Fecha de publicación: 24-dic-2012 1:07:10
RESPUESTAS
El capital productivo era un elemento constitutivo del modelo de gran vinculación y requería necesariamente del obrero y de condiciones de estabilidad a largo plazo para su reproducción. El capital financiero es el protagonista principal de la escena económica en el modelo de gran desvinculación, que caracteriza a las sociedades industriales actuales. Este capital se reproduce a partir de la especulación financiera y no a partir del trabajo y las condiciones estables a largo plazo. Por ello necesita de contextos que favorecen la especulación y requiere de un Estado mínimo que intervenga lo menos posible en el funcionamiento económico.
En el modelo de gran vinculación y de la sociedad salarial, las organizaciones sindicales tenían una gran presencia y protagonismo en la vida política. Como consecuencia de las transformaciones sufridas en los últimos tiempos, los sindicatos se han debilitado y sus posibilidades de defender los derechos de los trabajadores es menor. La flexibilidad laboral ha contribuido a que exista una precarización de las condiciones laborales y se reduzcan los derechos y garantías sociales de los trabajadores.
En la década del '90 en nuestro país se implementaron diversas medidas para instalar la flexibilización laboral, a pedido del Fondo Monetario Internacional, organismo internacional, con el cual Argentina había contraído una enorme deuda externa. La flexibilización involucraba la modificación y la derogación de varias leyes laborales que se consideraba que brindaban una gran protección a los trabajadores y elevaban los costos salariales para las empresas; volviendo poco competitivo a nuestro país frente a las propuestas de otros países. Se decía que había que disminuir los costos laborales para lograr captar inversiones extranjeras. En virtud de estas leyes aparecieron las modalidades de contratación, creando inseguridad en relación al mantenimiento de la fuente de trabajo en el tiempo. Se trató de bajar los costos generados por las cargas sociales y las altas indemnizaciones generadas por el despido. Asimismo, el Estado pasaba a intervenir menos en las transacciones económicas y en las relaciones laborales y se creaba un sistema previsional privado con la irrupción de las AFJP. Las políticas neoliberales implementadas en esa década llevaron a la reducción de los derechos de los trabajadores y de su protección social; como mecanismo para reducir los costos del trabajo y aumentar el beneficio económico de las empresas. A su vez, durante ese período los salarios permanecieron congelados, lo que trajo como consecuencia una pérdida del poder adquisitivo de la moneda, se generó una alta tasa de desempleo, una recesión en la economía, una caída de las exportaciones y el crecimiento de la pobreza.
Actividad 5: Foro
Si la profundización de los procesos de democratización social requiere, entre otras cuestiones, del cumplimiento de los derechos fundamentales asociados al trabajo, el fortalecimiento del Diálogo Social y la ampliación de la Seguridad Social ¿cuáles son las consecuencias y tensiones que se producen si “el capital, predominantemente financiero, ya no necesita de grandes masas de trabajadores y requiera de un Estado mínimo, que intervenga lo menos posible en el funcionamiento económico”?
El capital productivo era un elemento constitutivo del modelo de gran vinculación y requería necesariamente del obrero y de condiciones de estabilidad a largo plazo para su reproducción. El capital financiero es el protagonista principal de la escena económica en el modelo de gran desvinculación, que caracteriza a las sociedades industriales actuales. Este capital se reproduce a partir de la especulación financiera y no a partir del trabajo y las condiciones estables a largo plazo. Por ello necesita de contextos que favorecen la especulación y requiere de un Estado mínimo que intervenga lo menos posible en el funcionamiento económico.
En el modelo de gran vinculación y de la sociedad salarial, las organizaciones sindicales tenían una gran presencia y protagonismo en la vida política. Como consecuencia de las transformaciones sufridas en los últimos tiempos, los sindicatos se han debilitado y sus posibilidades de defender los derechos de los trabajadores es menor. La flexibilidad laboral ha contribuido a que exista una precarización de las condiciones laborales y se reduzcan los derechos y garantías sociales de los trabajadores.
