economía guardan alguna relación.

Pruebas, rastreo de contactos y cuarentena

Un argumento común de alabanza para Vietnam ha sido el énfasis del país en la búsqueda de casos y el aislamiento. Si bien las pruebas iniciales se limitaron a personas sintomáticas que podían haber tenido una exposición reciente en un viaje u otro contacto con un caso confirmado, la capacidad de pruebas se incrementó rápidamente para investigar a otros grupos. Ahora, todos los individuos que entran en cuarentena son sometidos a pruebas al entrar y salir de la cuarentena. Las pruebas también se realizan con personas que frecuentan lugares de alto riesgo, mercados mayoristas y zonas industriales. A finales de abril, la capacidad de realizar pruebas se había ampliado para permitir el procesamiento de hasta 27.000 muestras al día y se analizó a casi 1.000 personas por cada caso confirmado que se encontró, mucho más que en Nueva Zelanda o Taiwán en ese momento, que estaban realizando aproximadamente 150 pruebas por cada caso confirmado que se encontró. El Ministro de Sanidad de España fue advertido por organismos internacionales de la necesidad de proveerse de material sanitario para evitar contagios y siendo un país tecnológicamente más avanzado y con más medios económicos que Vietnam ignoró las advertencias y cuando ocurrió el colapso hospitalario, consecuencia de hacer muy poco para evitar los contagios (cuando no permitiendo actividades que los fomentaban) el número de contagiados y muertos aumentó exponencialmente incluyendo muchos sanitarios y ancianos de las residencias debido, en este caso, al contagio provocado por el personal a su cuidado y los familiares por falta de medios de protección. Esto ocurrió mientras no se aceptó la oferta de muchas instituciones de investigación que habían ofrecido realizar PCRs.

El rastreo de contactos y la cuarentena relacionada con él era un elemento central de la estrategia de respuesta de Vietnam. El rastreo de contactos fue apoyada por 63 centros provinciales para el control de enfermedades, 700 centros a nivel de distrito para el control de enfermedades y más de 11.000 centros de salud comunitarios. También se involucró al público en el rastreo de contactos con anuncios relativos a los sitios de exposición potencial, publicados en los periódicos y por televisión, para que los posibles contactos pudieran solicitar pruebas y atención. Los contactos de los casos confirmados fueron rastreados y probados con hasta tres grados, contactos, contactos de contactos y contactos de contactos de contactos todos siendo identificados y aislados en alguna medida.

Comunicación y movilización

Basándose en las lecciones del pasado, Vietnam adoptó una postura muy firme al incluir la comunicación de riesgos y la movilización del público en su estrategia de respuesta (vuelta a quitarle importancia al esfuerzo vietnamita y a disculpar a los que lo hicieron fatal). Los dirigentes utilizaron un lenguaje bélico contra un virus enemigo a fin de consolidar el apoyo y el cumplimiento de las medidas de salud pública entre los ciudadanos. Esta misma estrategia fue usada al principio en España por las fuerzas de seguridad pero los separatistas y los populistas la criticaron lo que determinó que dejaran de participar en las conferencias informativas. Los textos en masa a los teléfonos móviles, los anuncios por altavoz, los carteles en las calles, los anuncios en la prensa y los medios de comunicación social relativos a la prevención de la transmisión se utilizaron desde el principio y a menudo para transmitir sistemáticamente la situación de riesgo. También se crearon sitios web y líneas telefónicas directas dedicadas a la información de riesgos para que los ciudadanos buscaran respuestas a sus preguntas. Incluso se desarrolló una canción ahora viral para enseñar a la gente sobre el lavado de manos que se puede encontrar en Youtube.

Advertencias y lecciones aprendidas

Como hemos visto en anteriores historias de éxito contra epidemias, las experiencias previas de Vietnam y una fuerte voluntad política han ayudado al país a mantener su brote ampliamente controlado. Sin embargo, cabe señalar también que el gobierno de partido único de Vietnam es el más adecuado para hacer cambios unilaterales rápidos que tal vez no sean adecuados para otros estilos de gobierno. Este suele un argumento muy repetido para restar méritos a Vietnam o China. Lo cierto es que los países democráticos, como España, disponen de medios legales para tomar las mismas medidas de control que las llevadas a cabo por esos países, como los tres estados de alerta que decretó España con el visto bueno del Congreso. Independientemente de ello, la comunidad internacional debe seguir observando a Vietnam para extraer las lecciones aprendidas y evaluar su posible utilización en otros contextos, en particular el uso eficaz por el país de la localización de contactos, las pruebas y la comunicación de riesgos.

