Thomas Kuhn y las revoluciones científicas

La teoría de la ciencia desarrollada por Kuhn pretendía mantenerse fiel al desarrollo histórico de la ciencia. Según Kuhn, la historia de la ciencia muestra que las teorías científicas están sujetas a periodos revolucionarios que implican su abandono y su sustitución por una teoría rival. Entre los factores que determinan el proceso revolucionario en el devenir de las teorías científicas no sólo intervienen factores metodológicos o internos a las propias ciencias, sino también, y de manera muy significativa, factores sociales de las comunidades científicas.

El progreso en la ciencia seguiría la siguiente estructura

En este proceso el concepto clave de la teoría de la ciencia de Kuhn es el de “paradigma”. Un paradigma lo constituyen tanto los supuestos teóricos generales, como las leyes y técnicas para su implementación que adoptan los miembros de una comunidad científica. Un paradigma lo constituye la física newtoniana, por ejemplo, y los miembros de una comunidad científica que trabajan dentro de un paradigma practican lo que Kuhn llama “ciencia normal”. La ciencia normal es el periodo en el que se desarrolla un paradigma en su intento de explicar los fenómenos que ocurren en un dominio específico de la investigación. El periodo de ciencia normal permite el desarrollo de técnicas de experimentación adecuadas, el refinamiento de los métodos de observación, el desarrollo de protocolos y prácticas de investigación, la publicación de los resultados, y la introducción de ese paradigma en las prácticas habituales de la comunidad científica. Esto último supone la aceptación de un vocabulario y de términos propios que tienen unos referentes claros dentro del paradigma, y algo especialmente importante, la institucionalización del paradigma. La aceptación del paradigma por la comunidad científica permite a los científicos acceder a subvenciones y becas de investigación, la aceptación de sus publicaciones en revistas de prestigio y la implantación del paradigma en las universidades y centros de investigación.

Aunque no existe, y el propio Kuhn así lo admite, una descripción apropiada y satisfactoria de lo que es un paradigma, se puede entender de manera muy genérica que un paradigma lo componen las prácticas habituales de lo que hace la comunidad científica en el periodo de ciencia normal.

El desarrollo normal de la ciencia dará lugar a que un paradigma se enfrente con dificultades, es decir, aspectos del dominio de investigación que no consiguen ser explicados, o problemas relacionados con aplicación y puesta en marcha de programas de investigación. Estos problemas propios de todos los paradigmas se denominan anomalías, y hasta cierto punto, la existencia de anomalías y su intento de superarlas es parte del trabajo normal de la comunidad científica. Sólo cuando una anomalía tarda demasiado en ser solucionada por los integrantes del paradigma, o afecta a los propios fundamentos del paradigma, la comunidad científica considera que se enfrenta a un problema que puede afectar al paradigma en su totalidad. Es entonces cuando se empieza a hablar de crisis del paradigma.

La persistencia de anomalías en un paradigma genera en los investigadores «inseguridad profesional marcada» que se traduce en un debilitamiento de los protocolos de investigación establecidos y la comunidad científica comienza a discutir sobre aspectos filosóficos y metafísicos relacionados con los fundamentos mismos del paradigma. La práctica habitual del periodo de ciencia normal se subvierte y se empiezan a abandonar programas de investigación, o a no conceder becas y subvenciones a programas específicos. Dentro de la comunidad científica empezarán a aparecer voces críticas con el paradigma. Estamos entonces a las puertas de una revolución. Kuhn cita como ejemplo de ese estado de desconcierto la respuesta que Wolfrang Pauli ante lo que el consideró una crisis de la física en 1924. En este momento de crisis, decía Pauli a un amigo “me gustaría haber sido actor de cine o algo por el estilo, y no haber oído hablar nunca de la física”.

En este periodo de crisis, la aparición de un paradigma rival aumenta la crisis del paradigma. Este nuevo paradigma va creando su propia comunidad científica, su metodología y protocolos de investigación, pero sobre todo crea su propia visión del mundo. El paradigma conductista, supone una visión del mundo tan radicalmente opuesta al paradigma psicoanalítico, en el caso de que el psicoanálisis pudiera ser considerado una ciencia, que su aceptación implica necesariamente el rechazo del psicoanálisis y de todo su “programa de investigación” (si es que alguna vez el psicoanálisis pasó de lo que Kuhn llamaba periodo de preciencia).

Kuhn consideraba que el abandono de un paradigma y la adhesión a uno nuevo es algo parecido a un cambio de confesión religiosa. No existen argumentos estrictamente lógicos que demuestren la superioridad del paradigma relativista en física sobre el newtoniano y que lleve a su aceptación por parte de la comunidad científica en base a criterios racionales. El conflicto entre paradigmas lleva a que los defensores del paradigma que está en crisis no acepten los fundamentos teóricos del paradigma rival, por lo que nunca se dejarán convencer por los argumentos que se puedan presentar en su contra. En este punto, aspectos sociales como la mejor posición de un paradigma para recabar presupuestos o becas de investigación, su facilidad para solucionar problemas puntuales o que requieren una demanda social, o aspectos relacionados con la capacidad de seducción de los miembros relevantes de la comunidad científica, su carisma y aceptación, pueden ser los factores que lleven a un científico a abandonar su paradigma y aceptar los cambios revolucionarios propuestos por el paradigma rival.

Para que una revolución científica tenga éxito, el paradigma rival debe ser aceptado por toda o al menos una parte importante de la comunidad científica. A los disidentes y contrarrevolucionarios sólo les queda o la contrarrevolución, algo que no se descarta siempre que sean capaces de incorporar en su estructura hipótesis novedosas, la extinción, o la incorporación a algún departamento de filosofía.