Creo que lo que manifiestan en esta felicitación manuscrita, tanto Sonia María, como quien entonces era su esposo, Guillermo, reconociendo y agradeciendo lo que sus padres estaban haciendo por ella y su familia, es una muestra clara de que todo lo que ahora dice no son más que puras difamaciones; miserables y mezquinas manipulaciones de la realidad propias de una mente retorcida o enferma.