Debajo de estas líneas figuran las siguientes recetas:

gazpacho, salmorejo, porra antequerana,

ajoblanco, vichyssoise y,

como colofón,

una medicinal mezcla de yogur, pepino y menta.

Gazpacho

En un cacharro grande se echa un kilo de tomates rotos, dos pimientos verdes rotos, uno rojo y mediano, una cebolla gorda en trozos, dos o tres dientes de ajo, un pepino pelado y en rodajas y bastante aceite del bueno, amén de sal y algo de vinagre. Se mete la minipimer y se licúa todo lo que se pueda. También se puede usar la túrmix, si se dispone de ella, o la termomix. A continuación se pasa por el pasapuré para quitarle todo lo que sobre, las pieles sobre todo, pero este paso es optativo: la túrmix lo deja suficientemente líquido y las pieles tienen muchas vitaminas.

El líquido que sale es el gazpacho. Cuando está bien líquido (si se pasa dos veces por el pasapuré queda mucho más fino) se prueba y se añade aceite, vinagre y sal, si es necesario. Se vuelve a meter la minipimer para que se mezcle todo bien y se pone a punto (de grosor) echándole más o menos agua, o hielo (o caldo; ver más abajo). Esto es a gusto de cada cuál: a unos les gusta más líquido y a otros más espeso.

Algunas alternativas son:

1/ Añadirle una manzana ácida, pelada y pasada por el túrmix con todo lo demás, o fresas, peras, melocotones, melón, sandía, etc. Se puede experimentar con frutas y averiguar cuál es el aroma que más agrada a cada uno. En todo caso, la fruta, con estar buena, le cambia bastante el sabor y es posible que haya a quien no le guste.

2/ Añadir zanahoria al triturado anterior.

3/ Hacer caldo con una punta de jamón, y una vez frío quitarle escrupulosamente la grasa con una cuchara. A continuación, añadir algo del caldo desgrasado al gazpacho y revolver. Este caldo debe tener un sabor fuerte, es decir, que debe estar concentrado.

4/ Si se cortan tirillas de jamón de Jabugo del tamaño de un palo de cerilla, y se colocan de punta en la taza en que se sirve –una vez llena la taza y procurando que aquello no se deshaga– das el golpe; hay hasta quien le llama gazpacho de pastor. Y si en vez de tirillas se añaden lonchas diminutas y del grosor del papel de fumar, también funciona, que el gazpacho con jamón está muy bueno.


Salmorejo

Es muy parecido al gazpacho. El procedimiento es el mismo, machacarlo todo, aunque difiere en los componentes. El salmorejo no es sino ajo, pan y tomate, todo triturado y hecho una pasta ―para lo que se puede utilizar la túrmix o la minipimer, aunque lo más auténtico sería hacerlo en el mortero y dejarlo bastante pastoso― y añadido con aceite y sal. Debe quedar espeso, y no casi líquido como el gazpacho, y se adorna (si se quiere) con un picadillo de jamón y huevo duro y unas gotas de aceite crudo.

Hay quien utiliza los mismo ingredientes que para el gazpacho, lo dicho más cebolla, pepino y pimiento ―o sólo alguno de ellos―, pero eso sería un salmorejo sui géneris.

El gazpacho, el salmorejo y la pipirrana, son en principio la misma cosa, es decir, llevan muy parecidos ingredientes, aunque difieren en su consistencia. El gazpacho, tras haberlo triturado todo, debe quedar líquido; el salmorejo, pastoso, y la pipirrana más o menos sólida, todo muy picado pero sin aplastarlo.

Porra antequerana

Este es el gazpacho que hacen en Antequera y sitios colindantes. La cosa no puede ser más sencilla: en el vaso de la minipimer (o de la batidora) se echan tomates en cantidad, uno o dos pimientos verdes (sin semillas ni rabo), varios ajos pelados, un buen trozo de pan remojado y, como es de rigor en este asunto de los gazpachos, aceite, sal y vinagre. Se tritura todo, y lo que sale se pasa por el pasapuré. El líquido (bastante denso) que se consigue es la renombrada porra antequerana, la cual se adorna en la fuente añadiéndola por encima de un picadillo de huevos duros cocidos aparte.

Ajoblanco

Se trituran en el mortero unos ajos, sal y bastantes almendras. Si se le da suficiente caña acaba por hacerse una pasta blanca, operación clave porque la almendra debe deshacerse por completo y no quedar hecha minúsculos granitos que, una vez en la boca, puedan apreciarse. Esta pasta se echa en un cacharro, se añade aceite a voluntad, se bate todo hasta que el aceite se integre y se sigue añadiendo agua fría hasta que tenga la consistencia de leche, o casi. Se toma frío, claro, y para desayunar es definitivo.

Si no se quiere trabajar tanto se puede utilizar harina de almendra ―en vez de almendras enteras―, pero hay que machacarla bastante ―la harina― para sacar el aceite.


Vichyssoise

Se pica una cebolla y se pone a freír en una cazuela con bastante aceite, muy despacio, que no coja color. Cuando está medio frita (cinco o diez minutos) se le añade lo blanco y un poco de lo verde de tres o cuatro puerros gordos y picados en rodajas finas, y, encima, dos o tres patatas cortadas en discos finísimos. Esto se deja otros cinco minutos y debe rehogarse todo junto a fuego muy lento.

Se añade medio litro de caldo de carne (o de gallina) y se hace hervir. El resultado debe cocer cuarenta minutos tapado y a fuego lento. Al cabo se apaga y se deja reposar otros diez minutos.

Entonces se mete la minipimer, se hace un puré gordo y espeso (que huele a puerro que tira p'atrás) y se deja enfriar por medios naturales, o sea, a su aire. Cuando está frío se mete en la nevera.

Cuando se vaya a comer se le añade leche (o nata) en el momento de servir y para darle la consistencia adecuada, que a cada cual le gusta de una forma. Debe quedar blanco y fluido ―–aunque no tanto como la leche, ni mucho menos― y saber inconfundiblemente a puerro. Lo normal es tomárselo frío. (Es muy bueno para las resacas.)

Yogur, pepino y menta, que también tiene propiedades terapéuticas.

Se echa en un cacharro un litro de yogur, sobre poco más o menos, del hecho en casa, yogur medio líquido. Se pelan dos pepinos, se limpian de pepitas y se salan. Se deja que escurra el agua y se pican. Se hace una infusión cargada de menta, y las hojas, medio rotas y aplastadas, se añaden. Se junta el pepino, el yogur y las hojas de menta y, con la minipimer, se hace una pasta. Si queda muy gorda se aclara con la infusión de menta, porque debe quedar de la densidad de la leche, aproximadamente; quizá no tan clara. Todo esto se enfría y se mete a la nevera. A la hora de servirlo se le añade bastante cebolla cruda muy picada.

También se puede hacer con pepino, yogur, un diente de ajo muy picado y aceite de oliva, bastante, y la menta, en vez de en infusión, se añade tan picada como el ajo. Si no se tiene menta se puede echar un poco de orégano y tomillo de frasco, a partes iguales. Dependiendo de las cantidades puede quedar pastoso, en cuyo caso la masa resultante no se aclara, sino que se unta en pan tostado.