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Cocido lebaniego como Dios manda
Camargo Rain, autor de este y otros trabajos (algunos larguísimos), a los dieciocho años comía piedras, y a los veinticinco hacía arroz como si fuera para el perro: lo echaba en una cazuela y revolvía. Luego, con el paso del tiempo, un día se dijo, ¿y si hago un cocido?, y fue de esta forma que descubrió que cocidos hay muchos: olla de trigo, cocido de cura, puchero visigodo, potaje marciano, fabada monumental...
Este libro ha sido escrito para quienes comen con los ojos, que es una manera muy sana de hacerlo, y para quienes lo hacen con los pies (deseando que dejen de hacerlo), que son abundantes; para quienes tienen hambre ―que también puede ser de lectura―, y para quienes de improviso necesitan un dato olvidado. En este libro, por supuesto, no vienen todos los datos, y mucho menos los modernos, pero sí algunos: los que a quien lo escribió (entre sesión y sesión) le parecieron más importantes.
Arriba se pueden ver los enlaces a los capítulos, pero los añado aquí debajo a guisa de índice. Hay recetas de: