MATERIAL DE LECTURA:
LA FILOSOFÍA Y EL MITO:
¿Qué es lo que llevó y lleva a los hombres a la filosofía? ¿Qué es lo que mueve a los hombres a filosofar?. Contestar estas preguntas es buscar los orígenes de la filosofía. Por lo cual es importante distinguir entre origen y comienzo. Comienzo: momento histórico en que los empezaron a filosofar. Origen: fuente que mana el impulso que mueve al hombre a filosofar.
La filosofía griega es el resultado de una evolución no lenta. Inicialmente, la filosofía estaba mezclada con la mitología y con la cosmogonía; esto ha llevado a preguntarse si la filosofía griega carece de antecedentes o no. Algunos autores indican que las condiciones históricas dentro de las cuales emergió la filosofía (fundación de las ciudades griegas en las costas de Asia Menor y Sur de Italia, expansión comercial, etc.) son peculiares de Grecia y por consiguiente, la filosofía sólo podía surgir entre los griegos.
Otros señalaban que hay influencias “orientales”, por ejemplo egipcias. Otros finalmente, indican que en la China y especialmente en la India hubo especulaciones que merecen sin restricciones el nombre de filosóficas. Cualquiera que sea la posición que se adopte es forzoso reconocer que los sentidos que ha tenido el término “filosofía” alcanzaron su madurez en Grecia.
La historia de la filosofía empieza en Grecia. Los griegos constituían un pueblo que vivía en el Mediterráneo oriental,. principalmente en las costas e islas del mar Egeo y del mar Jónico, aunque llegaron a establecer asentimientos en puntos tan distantes entre sí como el mar Negro, la costa mediterránea de España y el norte de África. Su civilización se extiende a lo largo de varios siglos, a través de los cuales se pueden diferenciar etapas, pero se conviene en que llega a su culminación en la Grecia continental, en el siglo V a.C., que recibe el nombre de “siglo de Pericles”.
Los griegos fueron un pueblo notablemente creador en muchos terrenos. Sus aportes en literatura, escultura y arquitectura, así como en ciencia y filosofía, y en la organización social y política, fueron decisivos en toda la civilización occidental posterior.
Y aunque ellos fueron los primeros en empezar a filosofar, no lo hicieron de un día para otro; tampoco fueron los primeros en formularse preguntas filosóficas, sino que fueron los que iniciaron una consideración racional de esas preguntas, y con ello, fueron los griegos los que dieron nacimiento a la filosofía.
Con anterioridad, los mismos griegos y muchos otros pueblos se han preguntado por los comienzos del mundo, elaborando diferentes cosmogonías, es decir, explicando acerca del modo en que se había generado el cosmos.
Homero (siglo IX) y Hesíodo (siglo VIII) representan el precursor movimiento de tal deslinde: el orfismo (siglo VII).
En la Ilíada y la Odisea, la jerarquía de las fuerzas de la naturaleza es sólo un reflejo de la jerarquía de las fuerzas de los dioses. Sabido es que el Olimpo está constituido por divinidades superiores e inferiores, y al mando de todas Zeus. Lo casual e imprescindible en la naturaleza o en la vida humana es atribuido también a la voluntad de los dioses, caprichosa muchas veces, y dominada por personales pasiones. Incluso al acontecer fatal e infalible de ciertos sucesos se atribuye a una fuerza (Destino) a la que le querer divino está sometido.
Para Homero el mundo es el desarrollo de fuerzas divinas operantes desde dentro y productoras de la multiplicidad y variabilidad de los fenómenos; fuerzas (por lo menos algunas) que son, como es el devenir, eternas.
Para Hesíodo la teogonía incluye una cosmogonía: el origen del mundo está estrechamente al origen de los dioses.
El orfismo y los poetas de los siglos VI y V formulan otra concepción. En honor de Orfeo fue creada una secta religiosa a la que se debe una rica literatura poética y filosófica (poemas órficos).
Los órficos ven en Cronos (el tiempo) el principio originario de las cosas. Todas las se repiten cíclicamente: hay un ciclo del nacimiento, otro del discurrir del tiempo, de la rueda del destino y de la génesis. Estas alternativas cíclicas tienen una finalidad moral: la regeneración del mundo del principio del mal. Finalidad que está atestiguada en el mito de Dionisio.
Mito: se llama “mito” al relato de algo fabuloso que se supone acontecido en un pasado remoto y casi siempre imprecisos. Puede creerse de buena fe, y hasta literalmente, en el contenido de un mito, o tomarlo como relato de algo alegórico, o desecharlo alegando que todo es falso. Cuando el mito es tomado en forma alegórica, se convierte en un relato que tiene dos aspectos: lo ficticio y lo real. Lo ficticio consiste en que no ha ocurrido lo que dice el relato mítico. Lo real consiste en que de algún modo lo que el relato mítico responde a la realidad; el mito es como un relato de lo que podría haber ocurrido si la realidad coincidiera con el paradigma de la realidad.
Las cosmogonías y teogonías hablan del mundo. Descubren la prehistoria de éste en ropaje mitológico y explican el incesante cambio de las cosas sirviéndose de narraciones cosmológicas. Pero a medida que va pasando a segundo plano la explicación mitológica para acentuar cada vez más las relaciones constantes de los hechos. Al fin surge, la pregunta que persiste al final de todos los cambios, y cómo se transforma en tales cosas particulares o éstas en ella.
Los filósofos trataban de dar explicaciones más o menos racionales que podían ser aceptadas o rechazadas por medio de la argumentación las explicaciones filosóficas ya no pertenecían al folklore de los pueblos, ni eran anónimas, sino que eran las ideas de tal o cual filósofo.
La inicial respuesta a l problema es dada por un grupo de filósofos de la ciudad de Mileto. Se averigua qué pueda ser la sustancia fundamental y primigenia de la realidad, aquella de las que derivan todas las demás por proceso espontáneo, sin intervenciones de seres sobrenaturales, sino de acuerdo con un cierto orden, una necesidad puramente natural.
El primero es Tales (624-548 a. de C.), quien identificó la materia primordial con el agua.
Esta respuesta puede resultar un tanto sorprendente; pero, lo que distingue la explicación de Tales de una respuesta mitológica es que él llegó a ellas a partir de ciertas observaciones y por un proceso de razonamiento.
Bibliografía:
*Aristóteles. Metafísica. Editorial Porrúa.
*Ferrater Mora, José. Diccionario filosófico, tomos I,II,III.
*Mondolfo, Rodolfo. El pensamiento antiguo, tomo I.
*Obiols, Guillermo A. Lógica y filosofía.