" El hombre está hecho de contradicciones.
Cómo el más corpulento de los animales, ha chapoteado y se ha acostado, durante largos inviernos, en el frío barro de las zanjas, sin morir por ello; las cárceles stalinistas y hitlerianas, a pesar del hambre, los golpes, el terror y los trabajos agotadores, no pudieron con su resistencia; las epidemias más mortíferas no han podido exterminarlo; ha poblado los desiertos más áridos, las selvas más sombrías, y vencido las llanuras heladas del Gran Norte, barridas por las ventiscas. Y, sin embargo, cualquier minucia interrumpe su maquinaria. Una arteriola que estalla en el cerebro, un coágulo que llega al corazón, un golpe en la nuca, unos minutos bajo el agua, y el pequeño dios no es más que un cadáver embarazoso.
La evolución ha abierto al hombre las puertas de un nuevo Universo, pero manteniendo la materia inútil de su cuerpo.
Su constitución acusa una falta de armonía. Su cerebro, enorme, en relación con su cuerpo, es alimentado por un organismo que sigue siendo arcaico en muchas de sus partes, e imperfecto en otros aspectos.
Es tributario de un aparato circulatorio en el que el menor fallo le priva de toda actividad y lo sumerge en la inconsciencia. Las hormonas se encuentran en su cuerpo en gran cantidad, y ejercen una poderosa influencia sobre su comportamiento, incluso sobre su personalidad.
Hombre, y a veces más que hombre por la inteligencia, animal por el cuerpo, criatura híbrida que entraña en sí misma una fuente inagotable de contradicciones, así es el amo de este bajo mundo.”
“La curva evolutiva seguida por nuestros antepasados debería indicarnos, a priori, la dirección y el sentido de nuestra historia y de modo claro, nuestro futuro. Pero esta esperanza se desvanece desde el momento en que reflexionamos en lo que realmente somos. Desde que nuestro cerebro alcanzó un volumen de 1.300-1.500 c.c., lo psíquico y lo social ganaron la mano a lo corporal y nuestra evolución se continúa con un ritmo rápido, pero únicamente en el plano social, mientras que nuestra anatomía y nuestra fisiología permanecen inmutables, a excepción de la variación racial que, por otra parte, disminuye, por el enorme mestizaje al que se entrega nuestra especie.
En el momento en que el hombre lo fue por completo, es decir, estuvo dotado de razón, salió del ciclo de la evolución biológica a la que están sometidos animales y vegetales. Desde el momento en que tomó posesión de su propio Universo y se convirtió en el amo de su futuro, sólo tuvo que contar consigo mismo, porque de ahí en adelante la Naturaleza no volvió a dispensarle nada, y así ha sido desde hace más de cuarenta milenios. Libre, extrae todo de sí mismo incluido su propio fin, y de ahí su inmensa responsabilidad ante la especie.
No ha tomado plena conciencia de ello, no llegando a percibirse de su propia originalidad y conociendo mal las riquezas de su Universo.
Desterrado de la animalidad, foja su propio destino, un destino excepcional que no repite el de ninguna criatura viviente. Por eso alcanza la trascendencia. Los filósofos no lo han comprendido, ni siquiera presentido. Al contrario que el animal, el hombre escapa a la finalidad biológica y adquiere la suya propia, la orienta como le parece, y todo debido a su acceso a la razón y a la conciencia, que le confiere libertad. Le da un fin a todo, comprendido el futuro de su especie.”
Para saber más:
http://www.conservapedia.com/Pierre-Paul_Grass%C3%A9
http://es.wikipedia.org/wiki/Pierre-Paul_Grass%C3%A9
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