"We are a way for the Cosmos to know itself."
"Somos el medio para que el Cosmos se conozca a sí mismo."
En el fondo, la cosmología y el estudio del hombre se confunden. Uno de los hallazgos más importantes del siglo es que el universo no es inmutable ni constante. Aristóteles nos habló de un universo estable, pero hoy sabemos que el cosmos actual es completamente diferente al original. Aquel era muy caliente, denso y luminoso; hoy es frío, no muy denso y la noche es obscura. Pero lo más importante es el descubrimiento de que, en su comienzo, el cosmos era muy caótico, no había estructuras: galaxias, estrellas, átomos... No era más que una sopa de partículas elementales.
Y hoy el universo es mucho más organizado. Tenemos estructuras a todos los niveles: galaxias, estrellas, sistemas planetarios, planetas, seres humanos, moléculas, átomos. Todo tipo de órdenes, desde las más grandes a las más pequeñas. Y ese orden nos muestra que somos importantes en el cosmos. La historia del universo consiste en el paso del caos al orden en miles de millones de años. En cómo se crearon los átomos, las moléculas, las estrellas, las galaxias y los planetas. Y cómo en algunos de ellos aparecieron las primeras muestras de vida, los anfibios, los reptiles, los mamíferos, los simios y nosotros... Esa es nuestra historia. Los seres humanos estamos relacionados con el cosmos porque nuestros átomos están hechos del material de las estrellas que vinieron antes de que el Sol naciera.
El nacimiento de las estrellas genera los semilleros planetarios de la vida. Las vidas de las estrellas proporcionan la energía de la que depende la vida. Las muertes de las estrellas producen las herramientas para el continuo desarrollo de la vida en otros lugares de la galaxia. Si hay en los planetas de las estrellas moribundas seres inteligentes incapaces de huir a su destino, al menos podrán consolarse con el pensamiento de que la muerte de su estrella, el acontecimiento que provocaría su propia muerte o extinción proporcionará, sin embargo, los medios de un proceso biológico continuado de la vida en un millón de otros mundos.
Comentarios del administrador:
Asimov y este buen hombre irrumpieron en mi vida más o menos a la vez. Mientras que devoraba los misterios de las lunas de saturno de ambas fuentes, cayó en mis manos un ejemplar de “Un efecto imprevisto: El Invierno Nuclear”. Esta grandiosa obra, dónde Carl Sagan es coautor, junto con Richard Turco, me hizo comprender que la Ciencia no sólo estaba ahí para descubrir cómo era la Naturaleza, además podía servir cómo herramienta para comprender cómo influye el Hombre sobre la misma. En este caso el escenario era una guerra nuclear y las consecuencias, extinciones masivas a escala planetaria, justo al otro lado de las historias de comunicación con alienígenas a las que me había hecho adicto Sagan. Luego vinieron Cosmos, El cerebro de Broca, Contacto... Le debo, igual que a Asimov, el hecho de que esa semilla que implantaron en mi curiosidad, siga hoy intacta y creciendo, y ese ansia por conocer, no se queda sólo en los hechos que describen sino que va más allá, hasta la persona. Y ahora le debemos tanto a Sagan cómo a las lunas de Saturno....
Para saber más:
El disco de oro de la misión Voyager
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