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Tras este éxito parece que existe una especie de película de espías. Una noticia aparecida en El Mundo el Viernes, 24 abril 2020 titulada "Vietnam, que robó información a China sobre el COVID-19, empieza a levantar el confinamiento" decía:

El 6 de enero ocurrió algo muy curioso entre dos países, China y Vietnam. En el primero aparecían noticias de una extraña neumonía que había dejado 60 infectados en la ciudad de Wuhan. Mientras, en la nación del sudeste asiático, un grupo de hackers estaría intentando robar información en las cuentas de correo de los empleados del Ministerio de Gestión de Emergencias de China. Aún quedaban dos semanas para que el gigante asiático informara de que el nuevo virus se podía transmitir entre humanos.

Durante los siguientes días, los ataques informáticos continuaron. Los trabajadores chinos del organismo encargado de frenar el coronavirus recibieron varios correos sospechosos en los que se adjuntaba un software malicioso. Si lo abrían, los hackers podrían acceder a toda la información que circulaba desde sus ordenadores.

Esto es lo que ha desvelado esta semana una investigación de la empresa estadounidense de ciberseguridad FireEye. Incluso han desvelado el nombre de los presuntos hackers responsables: APT32, un grupo de espionaje cibernético que lleva desde 2012 atacando a entidades privadas y a gobiernos extranjeros.

Desde FireEye han apuntado que este grupo opera en nombre del gobierno de Vietnam y que buscaban información sobre el coronavirus para aprender a combatirlo. Lo que no han podido averiguar es si lograron o no su propósito. Y, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Vietnam, han negado totalmente la vinculación de su gobierno con estos ataques.

En estos meses, las noticias que se compartían de Vietnam, tanto en los medios como en las redes sociales, eran bastante dispares. Máquinas que distribuían gratis arroz para los ciudadanos más pobres; hamburguesas con forma de coronavirus en Hanói para combatir el miedo a la pandemia; una coreografía pegadiza y viral que te enseña cómo lavarte bien las manos; solidaridad de un país en vías de desarrollo que envía 550.000 mascarillas a Europa, entre ellas 110.000 a España...

Pero lo cierto es que Vietnam ha sido de los pocos países que se anticipó al coronavirus. El 1 de febrero ya había cerrado sus fronteras. A diferencia de otras naciones más ricas (y libres) que han servido de ejemplo estos días (Corea del Sur, Taiwan o Nueva Zelanda), este país de 95 millones de habitantes cuenta con una deficiente infraestructura sanitaria y con ocho médicos por cada 100.000 habitantes. Aún así, y a pesar de compartir una frontera de más de 1.100 kilómetros con China, por ahora solo han tenido 268 personas contagiadas y no se han registrado muertos.

Como otros muchos países, en Vietnam se aplicaron las medidas de confinamiento. Las escuelas y universidades cerraron. Desde febrero, cualquier ciudadano que entrara en el país debía pasar una cuarentena de 14 días. También, a falta de tecnología y aplicaciones para hacer el seguimiento de la pandemia, los militares del Partido Comunista se encargaron de rastrear y aislar a todas las personas que habían estado en contacto con los infectados. Aunque por su carencia de test no han podido hacer la prueba de coronavirus a más de 180.000 personas. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) han elogiado varias veces la rapidez con la que actuó Vietnam para que no se propagara el virus.

Tras una semana sin reportar ningún nuevo caso, ayer el gobierno del primer ministro Nguyen Xuan Phuc ordenó que se eliminaran las restrictivas medidas en las ciudades de Hanói y Ho Chi Minh. Además, otras 59 provincias han sido etiquetadas como de bajo riesgo, lo que significa que muchas empresas y comercios, hasta ahora cerrados, ya pueden volver a abrir sus puertas.



¡Esta batalla la vamos a ganar!