2. La familia en Roma. 1ª Declinación

Familia romana de Manuela Martín

La 1ª Declinación. La familia romana (Descarga el tema)

I. DEL NACIMIENTO A LA VIDA ADULTA

Al nacer, el niño, o la niña, era colocado a los pies del padre. Si éste lo levantaba y lo cogía en sus brazos, significaba que lo reconocía como hijo y se comprometía a su crianza y educación. Pero si el padre consideraba que ya tenía demasiados hijos o que carecía de medios para criarlos era libre de exponerlo. Por lo tanto, los padres no tenían la obligación, ni moral ni jurídica, de aceptar todos los hijos del matrimonio. La exposición de los niños recién nacidos, es decir, su abandono público para que fueran adoptados por otras familias, constituía una práctica habitual y legal, tanto en las familias pobres como en las ricas, patricias y plebeyas. El abandono de niños legítimos estaba motivado por la miseria, en el caso de unos, y por la política patrimonial, en el caso de otros; era una manera de evitar la excesiva parcelación de las herencias.

Los niños abandonados eran depositados en el pie de la columna lactaria, donde habitualmente eran recogidos (si lo eran) por personas cuyo fin era explotarlos como esclavos, mendigos o prostitutas si eran niñas. Los niños deformes o inútiles, o los simplemente débiles, eran eliminados. El adoptado tomaba el apellido del nuevo padre. El infanticidio del hijo de una esclava era admitido como normal y la decisión de aceptarlo o no corresponde al amo de la esclava. Los niños expuestos era raro que sobreviviesen, y, a veces, la exposición no era sino un simulacro, para encubrir que la madre lo había confiado ya a unos vecinos para que lo criase y educase.

Las familias romanas no parecen haber sido muy prolíficas porque se practicaba cierto control de natalidad y la ley establecía un privilegio a los nobles que podían tener hasta tres hijos. La vía para ampliar las familias no era únicamente tener hijos en justas bodas, sino que había otra manera, la adopción que era un método para evitar que una familia careciese de descendencia y también era una manera de adquirir u estatus social. El emperador Octavio fue hijo adoptivo y heredero de César

LA EDUCACIÓN Y LA ESCUELA

El recién nacido recibía el nombre a partir del día octavo, si era niño, y del noveno, si era niña. Primero tomaba el praenomen, que era el nombre personal y generalmente aparece escrito en abreviatura. El número de nombres era muy corto y los habituales tenían su origen en un adjetivo ordinal; Quintus originariamente sería el quinto, Sextus, Septimus, Octavius, etc. Luego el nomen que era el común a todos los miembros de la gens. Caius Julius Caesar indica que César pertenecía a la gens Julia. Y, por último, el cognomen, que era un sobrenombre cuyo origen hay que buscar en algún defecto físico: Brutus, Balbus (tartamudo); en un lugar de nacimiento, o en un hecho heroico. Así en Marcus Tulius Cicero, Marcus es el praenomen; Tulius, el nombre de la gens, y Cicero, que significa garbanzo, parece proceder del mote con el que fue conocido el abuelo de Cicerón por tener una verruga en la cara parecida a un garbanzo.

Al mismo tiempo que se les imponía el nombre, se les colgaba del cuello la bulla, una pequeña caja con amuletos para protegerlo del mal de ojo y que llevaban hasta el día en que adquirían la mayoría de edad y tomaban la toga virilis (16 o 17 años). La lactancia y los cuidados primeros eran confiados a una nodriza (nodrix), que solía convertirse en su segunda madre. Hasta la pubertad, los niños se confiaban a un pedagogo, llamado también nutritor. El niño se dirigía a su padre llamándole domine, pero se relacionaba más con los domésticos, la nodriza y el pedagogo, que con sus propios padres.

La escuela era una institución reconocida. Las clases se daban por las mañanas y a ellas acudían niños y niñas; a las doce años se separaban. Sólo los niños, si eran de familia rica, continuaban estudiando. Las niñas a los catorce años eran consideradas adultas (domina). Sin embargo, y dado que la escuela era una institución sufragada con el dinero de los ciudadanos que enviaban allí a sus hijos, una parte muy numerosa de la población infantil estaba privada d ella. A los dieciséis o diecisiete años los niños ricos abandonaban la escuela y optaban por la carrera pública (cursus honorum) o el ejército.

Hasta que el padre no moría, el hijo no podía convertirse en paterfamilias ni tener un patrimonio propio. Hasta ese momento, el padre le asignaba un peculium y el hijo, o la hija si no estaba casada o divorciada, continuaba bajo su autoridad (la patria potestad). El padre podía incluso condenarlos a muerte en sentencia privada.

II. EL MATRIMONIO

El matrimonio en Roma era un acto privado que ningún poder público sancionaba. No se precisaba la intervención de ninguna autoridad civil o religiosa. En caso de litigio por una herencia, el juez decidía, por indicios, si un hombre y una mujer estaban casados en justas bodas porque la ceremonia no dejaba, necesariamente, documento escrito. Sin embargo, las llamadas justas bodas tenían indudables efectos jurídicos: los hijos engendrados eran legítimos, tomaban el nombre del padre, continuaban la línea de descendencia y eran los herederos del patrimonio. La situación de la esposa estaba condicionada por el tipo de matrimonio que la uniera a su marido. Existían dos clases:

ü El más antiguo era el matrimonio “cum manu”. En virtud de este, el padre renunciaba a la patria potestad sobre su hija para asumirla el esposo, a manera de una hija, por lo que podía castigarla incluso con la muerte en caso de faltas graves, como la infidelidad.

