SANTIAGO EL MAYOR

Santiago (apodado por Jesús como “hijo del trueno”) era hermano de San Juan Evangelista, con quien fue testigo de la crucifixión de Cristo. También estuvo presente durante la transfiguración del Señor en el Monte Tabor, de la pesca milagrosa y de la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní. Según los escritores, Santiago llegó a Hispania (actuales España y Portugal) a promover el evangelio. Después de su viaje de predicación por varias ciudades de España (que empezó en Galicia) se trasladó a Jerusalén, donde fue apresado y decapitado en el monte Calvario.

Su cuerpo fue arrojado a las afueras de la ciudad para que fuera devorado por las fieras, pero sus discípulos lograron rescatarlo y lo trasladaron a Galicia, donde enterraron sus restos en un sepulcro que quedó olvidado por siglos. 

Según una tradición medieval, Pelayo y Teodomiro descubrieron sus restos entre el 820 y 825 d.C. La leyenda cuenta que fueron las estrellas las que indicaron a Pelayo en qué lugar se encontraba la tumba de Santiago Apóstol, por lo que mucha gente piensa que el nombre de Compostela viene del latín campus stellae, que significa “campo de estrellas”.

Pelayo siguió la luz y encontró el sarcófago del apóstol. Después de advertir a Teodomiro, notificaron del hallazgo al rey, Alfonso II “el Casto” (791-842), quien acudió a la tumba. Durante su recorrido el rey fue siguiendo la ruta marcada en el cielo por la Vía Láctea, lo que a partir de ese momento se conoció como el camino de Santiago, al menos según la leyenda. Alfonso II se convirtió así en el primer peregrino. A partir de ese momento se construyó poco a poco lo que ahora es la Catedral de Santiago de Compostela.