En la década del '90 en nuestro país se implementaron diversas medidas para instalar la flexibilización laboral, a pedido del Fondo Monetario Internacional, organismo internacional, con el cual Argentina había contraído una enorme deuda externa. La flexibilización involucraba la modificación y la derogación de varias leyes laborales que se consideraba que brindaban una gran protección a los trabajadores y elevaban los costos salariales para las empresas; volviendo poco competitivo a nuestro país frente a las propuestas de otros países. Se decía que había que disminuir los costos laborales para lograr captar inversiones extranjeras. En virtud de estas leyes aparecieron las modalidades de contratación, creando inseguridad en relación al mantenimiento de la fuente de trabajo en el tiempo. Se trató de bajar los costos generados por las cargas sociales y las altas indemnizaciones generadas por el despido. Asimismo, el Estado pasaba a intervenir menos en las transacciones económicas y en las relaciones laborales y se creaba un sistema previsional privado con la irrupción de las AFJP. Las políticas neoliberales implementadas en esa década llevaron a la reducción de los derechos de los trabajadores y de su protección social; como mecanismo para reducir los costos del trabajo y aumentar el beneficio económico de las empresas. A su vez, durante ese período los salarios permanecieron congelados, lo que trajo como consecuencia una pérdida del poder adquisitivo de la moneda, se generó una alta tasa de desempleo, una recesión en la economía, una caída de las exportaciones y el crecimiento de la pobreza.
LA FUNCIÓN DEL SISTEMA CAPITALISTA
En este foro se plantean ciertos interrogantes sobre el rol del sistema capitalista en la generación genuina de empleo.
Se destaca que entre las principales consecuencias del modelo económico y social capitalista se puede mencionar la reducción de los derechos de los trabajadores debido a la flexibilización del trabajo como consecuencia de la modificación de la legislación y la organización del trabajo. Se sostiene que en la actualidad, trabajo es temporario o se evita el vínculo laboral permanente y se busca la contratación de trabajadores autónomos para evitar que el contrato sea por tiempo indeterminado. De esta manera los empleadores reducen sus obligaciones fiscales y previsionales; mientras que los trabajadores ven reducidos sus derechos.
Se denota que existe una fragmentación social, ya que ha aumentado la desocupación, la pobreza, la marginalidad y la violencia en la sociedad argentina. En consecuencia, gran parte de la población queda excluida y privada de sus derechos. Y se sostiene que este estado de cosas afecta directamente a la seguridad humana, entendida, esta última, como aquella que sienten las personas cuando llevan una vida libre de temor y sin carencias. La personas padecen de inseguridad, no tan solo por el temor de ser víctimas del delito sino también por la posible pérdida de sus puestos de trabajo: Muchas personas no pueden acceder a una educación en condiciones de igualdad, calidad y equidad, no reciben servicios de salud eficientes ni pueden acceder a una vivienda digna. Es decir, que resulta evidente que en nuestra sociedad hay un deterioro en la calidad de vida y en el bienestar de las personas.
Se resalta lo que sostiene Zygmund Bauman cuando presenta el concepto de "gran vinculación" para referirse a la relación directa que existe entre los factores económicos productivos Capital y Trabajo, los cuales requieren de una intervención del estado con la finalidad de que se garantice su estabilidad en el tiempo, mejorando las condiciones para un crecimiento sostenido en el tiempo. Este autor manifiesta también que, merced a los cambios tecnológicos esta idea entra en quiebre ya que el capital financiero entra en escena reproduciéndose ya no a partir de la producción industrial sino de lo que se da a conocer como la especulación financiera, la cual no necesita de una población trabajadora y que el estado intervenga lo menos posible en el funcionamiento de la economía.
Surge, además, que de la lectura de la situación actual de nuestro país y del mundo, se puede decir que estamos en medio de una crisis del mercado de trabajo por efecto de la desregulación de las políticas laborales, lo que genera el surgimiento de políticas sociales focales para los individuos afectados, generando consecuencias económicas, sociales y políticas.
En este sentido se destaca que el un objetivo político central de las reformas laborales, no es solo la disminución de los costos del trabajo, sino más bien la construcción de un Estado que solo arbitra entre individuos y empresas y en donde la política y el problema de la democracia como régimen político basado en la ciudadanía social; pierde relevancia en la agenda pública frente al mercado. En definitiva, el empleado queda desprovisto del resguardo ante un Estado que cada vez interviene menos en éste juego de mercado.