ü El matrimonio “cum manu” fue sustituido a partir del siglo II a. C., por el matrimonio “sine manu”, en el que el padre conservaba la patria potestad sobre su hija. Esto daba cierta independencia a la mujer, y más cuando la dote al matrimonio era cuantiosa, ya que el marido hacía todo lo posible para no contrariarla y no perderla con un divorcio. Este matrimonio podía disolverse por iniciativa de cualquiera de los cónyuges y el trámite era muy simple y rápido.

III. LOS ESCLAVOS

Los esclavos eran personas privadas de libertad, explotadas como fuerza de trabajo, a las que se podía comprar o vender como vulgares mercancías. Para los romanos eran personas incompletas sin madurez afectiva ni intelectual. La condición de esclavo podía adquirirse por dos vías:

ü Por nacimiento. Todo hijo de una esclava se convertía automáticamente en esclavo del dueño de su madre.

ü Por derecho de conquista. Los romanos subastaban como esclavo a todo enemigo capturado en el curso de una guerra. Esta costumbre pervivió hasta la Edad Moderna.

ü Por insolvencia. Un deudor insolvente podía ser reducido a esclavitud por sus acreedores. El dinero obtenido de la venta era destinado a cubrir la deuda contraída. A fínales de la República este derecho, dado lo impopular que era, no se ejercía.

ü Por exposición o venta. Era habitual abandonar a los hijos recién nacidos si no eran acogidos en el seno familiar. Los bebés expuestos podían ser recogidos por cualquiera para criarlos y venderlos como esclavos.

Los esclavos eran comprados y vendidos en mercados especializados, donde desnudos y con un cartel colgado del cuello que indicaba sus habilidades, eran expuestos sobre una plataforma que facilitaba su examen por los posibles compradores.

El concepto de familia en Roma era más amplio que en la actualidad, ya que la componían todos los miembros sujetos a la autoridad del pater familias (padre de familia): la madre, los hijos, los nietos y demás descendientes, los esclavos, libertos y clientes. Un “pater familias” romano tenía un poder enorme, la llamada “patria potestas” o “manus”, y en uso de él podía matar a cualquier miembro de su familia.

Los esclavos domésticos vivían en la casa familiar y estaban destinados al servicio de los otros miembros de la familia. Su situación era privilegiada si se les compara con los esclavos empleados en negocios familiares (artesanía, minería, agricultura). Algunos, incapaces de adaptarse a la condición servil, terminaban huyendo o al menos lo intentaban. Si eran atrapados, sus dueños, a manera de castigo y advertencia para próximos compradores, grababa a fuego en su frente las letras “FUG” de “fugitivos”. En su empeño por ser libres, llegaron a organizarse y a enfrentarse al ejército romano en las llamadas guerras serviles. La más famosa de todas ellas fue la encabezada por Espartaco en el siglo I a. C.

IV. LOS LIBERTOS

Eran esclavos manumitidos, liberados por su amo era frecuente que el pater familias concediera la libertad a los esclavos más fieles y laboriosos, sobre todo en su testamento. A pesar de ser libres, eran ciudadanos incompletos, ya que tenían derechos civiles (casarse con una romana…), pero no políticos. Sus hijos, en cambio, ya gozaban de la plena ciudadanía.

V. CLIENTES

Eran ciudadanos libres que habían establecido una relación de apoyo y socorro mutuo con otros pater familias mejor situados social y económicamente que ellos. Estos pater familias recibían el nombre de patronos y el cliente debía prestarle los siguientes servicios:

ü Apoyo lectoral e incluso militar

ü Presentarle sus respetos todas las mañanas (salutatio)

A cambio podía contar con la ayuda del patrono en los pleitos y en las dificultades económicas

VI. LA PRIMERA DECLINACIÓN

A la primera declinación pertenecen los sustantivos temas en –a (insula-, vita-, via-, etc.). La inmensa mayoría son del género femenino, aunque nos encontramos con algunas excepciones como agricola –ae (agricultor), incola –ae (habitante). La primera declinación presenta un nominativo singular en –a y un genitivo singular en –ae, por lo que es fácil identificar los sustantivos de esta declinación

La declinación de un sustantivo como terra –ae, es:

Aprendemos a traducir

ü Historia magistra vitae est: La historia es maestra de la vida

ü Fortuna vitam regit: La fortuna rige la vida

- La función en latín se indica mediante el caso (historia: caso nominativo: función sujeto. Vitam: caso acusativo: complemento directo).

- NO hay artículos y el contexto nos indicará cómo traducir.

- El sujeto encabeza la oración en ambos casos al igual que en castellano

- El verbo suele colocarse al final y los complementos generalmente van delante del verbo y no tras él.

ACTIVIDADES

1. Siguiendo los pasos explicados en clase intenta traducir la siguiente oración: dea insularum incolis victoriam nuntiat.

2. Relaciona ambas columnas y define los términos de la segunda: