1. Viendo a tantas personas que le seguían, Jesús subió al monte, se sentó, y sus alumnos (los apóstoles) se le acercaron.

2. Y tomando la palabra, les enseñó:

3. «Bienaventurados los humildes, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

4. Bienaventurados los “no violentos”, porque ellos heredarán la tierra.

5. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

6. Bienaventurados los que piden justicia, porque recibirán justicia.

7. Bienaventurados los compasivos, porque serán tratados con compasión.

8. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

9. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

10. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

11. Bienaventurado serás cuando te insulten y persigan, y digan con mentira toda clase de mal contra ti por mi causa.

12. Alégrate, porque tu recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas antes que a ti.

Las Bienaventuranzas explicadas

Son las personas que reconocen su pobreza espiritual y que necesitan a Dios como Salvador. 

Van con un corazón humilde ante la presencia de Dios para suplicar su misericordia y su perdón. 

Aquí comienza nuestro andar con Jesús: al reconocer que no somos salvos por nuestros propios méritos, sino por medio de Él, por su gran misericordia y por su gracia.

Es quien confía plenamente en Dios y no se deja llevar por las actitudes de otros o por las injusticias que ve a su alrededor. 

La persona "no violenta", no reacciona impulsivamente ante las situaciones, sino que espera con paciencia la guía de Dios para actuar de acuerdo con su voluntad.

Son los que se arrepienten y lloran profundamente por sus pecados, por la forma en que sus acciones han ofendido a Dios y han causado una brecha entre ellos y Dios. 

Son personas que reconocen su necesidad de Jesús y le piden perdón con un corazón dolorido. 

Son los que saben que, aun en medio de todo lo que parece injusto en este mundo, Dios actuará tarde o temprano con su justicia, y esta certeza los impulsa. 

La promesa para ellos es que verán la manifestación de la justicia de Dios.

El corazón transformado por el amor y el perdón de Dios, mostrará misericordia y compasión, se identificará con el dolor ajeno y se compadecerá. 

Recompensa: El que muestre compasión por los demás, también recibirá compasión cuando la necesite. Es como un búmeran.

¿Cómo se expresa la compasión? Siguiendo el ejemplo de Dios.

El compasivo mantiene los ojos fijos en lo que Dios quiere hacer, y no en los errores que las personas hayan cometido. Ve oportunidades, no defectos.

Tener un corazón limpio es tener un corazón que se inclina hacia las cosas que agradan a Dios. 

Quien tiene un corazón limpio busca la santidad y no se deja contaminar por sentimientos o actitudes que entristecen a Dios. 

Es puro el corazón que pertenece única y exclusivamente a Dios, que no pone a nada ni a nadie más en el trono. Dios es su Rey excelso, el que dicta y reina sobre cada sentimiento y cada pensamiento. 

¡Y es por eso que verá a Dios!

"¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar Santo? 

Sólo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos".

(Salmo 24, 3-4)

La paz a la que se refiere es la "paz interna", la de saber que somos hijos de Dios, que hemos sido reconciliados con Él por medio de Jesús. 

Para los pacificadores, su misión es reconciliar al mundo con Dios, ayudarle a vivir en Su Paz. 

Ellos serán llamados hijos de Dios porque expresan de una forma especial el corazón del Padre.

Son las personas que actúan para que haya justicia para todos: 

-No se quedan calladas cuando ven que se maltrata a un indefenso. 

-Levantan su voz y actúan a favor de los derechos de los que no se pueden defender, porque saben que cada vida tiene valor ante Dios. 

-Trabajan en busca de soluciones para que todos vivan en paz y reciban respeto.