Las teorías científicas como estructuras

Una forma alternativa al falsacionismo y al verificacionismo de comprender en qué consiste la actividad científica, es entender las teorías científicas como estructuras, esto es, como totalidades con algún tipo de estructura o diseño.

David Chalmers (Chalmers, P. 111-114) nos dice que debemos considerar tres motivos por los que considerar a las teorías científicas como estructuras.

  1. La historia de la ciencia pone de manifiesto que la evolución y el progreso de las teorías científicas muestran una estructura o un programa de investigación

  2. Frente a la pretendida objetividad de los enunciados observacionales, un nuevo lema aparece en la Filosofía de la ciencia: “La observación depende de la teoría”. Los enunciados y los conceptos que los integran tienen significado y son informativos dentro de una teoría dada. Su capacidad de explicación dependerá de la capacidad de explicación de la teoría en la que estén integrados. Un concepto científico juega un papel que debe estar bien definido dentro de una teoría. Por ejemplo el concepto de ‘masa’ tiene un significado preciso dentro de la física newtoniana, y es dentro de esta teoría donde el concepto funciona. De hecho, los conceptos de una teoría se definen con respecto a otros conceptos que ya aparecen dados dentro de la teoría. En un principio, los conceptos surgen dentro de las teorías de una forma vaga e indeterminada, y es a medida que la teoría progresa como el concepto va perfilando su significado al aclarar su relación con otros conceptos de la teoría, y de esta manera el concepto se va haciendo más preciso y pierde su ambigüedad inicial.

  3. El propio desarrollo de la ciencia exige considerar a las teorías científicas como estructuras. El avance de la ciencia será mucho más eficaz si las teorías están de algún modo estructuradas, de manera que posean indicaciones y protocolos claros sobre cómo debemos trabajar con ellas.