Tu mirada
INTRODUCCIÓN
Con tu mirada puedes cambiar el mundo
Miramos con los cinco sentidos para conocer la realidad que nos rodea y llevarla a nuestro cerebro y a nuestro corazón. Pero también necesitamos ser mirados, escuchados, atendidos, para seguir adelante. Miramos a nuestros compañeros, a nuestros alumnos, a las familias de nuestros centros, y a veces sin darnos cuenta condicionamos su energía, su alegría, su autoestima e incluso su fe. Miramos a Dios, y en ocasiones nos olvidamos de que cada uno de nosotros es importante porque Dios siempre nos mira, nos escucha y nos siente.
La mirada tiene el poder de cambiarnos. Tenemos que aprender a mirar. Y en primer lugar, a mirarnos a nosotros mismos, con nuestras flaquezas y nuestras riquezas, pero sobre todo como hijos de Dios, que nos mira con su Amor.
¿Y cómo miramos al otro? Cuando miras a un alumno con cariño le empujas a crecer. Cuando miras a un nuevo compañero con empatía le ayudas a enamorarse de su trabajo. Cuando tu mirada a una familia es de comprensión la animas a unirse al equipo. ¡Cómo nos duele cuando nos miran a nosotros con desconfianza o desprecio!
Pero la mirada también tiene que ir más allá. Mirar al mundo a la vez con comprensión y con sentido crítico. No podemos estar en el mundo y mirar para otro lado cuando una situación es injusta. Y si nosotros no lo hacemos, no lo harán nuestros alumnos; debemos aprender a mirar para que ellos también lo hagan: una mirada que lleve a la acción y no se conforme con la queja.
Nuestros centros, nuestras escuelas, no son burbujas, están en el mundo, en una ciudad, en un pueblo, en un país. ¿Cómo miran nuestros colegios a la sociedad que los rodea? ¿Nuestros colegios son estructuras capaces de aprender de la sociedad, o burbujas aisladas cada vez más ajenas a la vida del barrio?
¿Y cómo mira la sociedad a nuestros colegios? ¿Nos entienden? ¿Nos quieren? ¿Nos sienten como suyos? Si no mejoramos esa mirada estaremos abocados a quedarnos solos.
Mirar es diferente de ver. Mirar tiene una intencionalidad. Una mirada que cree en las personas, las hace ser mejores. Una mirada empática con el mundo te lleva a la acción. Pero no sólo miramos con los ojos, miramos con todos los sentidos: dirigimos nuestros ojos, nuestros oídos, la atención con todo nuestro cuerpo. Y la mirada es también la escucha. Una escucha activa con todo nuestro ser, con nuestra vista, nuestro oído, nuestros gestos, nuestra palabra, una conexión auténtica que dé protagonismo y confianza a la persona escuchada: “durante unos minutos, el 100% de mi persona está contigo, porque tú eres lo más importante en este momento”.
Nuestro trabajo en este tema es educar la mirada de nuestros profesores, nuestros directivos, nuestros alumnos, nuestros centros. Una mirada que les enriquezca por dentro, que siembre positividad y cambie el mundo.