Asimismo, analizando lo que afirma la socióloga Veronica Millenaar “el capital, predominantemente financiero, ya no necesita de grandes masas de trabajadores y requiere de un Estado mínimo, que intervenga lo menos posible en el funcionamiento económico”. Se pueden observar las consecuencias del mismo, en la disminución de los empleos y la aceptación de condiciones laborales deplorables por necesidad, como así también los salarios no dignos, la vulneración de los derechos y las garantías sociales. También se denota que con las nuevas tecnologías se incrementó la brecha entre las clases sociales y que es en esta situación en donde se hace necesaria la actuación del Estado para evitar que esta problemática siga creciendo.
La falta de trabajo es un problema actual en todo el mundo. Generar empleo en un tiempo cada vez más tecnológico, donde las máquinas reemplazan al hombre, es un problema mundial. Es decir, el capital financiero no necesita grandes masas de trabajadores, como dice Verónica Millenaar. Y al capital financiero sólo le interesa la productividad y la eficiencia, lo cual se consigue reduciendo la mano de obra. Ahora bien, ¿a quién le importan los derechos de las personas, más allá de su productividad y su eficiencia? Al capital financiero, seguro que no.
Por eso, la educación es esencial, pero no sólo la educación como generadora, a través de la capacitación, de personas competentes laboralmente, sino también, y sobretodo, como formadora de personas que se transformen en sujetos políticos que disputen proyectos políticos que demanden los saberes que la educación y la capacitación les provea. Ni a esta educación ni a estas políticas las genera un estado mínimo, sino un estado presente, que intervenga activamente en el funcionamiento económico, político y social, y priorice la ampliación y el cumplimiento de los derechos de las personas.
La noción de “comunidad organizada” hacía referencia a la alianza de clases y a que la comunidad se expresara mediante estructuras representativas que defendiera los intereses de los distintos sectores. Sería el Estado quien promovería el agrupamiento de los distintos sectores y, al hacerlo, se constituiría en necesario mediador y árbitro de las relaciones entre ellos.
Actualmente la alianza entre los sectores no existe. Al estado le está costando asegurar y regular el Diálogo Social.
El Estado tiene poder y, por otro lado las corporaciones tienen también un gran poder, que está dado por la posesión de grandes capitales financieros. Y puede observarse como existe una lucha entre ellos, por el poder mismo y por el dinero que otorga riqueza y más poder. Y, como el Estado no asegura la regulación y el control de lo que hacen los grupos empresariales, sumado al avance tecnológico, el obrero trabaja en condiciones indignas; o bien se queda sin trabajo, trabaja en negro o es contratado por un tiempo determinado y luego “descartado” si la producción en la empresa se reduce, etc. En consecuencia, el trabajo decente no es posible en este estado de cosas.
Los objetivos individuales y egoístas de las estructuras representativas de cada sector, hacen que el Diálogo Social sea difícil de concretar de manera eficiente y satisfactoria para todas las partes.
El diálogo social es el proceso por el cual los diferentes sectores de la sociedad, es decir, particulares, gobiernos, empleadores, trabajadores interactúan para abordar temas de interés común relativo al diseño de políticas económicas, sociales y laborales.
Los derechos de los trabajadores, el diálogo y la seguridad social han adquirido distintas modalidades en relación a los diferentes y variados contextos sociales e históricos. La estructura económica sin duda, junto a otras políticas, que tienen un sustento ideológico singular, le otorgan cierto matiz a las relaciones laborales y al diálogo social. Hay que reconocer que en cualquier relación de este tipo existe cierta asimetría de poder y de recursos entre los distintos sectores sociales y de allí la importancia de que el estado intervenga con el fin de favorecer equilibrios entre los intereses de ambos.
Aún en las sociedades con capitales predominantemente financieros, que se sirven de la especulación, la mano de obra y la intervención del estado parece ser mínima; no es concebible que el Estado se desentienda de sus obligaciones. Debe ser un partícipe activo en las relaciones entre empresarios y trabajadores como un modo de garantizar la igualdad de oportunidades, el cumplimiento de los derechos de los trabajadores: a un trabajo digno, decente y a la calidad de vida.