Actividad de introducción al curso de Gastronomía

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Capítulo I

EL IMPORTANCIA DE LA FILOSOFÍAPARA LA GASTRONOMÍA

Catalina Elena Dobre

“No se puede comer sin ser un poco filósofo”

No representa ya una novedad que en las últimas décadas hemos sido testigos de un real florecimiento de la cultura gastronómica. El boom culinario ha invadido nuestros espacios, nuestras vidas y ha tenido sobre nosotros un impacto inesperado, dando lugar a manifestaciones variadas: desde el surgimiento de los food writers, revistas sobre la comida, llegándose inclusive a lo que se llama Edible Art, el cine gastronómico, los reality shows o los canales de Tv dedicados a lo gourmet, a lo que se llama Street-Food, manifestación que toma cada vez más fuerza, sin mencionar los Vlogs o Blogs de cocina. Todo esto culminando con los restaurantes, que no sólo surgieron con una velocidad impresionante, con la intención de ofrecer a sus clientes experiencias novedosas, llevadas a veces al extremo, sino que se transforma ron en verdaderos “templos de la gastronomía”, compitiendo en presentar los platillos más sofisticados posibles.

Atrapados así entre lo “novedoso” en la comida, entre el Fast-Food y el Slow-Food, entre lo Haute Cuisine y Nouvelle Cuisine, entre los chefs que se vuelven famosos y los nuevos “trends” como resultado de una globalización culinaria, nos hemos encontrado en una situación interesante, pero a la vez intimidante, que dio lugar a muchos cuestionamientos que tienen que ver con nuestro modo de ser, de pensar y de vivir. Las vanguardias en la cocina y el hecho de que la comida se ha vueltoun símbolo cultural, y a la vez un “must have” de la sociedad de consumo, abrieron camino a la necesidad de la reflexión filosófica, cuya labor es cuestionar sobre todo tipo de manifestaciones que tienen que ver con la realidad en la cual vivimos. Algunos a favor y otros en contra, en la actualidad hay todo un debate sobre la implicación de la filosofía en la tradición culinaria. Siendo crítica en cuanto el significado de la comida, desde Platón hasta la modernidad, la filosofía ha mostrado, con pocas excepciones, una actitud poco sensible hacia la cultura culinaria, siendo prácticamente marginada del ámbito de las ideas. Al cuestionar ¿por qué los filósofos hacen preguntas sobre la comida sólo de manera ocasional?, el filósofo americano David. Kaplan pensaba que la explicación está en el hecho de que la comida es un asunto demasiado difícil, en el sentido de que implica ámbitos muy diversos desde la historia, la economía, el medio ambiente, la tecnología, el turismo, la religión. Probablemente, por esto las interrogantes esenciales sobre la relación entre el ser humano y la comida, han quedado siempre al margen de la filosofía, sin hablar de que la comida puede ser vista como una manifestación fenomenológica, en el sentido de que tiene diversos modos de manifestarse: desde la comida como alimento, a la comida como cultura, como nutrición, como arte, como espiritualidad, como un bienestar.

Por lo que la intención en estas páginas es de resaltar porque la filosofía es importante para entender y para crear una real cultura gastronómica. Los que han decidido poner distancia en cuanto la importancia de la comida, olvidaron que la inquietud por entender la relación con el modo del ser humano de alimentarse está muy arraigada en la historia de la humanidad. Por lo menos así nos enseña el más antiguo poema, Gilgamesh, escrito hace 4000 años, en el cual se enfatiza cómo el comer y el beber transforman al ser humano en comparación con los animales, elevándolo al estadio de la civilización. Cuando Enkidu, que pretendía vivir apegado a la naturaleza, aprende a comer y a beber como humano, entonces se transforma en persona. Este simple acto de aprender a comer y a beber los primeros alimentos intervenidos por el ser humano mediante un proceso de fermentación refleja la importancia que en la antigüedad se daba a la alimentación, entendida como un símbolo cultural, representando, a la vez, el sentido que los pueblos antiguos daban a la humanidad. Es decir, humanizarse era equivalente con saber alimentarse. Por lo tanto, desde entonces, se marcaba una identidad entre la comida y el ser humano y su desarrollo.

Esto es sólo un ejemplo de por qué la filosofía necesita regresar su mirada sobre la cultura culinaria y reflexionar sobre los fenómenos más importantes de nuestra realidad. Los que están en contra de la intromisión de la filosofía en la gastronomía es porque consideran que representa una cotidianeidad, una mera frivolidad ya que la filosofía se ocupa con asuntos mucho más serios. En otras palabras, se piensa que el mundo de los sabores

(la cocina) y el mundo de los saberes (filosofía) no tiene mucho que compartir olvidándose que la misma fillosofía es un festín del pensamiento, y de que hay una teoría y una práctica misma del cocinar.

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