Inicial

Avaliación inicial cun pasapalabra.

Fragmentos del libro "Curie la atómica", de Esteban Rodríguez.

Marie era una joven polaca agradable y alegre, aunque un poco tímida. Vivía con su familia en Varsovia, la capital de Polonia.

 La infancia de Marie en su familia había sido feliz, pero la situación empeoró más tarde. Sofía, la hermana mayor, murió de tifus en 1876. Su madre murió de tuberculosis dos años después. Sólo quedaron Josef, Bronia, Elena y Maríe, junto con su padre, el señor Sklodowski.

Para dificultar las cosas todavía más, el señor Sklodowski, que era matemático y físico, había perdido su puesto como subdirector de escuela y la familia sufría graves problemas económicos. La directora rusa lo había destituido por ser polaco y en casa nadie comprendía muy bien por qué.

Dadas las dificultades con el dinero, la familia decidió aceptar huéspedes en casa para conseguir dinero. Elena y Marie dormían en el salón y debían levantarse temprano para que los huéspedes pudieran desayunar en esa habitación. Pero situación era tan difícil que todos los hermanos tuvieron que comenzar a trabajar.


Marie consiguió empleo como institutriz de una familia acomodada. Se encargaba de la educación de los niños pequeños. Enseñaba matemáticas y francés. Entonces tenía 16 años. La familia era muy desagradable y Marie se sentía enormemente desgraciada.

Ella y Bronia habían prometido ayudarse siempre en todo lo posible.  Tenían algún dinero ahorrado, no demasiado, pero sí la cantidad suficiente para que una de ellas fuera estudiar a la Universidad de París. Y llegó ese día en el que las dos hermanas debían separarse. Bronia pensaba que quizás debería ser Marie quien fuese a París. Aunque fuera la hermana menor, era la más inteligente y la que más deseaba aprender. La hija pequeña del señor Sklodwski necesitaba estudiar para sentirse satisfecha y feliz. Pero Marie tenía claro que era la hermana mayor quien debía marcharse. 

"Tú tienes veinte años y yo tengo diecisiete. ¡Seamos razonables!", dijo totalmente convencida. Y no hubo más de qué hablar. Bronia se marchó a París, muy contenta de poder estudiar medicina, pero sin olvidar el pacto que había hecho con su hermana. 

Marie permaneció en Polonia y empezó a trabajar con otra familia más agradable que el anterior.

En Varsovia, en aquella época, no aceptaban a mujeres en la universidad, y ella estaba resignada ante su triste destino. Estudiaba física y química por su cuenta, pero sabía que no progresaría mucho si no conseguía entrar en alguna universidad. Soñaba con estudiar en la Universidad de París, donde si aceptaba la mujeres como alumnas. Pero entonces París parecía estar tan lejos como China.

Su hermana Bronia, mientras tanto, estudiaba medicina y soñaba con casarse con un joven polaco llamado Casimir, que había conocido en la universidad.

Cuando terminaron la carrera, los jóvenes se casaron e invitaron a Marie a vivir con ellos en París, allí podría estudiar en la universidad, como siempre había soñado.

Marie llegó a París y se instaló en casa de Bronia y Casimir. Se matriculó en la universidad y empezó a asistir a las clases del primer curso. Estaba tan contenta por estudiar de nuevo que todos los problemas anteriores desaparecieron de su mente. Como no hablaba francés tan bien como creía cuando vivía en Polonia, se relacionaba sobre todo con otros estudiantes polacos que vivían en la ciudad.

Al poco tiempo, tuvo problemas con su cuñado y decidió irse a vivir sola. Se instaló en una buhardilla, cerca de la universidad, en un sexto piso. Era pobre como tantos otros estudiantes en la ciudad. A veces no tenía dinero para comprar comida o poner carbón en la estufa.

En una ocasión se desmayó en clase. Cuando se lo contaron a Casimir y a Bronia, se preocuparon mucho y fueron a preguntarle qué había comido últimamente. Marie no se lo quería decir, pero al final confesó que sólo unas cerezas. Casimir y Bronia llevaron a Marie a su casa y la obligaron a comerse un bistec y un plato entero de patatas.

Marie conoció a Pierre Curie, que era un joven científico, en una fiesta. Lo que más le gustó a Pierre de Marie, fue que le gustara la ciencia. En aquella época había muy pocas mujeres tan preparadas como ella, licenciada en física y en química. Aunque, claro, también le gustó que fuera una chica poco presumida, inteligente y curiosa, además de hermosa.

Pero Pierre no era el único pretendiente de María, aunque fuera el más perseverante y simpático. Ella era una mujer con cualidades excepcionales, y los muchachos admiraba en su gran personalidad. Por eso, cuando María se marchaba de París para visitar a su familia en Polonia, él le enviaba largas cartas con más ecuaciones, más anécdotas y más mensajes amorosos que sus otros pretendientes.

El joven sigue insistiendo y un día, por fin, ella dijo que sí. Sería la nueva señora Curie. La boda de Pierre y Marie fue muy sencilla, lo que fue bastante oportuno, porque ellos dos eran muy sencillos también. Ella había pedido como regalo un vestido que pudiera utilizar después de la boda.

Compraron dos bicicletas y se marcharon de viaje de novios. Les gustaba pedalear juntos y visitar los pequeños pueblos del campo. Eran muy felices. 

Fue pasando el tiempo y, como los dos eran grandes científicos del mismo campo, trabajaron juntos. Juntos realizaron grandes descubrimientos en los campos de la física y la química. Ganaron el premio Nobel de física, que es el galardón científico más importante del mundo. Sus nombres y fotografías salían en los periódicos, ¡los periodistas se colaban en su jardín para entrevistarlos!

Otra noticia importante fue el nacimiento de su primera hija, Irene. Pero la radiactividad que producía su laboratorio y sus trabajos perjudicaba su salud, y Marie tardo siete años en tener su segunda hija, a la que llamaron Eva.

Poco después llegó la desgracia de la familia: un coche de caballos atropelló a Pierre y le causó la muerte. Marie estaba destrozada por el dolor, pero tenía la compañía de sus hijas y su trabajo, que prometía grandes descubrimientos.

Las investigaciones de Marie siguieron desarrollándose y resultaron revolucionarias. Pronto consiguió el premio Nobel de química, siendo la primera y única persona en el mundo que consiguió los dos premios Nobel más importantes: el de física y el de química.