2. Los valores

En esta unidad vamos a reflexionar sobre los valores y las normas que regulan nuestra vida en sociedad. Es importante que reflexionemos sobre ellos porque los valores y las virtudes son un componente esencial de nuestra personalidad y las normas, en cierto modo, condicionan nuestra escala de valores y nuestro comportamiento.

2. ¿QUÉ SON LOS VALORES?

El término valor, aunque es de uso corriente, dista de ser claro e intuitivo. Ha sido usado, y sigue siéndolo en gran parte, para referirse al precio de una mercancía o producto; se habla entonces de lo que una mercancía o producto valen, es decir, del valor que tienen. En este caso, el término “valor” tiene un sentido fundamentalmente económico. Pero se usa también este término en un sentido no económico, como cuando se dice que una obra de arte tiene gran valor o es valiosa o que una persona tiene gran valía. Por otro lado, llamamos valor o valores a un conjunto no bien especificado de términos que denotan entidades abstractas, es decir, que no son objetos. Sirvan de ejemplo: paz, justicia, belleza, felicidad, bien, libertad, igualdad, solidaridad…etc.

En ética, con el término valor nos referimos a la cualidad o conjunto de cualidades que hacen que una persona o cosa sea apreciada o estimada. Por ejemplo, si decimos que Pedro es bueno o Ana es bella, mencionamos unas cualidades de ellos que consideramos importantes. Pero lo valioso también tiene que ver con nuestras preferencias. Todo acto moral implica la necesidad de elegir entre varias posibilidades posibles y esta elección ha de fundarse, a su vez, en una preferencia. Elegimos A porque lo preferimos por sus consecuencias a B o C. Podríamos decir también que A es preferible porque se nos presenta como un comportamiento más digno, más elevado moralmente, o, en pocas palabras, más valioso. Y, consecuentemente, descartamos B o C porque se nos presentan como actos menos valiosos, o con un valor moral negativo.

Pero, antes de examinar en qué sentido atribuimos valor moral a un acto humano, es preciso determinar qué entendemos por valor o valioso. Podemos hablar de cosas valiosas y de actos humanos valiosos. Es valioso para nosotros un acto moral, pero también lo son los actos políticos, jurídicos, económicos, etc. Lo son, asimismo, los objetos de la naturaleza (un pedazo de tierra, un árbol, un mineral…); los objetos producidos o fabricados por el hombre y, en general los diversos productos humanos (una obra de arte, un código de justicia, etc).

Cuando hablamos de los valores tenemos presenta la utilidad, la bondad, la belleza, la justicia, etc., así como los polos negativos: inutilidad, maldad, fealdad, injusticia… Nos referimos, en primer lugar al valor que atribuimos a las cosas u objetos, ya sean naturales o producidos por el hombre y más tarde nos ocuparemos del valor con respecto a la conducta moral.

Veamos cómo se da el valor en las cosas, distinguiendo en ellas dos modos de existencia que ejemplificaremos con un mineral como el oro. Podemos hablar de éste tal como existe en su estado natural en los yacimientos correspondientes; es entonces un cuerpo inorgánico que tiene cierta estructura y composición, y posee determinadas propiedades que le son inherentes. Podemos hablar asimismo del oro transformado por el trabajo humano, y entonces ya no tenemos un mineral en su estado puro o natural, sino objetos de oro. Como material trabajado por el hombre sirve para hacer todo tipo de joyas y otros objetos de adorno, o bien puede ser utilizado como moneda.

Tenemos, pues, una doble existencia del oro: a) como objeto natural; b) como objeto natural humano o humanizado, y es en este sentido cuando se nos presenta con un tipo de existencia que no se reduce ya a su existencia meramente natural. El oro no existe ya como un simple objeto natural, dotado exclusivamente de propiedades físicas, sino que tiene una serie de propiedades nuevas como son, por ejemplo, el de servir de objetos de adorno, o para fabricar objetos que tienen una utilidad práctica (propiedad práctico-utilitaria) y la de servir como moneda, atesoramiento o pago (propiedad económica). El oro tiene, entonces, para nosotros un valor en cuanto su modo de ser natural se humaniza adquiriendo propiedades (estéticas, práctico-utilitarias o económicas) que no existen en el objeto de por sí.