semana 40
Job, hombre de fe
LUNES: EVANGELIO
«¿Te has fijado en mi siervo Job? En la tierra no hay otro como él: es un hombre justo y honrado, que teme a Dios y vive apartado del mal».
Satán contestó al Señor:
«¿Y crees que Job teme a Dios de balde? ¿No has levantado tú mismo una valla en torno a él, su hogar y todo lo suyo? Has bendecido sus trabajos, y sus rebaños se extienden por el país. Extiende tu mano y daña sus bienes y ¡ya verás cómo te maldice en la cara!».
El ejemplo de Job es un modelo de fe del que todos estamos necesitados. Son muchas las personas que, ante las desgracias, se preguntan: ¿qué he hecho yo para merecer esto? Curiosamente solo suele hacerse ante la adversidad, nunca ante los acontecimientos positivos de la vida. Job manifiesta una fe profunda en Dios y para nada lo acusa de ser la causa de sus males.
Cuando nuestra vida discurre sin incidentes negativos es fácil mantener nuestra fidelidad a Dios. Cuando todo se tuerce surge el interrogante: ¿por qué? La respuesta no llega con facilidad. Solo cabe, como Job, mantener la fe y seguir confiando en Dios. Comprender todo el mundo del mal no está al alcance de nuestro entendimiento. Como Job, solo nos queda seguir adelante manteniendo viva nuestra confianza en Dios.
Sin excusas, mejor
MARTES: VEMOS UN VÍDEO MOTIVADOR
El laberinto de las excusas
A veces te engañas, te convences, te mientes a ti mismo para justificarte. Pero, si rascas un poco, reconoces que esas excusas son mentiras (conscientes o inconscientes).
Dice un refrán que «de buenas intenciones está el infierno lleno». Y es verdad. ¿Cuántas veces te ha tocado empezar una frase queriendo justificar que has hecho algo mal? Entonces se te llena la boca de «no, verás, es que…», o «si yo iba a…», «yo quería…», y detrás vienen explicaciones, justificaciones, mil y un motivos que te sirven (quizás) para descargar un poco la mala conciencia de haber actuado mal, de no haber hecho lo que te habías propuesto o lo que otros esperaban de ti. Las excusas lo mismo te sirven para justificar lo que has hecho o lo que has dejado sin hacer: que no has estudiado, que te has gastado lo del mes en un fin de semana, que no has llamado a casa en un montón de días, que no paras de criticar, que sigues sin entregar un trabajo aunque otros dependan de ti, que nunca encuentras tiempo para rezar, que no cuidas bien a tus amigos, o que se te instala la incoherencia en muchas facetas de la vida…
MIÉRCOLES: PARADA
¿CÓMO ME SIENTO? ¿QUÉ EMOCIÓN PUEDO EXPRESAR?
APRENDE A QUERERTE PARA QUERER A LOS DEMÁS.
JUEVES: DA GRACIAS POR LAVIDA DE LOS DEMÁS.
ESCUCHA ESTA CANCIÓN…CON ATENCIÓN:
PARA APRENDER A QUERERTE de MORAT.
ESTO ES LO QUE REFLEXIONARON UN GRUPO DE COMPAÑEROS DE VUESTRO COLEGIO, ESCUCHANDO ESTA CANCIÓN.
“Si te pierdo…habré perdido la más grande de las fortunas.”
A VECES TENEMOS un modelo perfecto de lo que nos gustaría ser y, más que motivarnos para ser mejores, nos hace pensar que somos poca cosa. Nos perdemos en lo que querríamos ser y nos comparamos con los demás; y no vemos la persona que somos y con la que Dios y nuestras personas queridas quieren dialogar y amarnos.
A VECES, NO AMAMOS A LOS DEMÁS PORQUE NO SABEMOS QUERERNOS A NOSOTROS MISMOS O NO NOS SENTIMOS AMADOS.
SANTA MARÍA DE LA PROVIDENCIA …
ESCUCHAMOS CUENTOS
VIERNES: REFLEXIONAMOS CON ESTE CUENTO
¡Buenos días!
Había una vez cuatro velas que se estaban consumiendo tranquilamente. El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el dialogo entre ellas.
La primera dijo: Yo soy la Paz, a pesar de mi luz las personas no consiguen mantenerme encendida y disminuyendo su llama se apagó totalmente.
La segunda dijo: Yo me llamo Fe, y felizmente soy superflua para las personas, porque ellas no quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido continuar quemándome; al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella y ésta se apagó.
En voz baja y triste la tercera vela se manifestó: Yo soy el Amor, no tengo más fuerzas para quemar. Las personas me dejan de lado porque solo consiguen manifestarse para ellas mismas. Se olvidan hasta de aquellas que están a su alrededor. También se apagó.
De repente entró una niña y vio las tres velas apagadas y dijo ¿Qué esto?. Ustedes deben estar encendidas y consumirse hasta el final. La cuarta vela habló: No tengas miedo niña en cuento yo esté encendida podemos encender las otras velas. Entonces la niña tomo la vela de la Esperanza y encendió las que estaban apagadas.
¡Que la vela de la esperanza nunca se apague dentro de nosotros! ¡¡Que hagamos el bien, que escuchemos con el corazón!!, que seamos solidarios! .