"NO ESTÁS SOLO. HABLA. DENUNCIA. ACTÚA"

El día 2 de mayo se celebra el Día Internacional contra el Acoso Escolar con el objetivo de concienciar sobre el riesgo del acoso escolar y el bullying en los niños y jóvenes a nivel mundial, así como buscar los mecanismos para evitar este mal, que hoy, se ha convertido en un terrible peligro para la población infantil y juvenil.

La fecha fue establecida por asociaciones de padres y diversas organizaciones no gubernamentales para concienciar sobre los riesgos del acoso escolar y los métodos para evitar la violencia en los centros escolares, y para establecer un protocolo de actuación ante casos de este tipo.

Se cree erróneamente que cuando un niño es víctima de maltrato, esto lo hará más fuerte, pudiendo enfrentar circunstancias más difíciles en su vida adulta y nada más alejado de la realidad. Estos niños y jóvenes, una vez que crecen, son personas inseguras, a las que les costará poder tener una vida sana para relacionarse con otras personas, ya sea en el trabajo o a la hora de formar una familia.

Esto se debe, a que para ellos la violencia forma parte natural del comportamiento humano y atraerán a sus vidas personas maltratadoras, que los mantendrán de forma permanente en un círculo vicioso, ya que repetirán esas mismas conductas.

Como parte de esta sociedad, no podemos ser indiferentes ante una problemática que afecta y miles de niños y jóvenes en todo el mundo. Podemos ver con tristeza y hasta con impotencia, como cada día mueren seres humanos debido al bullying y al acoso escolar.

Se necesita crear conciencia desde el hogar y las escuelas para que este mal acabe definitivamente. 

Así que este próximo 2 de mayo, únete a esta celebración.

"No soy invisible"

Nadie sabía realmente cuándo Laura dejó de hablar. Al principio, respondía con una sonrisa tímida, pero cada vez era más silenciosa. En los pasillos, algunos la empujaban “sin querer”, le tiraban las cosas al suelo o se reían de sus auriculares pasados de moda. Nunca decía nada. Solo bajaba la cabeza.

La profesora la notó, pero Laura siempre decía que estaba “bien”. Su madre decía que era “cosas de la edad”.

Hasta que un día, en clase, a Pedro le tocó sentarse con ella. Refunfuñó. No quería estar con “la muda”. Pero cuando se le cayó el estuche y Laura lo recogió sin decir palabra, algo cambió. Se dio cuenta de que sus ojos estaban rojos, como si llevaran mucho tiempo llorando sin hacer ruido.

Durante los días siguientes, Pedro empezó a saludarla. Primero con un gesto, luego con un “hola”, y al final, con una conversación entera. Se sorprendió al descubrir que Laura dibujaba increíblemente bien. Que le encantaba la astronomía. Que su padre estaba enfermo.

No lo contó a nadie. Solo empezó a sentarse con ella en los recreos. Un día, Laura llegó a clase con una camiseta que decía: “No soy invisible”. Y sonrió.